Una eliminatoria a brazo partido

Los Asleep at the Wheel, ganadores de nueve premios Grammy, cantan a Texas con sus sombreros vaqueros mientras calientan los tenistas. "Y estamos felices de que no jueguen al aire libre", se ríe Ray Benson, el cantante, un maestro del country, porque en Austin el termómetro se aprieta constantemente hacia los 40 grados, húmedo el ambiente y heroico cualquier paseo. Es el espectáculo que rodea a los cuartos de final de la Copa Davis, todo un Estados Unidos-España. La eliminatoria, sin embargo, no necesita de aditivos. Merece todos los focos. Ausente Rafael Nadal, se enfrentan tres de los diez mejores tenistas del mundo; se juega en un precioso estado circular que vendió todas las entradas en menos de una hora; y se esperan unos duelos peleados a brazo partido, como lo indican las señas de identidad de los protagonistas, hombres de verdad competitivos.

Mardy Fish, el número ocho, abrirá mañana (21.00, Teledeporte) el cruce contra Feliciano López, el número 31. A continuación, jugarán Andy Roddick, el número diez, contra David Ferrer, el número seis. El sábado, será el dobles (21.00, Teledeporte): los hermanos Bryan contra Feliciano López y Fernando Verdasco. El domingo, desde las 21.00, Fish jugará contra Ferrer y Roddick contra López. Los dos capitanes pueden cambiar sus nominaciones hasta pocos minutos antes de los encuentros.

La selección es el mejor equipo del siglo XXI: le alumbran cuatro títulos y otra final en diez temporadas. El pasado curso, sin embargo, cerró su participación con un sonrojante 5-0 en su visita a Francia, resultado que no se había producido en más de 50 años. Austin es una oportunidad para medir hacia dónde va este equipo, que tantos triunfos ha logrado: unido en el plan común de intentar asaltar de nuevo el título a medio plazo, o convencido de que las dificultades del exigente calendario del tenis obligan a la mayoría a priorizar y concentrarse en sus carreras individuales.