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FÚTBOL

500 más y lo deja

A los 32 años, Carles Puyol vive y juega con la ilusión de juvenil

El l2 de octubre de 1999, en Zorrilla, el Valladolid recibió al Barcelona. En el minuto 67, Louis van Gaal sustituyó a Simão y dio entrada a Carles Puyol (La Pobla de Segur, 1978). Desde entonces, aquel chaval de 21 años que solo unos meses antes estuvo a punto de irse a jugar al Málaga porque no tenía sitio en el filial, ha disputado 339 partidos de Liga, 11 de Champions, 38 de Copa, 6 de España, 2 de Europa, 4 de Mundial de clubes. O sea, 500 partidos con la camiseta del Barcelona en los que ha dejado la huella de un futbolista sin par.

El día que Puyol debutó con el Barcelona, con el 32 a la espalda, Guardiola estaba sobre el césped, con el 4, claro. "Han pasado más de 10 años, pero ha cambiado poco. Básicamente ahora es más jugador porque tiene más confianza que aquel chaval que acababa de subir al primer equipo", admite Guardiola. Aunque añade: "Todo lo que desprendía cuando debutó con Van Gaal lo sigue teniendo ahora. No hay entrenamiento en el que no sea el que más se esfuerza. Es capitán y lo demuestra con hechos".

Guardiola sabe que solo Migueli (549) y Xavi (541) han llegado a tantos partidos con la camiseta del Barça, y no le extraña. "No es fácil", dice. "Hay que estar preparado física y psicológicamente para aguantar tantos años, y en un club como este, es muy difícil aguantar tantos años". El técnico tiene muy clara la principal razón que justificaría que Puyol haya recorrido un camino tan largo: "Ha entrado en la historia por cómo se cuida y por cómo se entrena. Precisamente por eso, le quedan muchos años todavía", sostiene el técnico de Santpedor. Y concluye: "Por muchas razones, Puyol es el ejemplo".

Zubizarreta, director deportivo del Barcelona, insiste: "Es imposible resumir en una frase lo que significa Puyol para el Barça. Es implicación plena en una idea, en un club, en un proyecto. Puyol personaliza esas cosas de las que hablamos mucho y no se ven. Cuando aseguramos que un club como este representa valores intangibles, que atienden a los sentimientos, un jugador como Puyol los humaniza".

Xavi, que ha crecido con Puyol en el Barcelona y en la selección, suele explicar que tenerle cerca le genera confianza: "Sabes que no te puede pasar nada malo". Y añade: "Puyi te hace mejor jugador y mejor persona. Verle en el campo, detrás de mí, me tranquiliza; tenerle a mi lado me obliga a ser mejor". Iniesta no duda: "Es un tío que se cuida al cien por cien, es el profesional perfecto. Puyol es un superhombre", le reconoce el volante manchego, para el que el capitán es un referente.

Puyol, siendo niño, se tiró del balcón de su casa familiar vestido de Supermán, porque quería volar. Será por ese carácter por lo que alcanzó su sueño de jugar en el Barcelona. "Los había mejores, pero nadie le ponía tantas ganas, no vi uno igual", dijo un día Oriol Tort, forjador de la cantera azulgrana y el hombre que validó la llegada del entonces centrocampista a La Masía.

"Conmigo Puyol ha tenido detalles inolvidables. De él solo he recibido apoyo y ayuda. No tenía por qué perder el tiempo conmigo y lo ha hecho, en el Barcelona y en la selección", admite Busquets. Le da la razón el internacional del Villarreal, Santi Cazorla: "Es un líder porque contagia. Y siempre tiene una palabra de ánimo cuando la necesitas".

"Puyol es algo más que un simple compañero. Es mi amigo y mi ejemplo", insiste Piqué, que nunca ha escondido cuánto ha aprendido de Puyol. "Tiene una inmensa capacidad de concentración, vive los partidos con una intensidad enorme. Yo era un poco más inconsciente, pero jugando a su lado he aprendido mucho: no te da tregua", admite. "Otra cosa es cuando termina el partido", bromea; "ahí ha aprendido mucho de mí", dice entre carcajadas. En el fondo, no le falta razón. Hay un Puyol que ya no existe, tenso, malhumorado, quisquilloso, "un agonías" reconocen quienes le conocieron antes del 2007, el año que cambió su vida. Hoy, a los 32 años, todo indica que Puyol ha empezado a disfrutar del privilegio de ser un elegido. "La verdad, parece un juvenil: siempre está contento, se ha enamorado... ha aprendido a disfrutar", cuentan en el vestuario. Él tampoco lo ha negado nunca.

Hay un antes y un después de 2007 en la vida de Puyol. Ese año murió su padre cuando él viajaba a A Coruña a jugar un partido. Se le partió el alma. El mal año del equipo no ayudó a sobrellevarlo. Solo le faltó lesionarse en la última jugada del último partido de una temporada nefasta, en un amistoso en Sudáfrica. Tocó fondo. Fue la gota que colmó el vaso. Tiró de él Raúl Martínez, fisioterapeuta de la selección: "Vino a Barcelona y me metió una bronca espectacular. Me hizo reaccionar, empecé a tratar de estar más alegre, de no agobiarme por todo".

En junio de 2008 ganó la Eurocopa, llegó Piqué y Guardiola cogió al equipo. Desde entonces, Puyol es otro. "He aprendido a vivir del fútbol sin tanta angustia", confiesa. "Entendí que el trabajo y la profesionalidad no están reñidos con divertirse. No es que viviera amargado, pero estaba pendiente de demasiadas cosas, algunas absolutamente irrelevantes, que me impedían ver lo importante, no solo en el juego, también en el vestuario y en la vida. Ahora lo paso mejor, lo disfruto más porque he aprendido a vivir el fútbol sin tanta angustia", dijo en Sudáfrica.

Un ejemplo lo demuestra. El sábado pasado, tras el partido , en el vestuario, Valdés y Xavi se arrancaron: "Un aplauso por Puyol, que cumple 500 partidos", pidieron al grupo. La ovación fue atronadora. Lejos de ponerse tenso, dijo el capitán: "Tranquilos, estoy a la mitad de mi carrera". Luego, ante las cámaras de Barça TV, relativizó: "Muchos jugadores lo pueden conseguir. Valdés, por ejemplo, está cerca. Otros, como Iniesta, también llegarán pronto a los 500 partidos. Y estoy convencido de que gente tan joven como Leo Messi, Sergio o Piqué también llegarán".

Para Puyol, solo hay una clave: "Tener ilusión, entrenadores que confíen en ti, que te respeten las lesiones, y sobre todo, tener un equipo tan bueno como el que tenemos. No me planteo nada más allá del presente, ni los partidos que llegaré a jugar ni los años que seguiré jugando. Lo que intento es seguir mejorando cada día y disfrutar de este deporte". Palabra de superhombre.

Carles Puyol, en un entrenamiento del Barcelona.
Carles Puyol, en un entrenamiento del Barcelona.VICENS GIMÉNEZ

13 títulos y 26 centrales

Desde que Louis van Gaal apostó por aquel peludo y corajudo futbolista, Puyol ha marcado nueve goles y ha evitado muchísimos más. Y no han sido pocos los centrales que ha visto pasar por el equipo: Abelardo, Frank de Boer, Dehu, Christanval, Anderson, Oleguer, Márquez, Mario, Rodri, Thuram, Cáceres, Víctor Sánchez, Piqué, Milito y Chigrinski. Hay más: los hubo que, no siendo especialistas, pasaron algun momento por su lado: Petit, Reiziger, Cocu, Gerard, Motta, Edmilson, Touré y Abidal se han situado en momentos puntuales en el eje defensivo.

Además, han debutado Muniesa, Fontàs y Bartra. Más centrales que títulos, y no han sido pocos. Con el Barcelona, 13: cuatro Ligas, dos Copas de Europa, un Mundial de Clubes, una Copa del Rey, cuatro Supercopas de España y una de Europa. Puyol también ha jugado 93 partidos con la selección, con la que es campeón del mundo y de Europa, y ha marcado tres goles. Al finalizar el Mundial de Sudáfrica, el central se planteó dejar la selección: el miércoles jugará en Portugal.

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