Investigado un hombre por echar agua a unas pinturas rupestres de 6.000 años: quería sacarles mejores fotos para Facebook
Los hechos, cometidos en yacimientos de la Sierra Sur de Jaén, han sido detectados por el Seprona de la Guardia Civil. La difícil accesibilidad de estos conjuntos es el principal motivo para su desprotección
El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha investigado a un vecino de Los Villares (Jaén) por un delito contra el patrimonio histórico tras haber vertido agua sobre un yacimiento rupestre para tener mejores fotografías que subir a las redes sociales. Los agentes iniciaron la investigación el pasado mes de mayo, cuando advirtieron la publicación de fotografías de pinturas rupestres mojadas, explicitando su ubicación, en un perfil público de la red social Facebook. En las fotografías se aprecia que se ha vertido agua sobre las pinturas con la intención de obtener una imagen más nítida, según informa la Guardia Civil. Hace tres años unos excursionistas alertaron de los daños en otro yacimiento en el parque natural de Despeñaperros, que había sido pintado con spray.
El presunto autor de los daños, un hombre de 39 años, ha sido investigado por un delito contra el patrimonio histórico, actuando de forma imprudente, en reiteradas ocasiones, causando daños en varias pinturas ubicadas en diversos yacimientos de la Sierra Sur de Jaén. La Unesco declaró en 1998 Patrimonio Mundial un total de 69 yacimientos de arte rupestre prehistórico de los estilos levantino y esquemático, en las sierras de Jaén, Granada y Almería. Se trata de pinturas en abrigos poco profundos y en paredes verticales con más de 6.000 años y que están consideradas las primeras expresiones artísticas del hombre.
La provincia de Jaén es uno de los territorios que más está sufriendo los actos vandálicos y el expolio de este patrimonio. El entorno del parque natural de Despeñaperros es, sin duda, el lugar donde la acción de los vándalos más daño hace a los conjuntos rupestres.
Es el caso de las pinturas de las Vacas del Retamoso, en Santa Elena (Jaén), que hace tres años fueron gravemente dañadas con un espray. “Dañaron la pintura rupestre más emblemática y la principal seña de identidad de nuestro parque natural, una pintura con miles de años de historia”, lamentó el alcalde de Santa Elena, Ramón Coloma.
En concreto, el espray o grafiti se descubrió sobre la pintura que lleva por nombre Las sacerdotisas o Los chamanes, que reflejan dos figuras humanas con una máscara practicando un supuesto ritual funerario. Los expertos creen que se trata de uno de los grupos más importantes de todo el arte esquemático. Entre los rituales que aparecen en estas pinturas destacan los relacionados con los motivos ramiformes, frecuentemente acompañados de cérvidos, respectivamente representativos del mundo vegetal y animal y de una naturaleza que se renueva cíclicamente, según se expone en un estudio del Instituto de Estudios Giennenses (IEG) de la Diputación de Jaén.
Amenaza para el patrimonio
Los actos vandálicos se han convertido en la principal amenaza de este patrimonio. La difícil accesibilidad de estas oquedades, en lugares dispersos y zonas rocosas, es el principal caldo de cultivo para el vandalismo. Los alcaldes reclaman medidas de protección de unos conjuntos que están declarados como Bien de Interés Cultural por la Ley 18/85 de Patrimonio Histórico Español.
Las pinturas rupestres situadas en los abrigos del Alto Guadalquivir, de los que forman parte los yacimientos afectados en la Sierra Sur de Jaén, se presentan en buena parte sobre roca caliza que contiene sales solubles en agua. Al aplicar agua sobre las pinturas, las sales se disuelven y cuando el agua se evapora, las sales se precipitan sobre la superficie, cubriendo las pinturas con una costra blanquecina, ocultándolas o destruyéndolas cuando la disolución afecta también al pigmento que ya es uno con la roca, causando un daño irreparable.
Buena parte de las pinturas rupestres se concentran en las inmediaciones de Los Órganos, uno de los lugares más destacados del desfiladero de Despeñaperros, donde se alza un conjunto de enormes columnas de roca que asemejan a los tubos de un órgano de una catedral. Aumenta la belleza de este paraje el contraste cromático del gris de las rocas con el intenso amarillo y anaranjado de las diferentes especies de líquenes.
Aunque la Junta de Andalucía (competente para preservar estos yacimientos dentro de los parques naturales) anunció ayudas para intentar recuperar estas pinturas, lo cierto es que los ayuntamientos se vienen quejando de la falta de un plan integral de protección y conservación que ponga fin a los continuos actos vandálicos. El alcalde de Aldeaquemada, Manuel Fernández, ha venido reclamando ayuda institucional para la preservación de estas pinturas al tiempo que admite la falta de recursos municipales para preservar un legado de esta dimensión. “No tenemos medios para poner un vigilante en cada yacimiento”, dice.
Babelia
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