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La chilena Diamela Eltit, premio FIL de Literatura 2021

La autora obtiene el galardón en reconocimiento al conjunto de una obra en la que conviven la experimentación y el compromiso político

La escritora chilena Diamela Eltit.
La escritora chilena Diamela Eltit.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

La novelista chilena Diamela Eltit se ha alzado con el premio FIL de Literatura 2021 este viernes. La autora de Jamás el fuego nunca, nacida en Santiago de Chile en 1949, ha recibido este galardón dotado con 150.000 dólares que se entrega en reconocimiento al conjunto de una obra. La autora se ha alzado con unanimidad en la votación del jurado que estudió las 71 postulaciones de siete países distintos, según ha detallado Lorena Amaro Castro, representante del jurado del Premio FIL de Literatura 2021. “Por la profundidad de su escritura única que renueva la reflexión sobre la literatura, el lenguaje y el poder en el cambio de siglo. Una voz trazada con los cuestionamientos más urgentes de la época contemporánea en tiempos de pandemia, migraciones, depredación y devastación ambientales”, ha señalado sobre la trayectoria de Eltit. El jurado coincidió en que su obra “trasciende las convenciones literarias” para dialogar con la visualidad, la critica, el feminismo, el psicoanálisis y las teorías contemporáneas poshumanistas.

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En su país natal, Eltit se dio a conocer antes como artista plástica que como escritora durante la dictadura de Augusto Pinochet al ser parte del Colectivo de Acciones de Arte (CADA) junto al poeta Raúl Zurita, el sociólogo Fernando Balcells y los artistas Lotty Rosenfeld y Juan Castillo. En 1980, la entonces joven de 23 años se presentó con un trapo y un balde en una calle de la capital chilena célebre por sus prostíbulos y empezó a limpiarla. Un registro fotográfico de la performance está hoy en la colección del Museo Reina Sofía de Madrid. “No era un grupo homogéneo, había muy pocos colectivos y artistas en aquel páramo. Defendíamos territorios frente a la nada”, recordaba la novelista en una entrevista con EL PAÍS. Aún hoy es una de las voces más críticas con el régimen militar que gobernó Chile entre entre 1973 y 1990.

En 1983 llegó su debut literario, Lumpérica. Le siguieron Por la patria (1986), El cuarto mundo (1988), El padre mío (1989) y Vaca Sagrada (1991). El nombre de Eltit cruzó definitivamente las fronteras de su país con Jamás el fuego nunca (2007), título publicado por primera vez en España en 2012 por Periférica. El título toma prestado un verso de César Vallejo para contar la claustrofóbica historia de una mujer enclaustrada que habla a su compañero sobre un pasado de revoluciones fracasadas e hijos muertos. La novela fue escogida por Babelia entre los 25 mejores libros en español de los últimos 25 años.

Otra de sus novelas más aclamadas fue Impuesto a la carne (2010) una sórdida y lúcida metáfora de los años de represión en Chile y el resto de América Latina a través del vínculo entre una madre y una hija confinadas en un hospital. Maltratadas por médicos, enfermeros y fans, con todo un país en contra, se aferran una a la otra.

El mundo de la locura y su tratamiento lo había explorado a fondo en El infarto del alma (1994) un viaje poético y visual con el que Eltit volvió a acercarse al mundo del arte junto a la fotógrafa Paz Errázuriz. La idea nació en 1992, después de que la novelista viese una serie fotográfica de Errázuriz sobre parejas que vivían recluidas en un manicomio. Tras la lectura de numerosos libros de hospitales del siglo XIX, escribió desde México este libro que cuestiona los límites indefinidos del amor y la locura.

Hoy, a sus 72 años, cuenta con más de una veintena de obras publicadas en las que despliega un universo propio en el que conviven la experimentación y el compromiso político. Eltit, conocida por sus ficciones, es también autora también de libros de ensayos como Emergencias: escritos sobre literatura, arte y política (Planeta-Ariel, 2000), Signos vitales (2008) y Réplicas (2016).

A lo largo de su carrera, ha compaginado la literatura con la docencia, tanto en Chile como en Estados Unidos. “Enseñar me obligó a escuchar y a leer de manera sistemática. De mis estudiantes, a lo largo del tiempo, he recibido muchos comentarios excepcionales, recomendaciones de lecturas y críticas a mis métodos que me han parecido pertinentes”, aseguraba sobre el vínculo entre la enseñanza y la literatura. Actualmente es profesora titular en la Universidad Tecnológica Metropolitana y Distinguished Global Professor de la Universidad de Nueva York.

El premio otorgado por la FIL demuestra el idilio del país mexicano con la novelista chilena, que un año atrás ganó el premio Carlos Fuentes a la creación literaria. La Universidad Nacional Autónoma de México y la Secretaría de Cultura le otorgaron entonces ese reconocimiento por “su compromiso con la reinvención del lenguaje y la transgresión, sin perder de vista la dimensión ética y política”.

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