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El Teatro Real cierra su temporada más atípica con un ‘thriller’ operístico

El coliseo madrileño pone el broche final con una ‘Tosca’ trepidante y muy cinematográfica

Una escena de 'Tosca' en su estreno en el Liceu de Barcelona en 2014, con Sondra Radvanovsky en el papel de Tosca.
Una escena de 'Tosca' en su estreno en el Liceu de Barcelona en 2014, con Sondra Radvanovsky en el papel de Tosca.Antoni Bofill
Raquel Vidales

El Teatro Real de Madrid ha decidido cerrar esta atípica temporada marcada por la pandemia con uno de los títulos más populares del repertorio operístico, Tosca, de Puccini, con puesta en escena de Paco Azorín y dirección musical de Nicola Luisotti. Parece un tópico aludir a la popularidad de este título a estas alturas, pero Luisotti ha querido remarcar especialmente esa cualidad en la presentación de la producción este viernes en el coliseo madrileño, recordando una anécdota que tiene relación con su propia historia personal. El músico se crio en el pequeño pueblo toscano de Bargecchia, donde años antes había pasado largas temporadas Puccini, que quedó prendado del sonido de las campanas de la iglesia de San Martino: tanto que decidió insertar esas notas al final del primer acto de Tosca. Cuando en 1940 las fuerzas fascistas quisieron fundir esas campanas para construir cañones, el párroco de la iglesia consiguió convencerles de que no lo hicieran demostrándoles que era verdad que habían servido de inspiración para esa obra. “La devoción de los italianos por Tosca se impuso sobre las ansias de victoria”, ha subrayado Luisotti.

¿Por qué esa devoción? Luisotti tiene clara la respuesta: “Por su extrema veracidad. Antes de Puccini y de Verdi la ópera era una cuestión sobre todo estética. Verdi empezó a introducir temas políticos o sociales y Puccini en esta ópera alcanzó un grado de verismo a la altura del cine. Después de Tosca vino Hollywood”. Paco Azorín, por su parte, considera que es una ópera perfecta: “Hay obras que musicalmente son una maravilla pero que argumentalmente no se sostienen, o viceversa. En Tosca, música y acción van de la mano. Tiene pasión, amor, celos, violencia, política, muerte. Y mucha acción: todo se desarrolla en 24 horas a ritmo trepidante. Es un thriller y así lo hemos trasladado a la escena”.

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El Real ofrecerá 16 funciones de esta ópera entre el 4 y el 24 de julio. Es una coproducción con el Liceu de Barcelona y el Maestranza de Sevilla que fue estrenada en 2014 en el coliseo catalán y un año después en el andaluz, aunque Azorín ha actualizado la dramaturgia y algunos figurines. Su puesta en escena está concebida, en efecto, como un thriller cinematográfico que sumerge al espectador en la atmósfera revolucionaria de la época napoleónica. La escenografía, firmada por el propio Azorín, enmarca al principio la acción en una iglesia y después le da la vuelta para mostrar lo que ocurre detrás del altar. Ahí es donde el poder teje sus hilos, en este caso a través del perverso Scarpia, uno de los grandes malos de la historia de la ópera, de cuya crueldad serán víctimas la diva Tosca y su amante Mario Cavaradossi.

Tres grandes voces experimentadas en estos papeles encabezan el primer reparto de la producción del Teatro Real: la soprano Sondra Radvanovsky en el papel de Tosca, el tenor Joseph Calleja como Cavaradossi y el barítono Carlos Álvarez encarnando a Scarpia. Se alternarán en las siguientes funciones con las sopranos Maria Agresta y Anna Netrebko, los tenores Michael Fabiano, Yusif Eyvazov y Jonas Kaufmann y los barítonos Gevorg Hakobyan y Luca Salsi.

A todos ellos el director de escena les lanzó un reto al comienzo de los ensayos: acercarse a esta obra tantas veces representada como si fuera la primera vez. “He querido quitarle el polvo de la tradición para que el espectador de hoy pueda disfrutarla con ojos nuevos”, ha explicado Azorín. Álvarez lo ha concretado así: “Me dijo que pensara en Scarpia no solo como un malvado, sino como un hombre enamorado. Eso ha cambiado completamente mi manera de interpretarlo y me ha permitido romper con el estereotipo que arrastra este personaje desde siempre. Recuerdo que en 1977 participé como niño cantor en una producción de Tosca en el teatro Cervantes de Málaga, mi ciudad. Respondiendo al estereotipo, al barítono que interpretaba a Scarpia le habían puesto una cicatriz que le cruzaba la cara. Eso es lo que queremos evitar”.

La soprano Sondra Radvanovsky se ha acercado a Tosca de la misma forma. “Ella es una diva de ópera, la máxima encarnación de la prima donna. Pero en el fondo también es simplemente una muchacha que tiene un don. Con esta premisa, que intento aplicarme también a mí misma, he intentado construir el personaje más desde su humanidad que desde su divismo”, ha afirmado la cantante este viernes.

Aprovechando la popularidad de este título, el Real retomará por primera vez desde que estalló la pandemia su proyecto de retransmitir una de las funciones en grandes pantallas colocadas en el exterior del coliseo. Será el 10 de julio, con el aforo limitado pero gratuito, previa solicitud a través de la web de la institución. Ese mismo día se emitirá también en la plataforma My Opera Player, el canal de Youtube del teatro y el de RTVE. A las 23 horas del día siguiente podrá verse en La 2.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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