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María Sánchez: “Todas las palabras nos pueden contar historias”

La escritora y veterinaria publica 'Almáciga' (Planeta), un glosario poético de palabras del medio rural en riesgo de extinción

SETANTA

Veterinaria y escritora, María Sánchez (Córdoba, 1989) da voz en sus libros al mundo rural, especialmente a sus mujeres. Tras Cuaderno de campo y Tierra de mujeres, ahora publica Almáciga (Planeta), un glosario poético de palabras del medio rural en riesgo de extinción.

¿Cuándo y por qué empezó a recolectar palabras?

Hace ya casi tres años. Trabajando en el campo por todo el país empecé a darme cuenta de lo bonito que era, por ejemplo, cómo se llamaba a un apero en una región, o cómo cambiaba el nombre de un pájaro solo cruzando una sierra. También porque muchas, al oírlas, parecían de una lengua forastera. Me hacían sentir como si yo fuera de otro lugar y otro tiempo porque no las conocía ni las entendía. Me gusta la idea de recuperarlas y nombrarlas para que no se pierdan, y para que también se ponga en valor todo el patrimonio y la cultura que hay en nuestros medios rurales.

Ha elegido la palabra “almáciga” para titular su libro por su significado simbólico de “vivero”, pero ¿cuál es su favorita entre las que aparecen en el glosario?

Sí, la imagen de una especie de lazareto para que las palabras brotaran y cogieran fuerza antes de trasplantarlas al huerto me parecía muy semejante a la idea del libro. Me gustan muchas, pero me viene seher, una palabra que no aparece en el diccionario y que se usa para llamar al viento de las mañanas que se cree que ayuda a las plantas a desarrollarse y crecer.

¿Y cuál eliminaría del diccionario de la RAE?

Ninguna, creo que todas nos pueden contar historias que hay detrás de ellas y recordar de dónde venimos, y plantearnos también, por qué no, a dónde no queremos ir.

La mayoría de esas palabras nombran objetos o tradiciones casi extinguidas. Qué desaparece primero, ¿la palabra o su referencia?

Muchas de estas palabras siguen existiendo en el diccionario, pero no aparece la acepción ligada al campo. Otras están ligadas a ciertos oficios que se encuentran en peligro de extinción. Depende del caso, hay veces que nos encontramos con una palabra que desaparece por completo y en otras sobrevive pero con una acepción diferente de la que se conocía en el medio rural.

En sus libros usted reivindica y visibiliza el papel de las mujeres en el mundo rural. ¿Las palabras también tienen género?

Es curioso, porque, a fin de cuentas, las palabras se eligen. Y aquí quizás, más que en la palabra, deberíamos cuestionarnos sobre quién las escoge, las nombra, las escribe… desde qué género, clase social, espacio, privilegios, medios.

¿Qué libro tiene en su mesilla de noche?

Muchos. Estoy leyendo ahora Baba Yagá puso un huevo de Dubravka Ugrešic; pequeñas mujeres rojas, de Marta Sanz, y Dime una adivinanza, de Tillie Olsen. También estoy releyendo Los líquidos íntimos, de Olga Novo, y Memorias dun neno labrego, de Xosé Neira Vilas.

Recomiéndenos uno que se desarrolle en un entorno rural.

Invierno, de Elvira Valgañón. Lo publicó Pepitas de Calabaza en 2017.

¿Uno que no pudiera terminar?

Tengo facilidad para olvidar los libros que abandono.

¿En qué película se quedaría a vivir?

Mi director preferido es Bergman, pero no viviría en ninguna de sus películas. Me hubiera encantado formar parte de Cave of Forgotten Dreams, de Werner Herzog.

¿Qué canción o tema musical elegiría como autorretrato?

“Mírenme a la vida vuelvo ya”. Es un verso de El pájaro, de Lhasa de Sela.

¿Qué está socialmente sobrevalorado?

La inmediatez.

¿A quién le daría el Premio Nacional de Literatura?

Ay, no sé si tomarme esto a broma o en serio.

'Almáciga'

Autor: María Sánchez


Editorial: GeoPlaneta. 2020


Formato: Cartoné. 208 páginas


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