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Las pintoras que no irán al Prado

El cierre de los museos ha dejado las grandes exposiciones de la temporada en suspenso. ‘Babelia’ las rescata a través de una visita virtual. La primera: ‘Las invitadas’, en el Museo del Prado

Detalle de 'Autorretrato de cuerpo entero' (1912), de María Roësset.
Detalle de 'Autorretrato de cuerpo entero' (1912), de María Roësset.Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Después de dos años de intensos preparativos y con más de 100 obras listas para ser ubicadas en las paredes, las mujeres artistas que, de manera masiva, iban a ocupar el lugar que les corresponde en el Museo del Prado tendrán que seguir esperando. Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931) tendría que haberse inaugurado el 31 de marzo, pero no ha podido ser. Como una cruel metáfora de lo que que ha sido el desprecio y olvido hacia el arte creado por mujeres, el despiadado virus ha conseguido que su confinamiento prosiga. La que estaba llamada a convertirse en la exposición de la primavera y verano en España tendrá que esperar, seguramente, hasta el otoño.

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'Las invitadas': una selección de obras de la muestra

La exposición, comisariada por Carlos G. Navarro, experto en pintura del XIX, se mueve entre los reinados de Isabel II y de su nieto, Alfonso XIII. El centenar largo de obras que la integran explica cuál ha sido el papel de las mujeres artistas en ese período a través de la pintura y de otras disciplinas artísticas como la escultura, el dibujo, el grabado, la fotografía, las miniaturas, el bordado o el cine. Casi todas las obras recogidas en la muestra son propiedad del museo y hasta ahora se encontraban almacenadas en depósito fuera de la sede principal.

A la espera de su futura inauguración, el itinerario de la exposición está listo. La primera obra del recorrido es una perfecta imagen del desprecio hacia la mujer artista. Es una escena familiar pintada por la granadina Concepción Mejía de Salvador. Procedente del Reina Sofía, la tela está tan deteriorada que apenas se reconocen los personajes y no se podrá restaurar porque no existe documentación sobre el cuadro. Es poco más que un borrón que sirve para adentrar al espectador en una historia interesada sobre el alejamiento de la mujer artista a lo largo del XIX y la primera parte del XX. Extendida por dos salas del edificio Jerónimos, la muestra se divide en ocho secciones. El comisario Carlos G. Navarro cuenta que hay una primera parte de pinturas firmadas por hombres con la que se construye la historia oficial, con obras hechas por varones para el adoctrinamiento del Estado. Cuando aparece la mujer, siempre a modo de invitada, es para ensalzar el ambiente de casticismo histórico donde la novia, madre o hija son algo tan pomposo como mustio.

Ya en la segunda parte, aparecen obras hechas por mujeres que, en muchas ocasiones, tuvieron que firmar con seudónimo, meras iniciales o el nombre del marido. Hay algunas curiosidades como la versión de la Virgen del pajarito hecha por Isabel II. Pero sobre todo hay importantes descubrimientos como Antonia de Bañuelos, retratista de la nobleza europea, María Roësset, de quien se ha podido recuperar un espléndido autorretrato de cuerpo entero o Julia Alcayde Montoya, de la que se mostrará algunos de los bodegones con los que consiguió ser galardonada en los concursos artísticos de la época. Pero, más allá de las obras, el comisario mantiene que lo más fascinante de la exposición será el poder mostrar que el afán de bohemia del XIX está en las vidas de las mujeres artistas. “Fueron heroínas con aura de perdedoras. Pese a saber que tenían todas las de perder, dedicaron su vida a la causa del arte”, señala Navarro. La exposición se cerrará con una joya de la historia del cine filmada por una directora pionera como Alice Guy Blaché en 1896: La Fée aux Choux (o El hada de los repollos), un cuento de hadas francés donde se dice que los niños nacen en repollos y las niñas en rosas.

Primer vistazo: Selección de obras de la exposición Las invitadas, en el Museo del Prado (Madrid).

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