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“La tumba de Cleopatra está en la ciudad de Alejandría, bajo el agua”

El egiptólogo, que busca el sepulcro de Nefertiti, ha acabado una ópera sobre Tutankamón que arranca con el intento de asesinarlo de niño

Jacinto Antón
El egiptólogo Zahi Hawass, retratado el jueves en Madrid
El egiptólogo Zahi Hawass, retratado el jueves en MadridAndrea Comas

El hombre teme al tiempo pero el tiempo teme a las pirámides, y las pirámides temen a… “¡Zahi Hawass!”. El propio egiptólogo, el más famoso del mundo, acaba con una sonora carcajada la frase, un dicho popular en el mundo de la disciplina. Hawass ( 1947), que hoy no lleva sombrero, se ha puesto de buen humor con la conversación y aunque sigue mostrando un carácter fuerte y acostumbrado al mando digno de un comandante de carros del faraón (o incluso del propio faraón), presenta su cara más amable. Se encuentra en Madrid con motivo de la exposición Tutankamón: la tumba y sus tesoros, compuesta por réplicas del sepulcro y los objetos hallados en él (hasta el 19 de abril en Ifema), y en ese contexto ofrece el sábado una conferencia sobre sus últimos descubrimientos.

Aunque, tras haberlo sido todo en Egipto en el campo de la arqueología, ya no ostenta ningún cargo oficial, Hawass sigue en el centro de la egiptología mundial y sus recientes excavaciones en el exclusivo Valle de los Reyes (Luxor) han despertado enorme interés, al igual que lo hacen sus opiniones sobre todo lo relacionado con la actividad en este campo. Busca, en ambos ramales del valle, el este y el oeste (valle de los Monos), tumbas de época amarniana (fin de la dinastía XVIII, hace 3.350 años), especialmente las de las reinas Neferiti y Ankesenamón, la esposa de Tutankamón. Ha hallado una que denomina KV 65 (la denominación de las tumbas del Valle de los Reyes lleva las letras KV, por King Valley, y el número de hallazgo); la KV 62 es la de Tutankamón, la KV 63 el depósito de momificación hallado por Otto Schaden en 2006 y KV 64, el sepulcro de la cantora del templo Nemes Bastet, hija de un sacerdote, encontrada por en 2012 por una misión de la Universidad de Basilea. ¿Es la tumba de Ankesenamón KV 65? “No, en ella hay material de construcción de tumbas, herramientas, cerámica, material de momificación, semillas, parece un almacén como KV 64, pero más grande. Estamos pendientes de ver qué sale”. Entonces, la de la mujer de Tutankamón… “Creemos que la de Ankesenamón debe estar cerca de la de Ay, con el que se casó tras morir su marido y frustrase la operación de conseguir como esposo un hijo del rey hitita. De momento henos encontrado una interesantísima zona industrial, que servía para los trabajadores que acampaban en el área durante su labor en las tumbas. Entre los muchos hallazgos hay material para decorar sarcófagos y pozos con residuos de un taller de momificación”.

“Tenemos muy probablemente las momias de Nefertiti  y Ankesenamón, pero no sus tumbas”

La reina de Tutankamón sin embargo no estaría en el sepulcro, porque Hawass la identifica con una de las dos momias de mujer, la descabezada, hallada por Belzoni en 1817 en otra tumba, la KV 21. “Tenemos que hacer más pruebas, pero los análisis de ADN muestran que esa mujer es la madre de los dos fetos hallados en la tumba de Tutankamón”. La otra momia, afirma, sería nada menos que Nefertiti. Lo que quiere decir que su tumba, desconocida, también estaría sin ocupante. Como se ve, la búsqueda de reinas perdidas no se realiza solo sobre el terreno sino en los almacenes.

“En un mes iniciamos un nuevo proyecto de estudio de momias que nos va a dar información decisiva”, asegura Hawass. ¿Cómo ve él el cuadro de parentesco de la familia de Amarna (por la nueva capital que creó el faraón Akenatón), quizá el puzle más apasionante de la historia de Egipto? “Amarna es como una sombra que no tiene fin, pero mis excavaciones van a arrojar más luz, seguro. Yo creo que Nefertiti reinó como corregente de su marido Akenatón y luego fue faraón ella misma, por eso desaparece de repente del registro, porque toma otro nombre”. ¿Y quién fue la madre de Tutankamón? Hawass ya no habla de Kiya, la supuesta esposa secundaria extranjera de Akenatón. “Los indicios apuntan a que fue una hermana de su padre Akenatón, es decir una de las hijas de Amenofis III, que quizá cambió su nombre”. Eso significaría aún más consanguinidad en la familia y en el matrimonio de Tutankamón con Ankesenamón, que era su medio hermana y ahora sería también su prima hermana. No es raro que su descendencia se malograra, y que la gente encuentre un galimatías el árbol genealógico.

Imagen de la exposición de réplicas de la tumba de Tutankamón que apadrina Hawass, en Ifema.
Imagen de la exposición de réplicas de la tumba de Tutankamón que apadrina Hawass, en Ifema.

¿Hay algo nuevo con Tutankamón? “Vamos a volver a analizar su momia en el marco del nuevo proyecto de estudio, con una máquina muy sofisticada. Veremos si tuvo una infección, lo que probaría definitivamente que murió a raíz de una herida”. Hawass sigue sosteniendo que fue en un accidente, seguramente de carro. Del polémico asunto de las cámaras secretas en la tumba del joven faraón, recalca que, desde el primer día, nunca se creyó nada. “Pensar que ahí al fondo estaba la tumba de Nefertiti es absurdo, los antiguos egipcios nunca bloquearían una tumba con la de otra persona. En fin, los radares ya han demostrado que no hay nada de nada”. Hawass sugiere que todo el revuelo se montó porque Nefertiti vende mucho y los responsables de antigüedades mordieron el anzuelo del autor de la teoría, Nicholas Reeves.

¿Y en la Gran Pirámide?, ¿puede haber cámaras secretas?, ¿quizá la verdadera cámara funeraria de Keops como el propio Hawass ha sugerido? “¿Quién sabe?, le diré que no es algo que me quite el sueño”. Ah, pero a muchos aficionados a la egiptología sí: nos quedamos detrás de aquella puerta en el conducto de ventilación en 2002. “Vamos a seguir la investigación con otro robot, a ver qué encontramos. Para hacer arqueología hay que ser muy pacientes”.

“Vamos a volver a analizar  la momia de  Tutankamón y ver si el joven faraón sufría una infección”

En cuanto a Cleopatra, Hawass es taxativo: “He dejado de apoyar la teoría de que podría estar enterrada en el templo de Taposiris Magna (a 45 kilómetros de Alejandría). Esa es la idea de la dominicana Kathleen Martínez, que excava desde 2005, y yo ya no la respaldo, he sacado mi nombre del proyecto”. Vaya, llevaba años dándole credibilidad, ¿qué ha pasado? “Había que excavar. Se ha excavado y ha quedado claro que no hay nada, Cleopatra no fue enterrada allí”. ¿Dónde pues? “En Alejandría, cerca de su palacio, en la zona que ha quedado bajo el agua” ¿Podemos encontrarla? “¿Por qué no?”. No se le ve muy apasionado. “En este momento no estoy interesado en Cleopatra, me interesa Nefertiti. Nunca hay que ir detrás de dos mujeres al mismo tiempo”. Hawas se ríe de su propia broma. “Una después de otra”.

Zahi Hawass sigue reclamando que se devuelva el patrimonio faraónico “robado”, entre el que incluye el busto de Nefertiti y la piedra Rosetta que, considera, serían un estupendo gancho en el nuevo Gran Museo Egipcio. No pide que regrese el templo de Debod —”es un regalo”—, pero sí insiste en que se lo proteja de los elementos y el vandalismo.

Las vueltas que ha dado su vida tras la Primavera árabe y su caída como Ministro de Antigüedades de Mubarak, parecen haber vuelto a Hawass más empático con Howard Carter, al que había criticado. “Era un buen arqueólogo, lo aprecio mucho. Hizo lo mejor que se podía hacer entonces. Yo hubiera hecho lo mismo. Pero, nunca puedes complacer a todo el mundo y siempre serás criticado; cuando estaba de director del área de las pirámides de Gizah alguna autoridad celosa la llamaba Hawaslandia ”. Hawass suspira. “Cuando veo mi carrera también pienso que hecho lo mejor que he podido. Me gustaría acabarla como Carter, con un hallazgo de una tumba real como el suyo”.

"Las momias solo hablan en las películas"

Las excavaciones, las conferencias, los libros, le han dejado sorprendentemente tiempo para escribir el libreto de una ópera sobre Tutankamón. "Sí, justo la he acabado, junto a Francesco Santocono. La idea es que se estrene en la inauguración del nuevo Gran Museo Egipcio, a finales de año. La música es del italiano Lino Zimbone, una colaboración como la de Mariette pachá, el gran egiptólogo, con Verdi en Aida en 1871. La haremos en la inauguración del museo y luego en Luxor cuando se cumpla el centenario del hallazgo de la tumba de Tutankamón, en noviembre de 2022. ¿Y de qué trata? "El primer acto muestra el nacimiento de Tutankamón en Amarna y a Nefertiti muy afectada porque ella solo ha dado hijas a Akenatón y ahora este niño será el rey. Consulta a un sacerdote malvado y este sugiere contactar con el enemigo rey de Kush, que les envía un asesino. El niño es salvado por el comandante Horemheb. Es un drama, como tienen que ser estas historias". Por cierto, que opina de la reciente recreación de la voz de una momia. "Es una solemne tontería, ganas de llamar la atención, como lo de la momia voladora". Pues sería un punto para su ópera. Hawass pone cara de granito. "Las momias solo hablan en las películas".

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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