_
_
_
_
_

Patrimonio saca de los almacenes del Palacio Real los tapices de Rafael

Las nueve obras que componen ‘Los Hechos de los Apóstoles’ suman 400 metros, se tejieron para Felipe II y se exponen juntos por primera vez en el 500º aniversario del artista

Galería del Palacio Real durante la presentación de los tapices elaborados por Rafael.
Galería del Palacio Real durante la presentación de los tapices elaborados por Rafael.Emilio Naranjo (EFE)

Colocados uno junto a otro, los nueve tapices que integran la serie Los Hechos de los Apóstoles sobre pintura de Rafael ocuparían 400 metros de largo. Cada pieza tiene entre cinco y siete metros de alto y en total pesan unos 400 kilos. Pero si estos números dan idea de su monumentalidad, lo más importante es que el conjunto está considerado como la obra más grandiosa de la pintura tejida, el arte que fue más valorado en el siglo XVI.

La serie, la única que sobrevive al completo, ha salido de los almacenes del Palacio Real para ser exhibida por primera vez de manera conjunta en la Galería del palacio en Madrid. Esta primera exposición temporal de Patrimonio Nacional desde el inicio de la pandemia es un proyecto con el que España se suma a los múltiples homenajes dedicados a Rafael de Urbino en el 500º aniversario de su fallecimiento en Roma, a los 37 años. La exposición, Rafael en Palacio. Tapices para Felipe II, será inaugurada el jueves por la reina Letizia y se podrá visitar hasta el 18 de abril de 2021.

Más información
Varios trabajadores colocan los tapices de Rafael en la Capilla Sixtina, en el Vaticano.
Los tapices de Rafael regresan a la Capilla Sixtina más de 400 años después

La Galería del Palacio Real de Madrid es uno de los espacios más monumentales del edificio, capaz de recrear por su estructura arquitectónica la grandiosidad de la Capilla Sixtina, el lugar para el que el papa León X encargó la primera edición de la serie de Los Hechos de los Apóstoles.

Concha Herrero, conservadora del amplio fondo de tapices de Patrimonio, es la comisaria de esta exposición. Asegura que el primer objetivo de la institución era sumarse al homenaje internacional, secundado por museos europeos y estadounidenses que conservan obras de Rafael. España no le había dedicado hasta ahora ninguna otra exposición, aunque el Museo del Prado ha colaborado con sus pinturas en la antológica organizada en la Scuderia del Quirinal en Roma, interrumpida en marzo por la pandemia y reabierta en verano con acceso restringido. “Esos cuadros proceden de las colecciones reales, de manera que participamos doblemente en los homenajes”, puntualiza Herrero.

Las nueve obras que componen Los Hechos de los Apóstoles reposan habitualmente en los depósitos de Palacio, “en posición fetal” y en unas condiciones tan óptimas que ninguno de ellos ha tenido que ser restaurado para la ocasión. Varios de ellos han salido en diferentes ocasiones de su lugar de resguardo para reforzar la pompa que requerían determinados actos de palacio, pero no forman parte de la exposición permanente que se despliega por las dependencias del edificio.

Detalle de uno de los tapices de Rafael.
Detalle de uno de los tapices de Rafael.Jaime Villanueva

En esa “vida tan privada”, opina la comisaria, puede que esté la clave de su extraordinario estado de conservación. También señala la suerte que siempre ha acompañado a estas obras. El mayor peligro que vivieron ocurrió durante el incendio del Alcázar, la Nochebuena de 1734. “Se salvaron”, cuenta Herrero, “porque habían sido trasladadas al Retiro por orden de Felipe II. Gracias al monarca, esta es la única serie que se conserva. Las demás perecieron o fueron parcialmente destruidas en diferentes incendios”.

Encargo del Papa

Tal como se detalla en las extensas cartelas de la exposición, en las que se recoge la narración de la comisaria, la serie original arranca del encargo del papa León X a Rafael para adornar la Capilla Sixtina en ocasiones especiales. El artista asumió el encargo ayudado por jóvenes aprendices de su escuela, con los que pintó con acuarela los dos ciclos narrativos que componen la serie: el de San Pedro, príncipe de los apóstoles y vicario de Cristo, y el dedicado a San Pablo, el apóstol de los gentiles. Las figuras están cargadas de una grandeza casi monumental y plasmadas de manera que cada escena es una secuencia cinematográfica.

Concluidos los cartones, el Papa quiso que su transformación en tapices se realizara en el taller de Pieter van Aelst, considerado como el príncipe de los tapiceros flamencos. El resultado fue tan espectacular que la nobleza europea se apresuró a tratar de conseguir su propia versión. Un grupo de aquellos siete cartones originales forman parte de la colección de arte de la reina de Inglaterra y se encuentran depositados en el Museo Victoria y Alberto, de Londres.

Otra muestra de la obra tejida de Rafael.
Otra muestra de la obra tejida de Rafael. Jaime Villanueva

Entre los que encargaron su propia serie, la comisaria señala a Francisco I de Francia y a Enrique VIII de Inglaterra. Ambos recurrieron a los talleres de Bruselas para lucir la obra en sus palacios. En ambos casos las series desaparecieron. La de Francisco I ardió durante la Revolución Francesa y la de Enrique VIII fue destruida en el Kaiser-Friedrich-Museum de Berlín, bajo las bombas de la Segunda Guerra Mundial.

Felipe II encargó su propia versión durante una de sus estancias en Bruselas. No quiso hilos metálicos. Solo seda y lana. En la parte superior derecha de cada paño hay un escudo sobre el que cada propietario podía reproducir sus armas, marcando así su propiedad. Felipe II prefirió que el espacio quedara en blanco, aunque especificó en su testamento que la serie no podría ser vendida nunca. No se sabe lo que pagó el rey español. Lo que sí conocemos es que Rafael cobró cien escudos de oro por su trabajo y Pieter van Aelst percibió mil escudos.

Entradas a mitad de precio

Los lugares de visita de Patrimonio Nacional han estado siempre entre los centros museísticos más frecuentados (5.652.000 personas en 2019). Pero la pandemia, con la consiguiente caída del turismo, ha vaciado de manera salvaje todos los museos del mundo. Los lugares dependientes de Patrimonio no han sido una excepción. Para animar al público amante del arte, la dirección de Patrimonio ha decidido reducir la entrada a todas sus dependencias en un cincuenta por cien. En el caso del Palacio Real, la entrada pasa a costar 6,5 euros y da derecho a la visita de todo el edificio, incluida la exposición que hoy se inaugura. Sólo el recorrido por las cocinas quedan al margen, aunque su entrada también se rebaja. De 6 euros, pasa a costar 3.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_