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El incombustible Ron Wood

El documental ‘Somebody Up There Likes Me’ repasa la vida del músico y pintor que intenta alejarse de sus adicciones

Ron Wood en el documental 'Somebody Up There Likes Me'.
Ron Wood en el documental 'Somebody Up There Likes Me'.
Andrea Nogueira Calvar

Sus productores prometían “honestidad brutal” y lo cierto es que cumple con lo dicho. El pasado viernes se lanzó el documental Somebody Up There Likes Me (A alguien allí arriba le gusto) sobre el rolling stone Ron Wood. Dirigido por Mike Figgis, este relato íntimo del guitarrista está confeccionado a través de entrevistas con él y otros personajes, como los miembros de la banda. Wood no se corta a la hora de hablar de sus adicciones, de las que intenta alejarse a sus 73 años. La cinta atrae por el morbo de la destrucción, pero más interesantes son las conversaciones sobre sus inicios, su carrera como pintor o el cáncer que superó hace dos años.

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The Rolling Stones Collection

La energía eléctrica de Wood choca con las primeras imágenes del documental, en las que se le muestra pintado con suma tranquilidad. Aunque menos conocida, es una faceta que Wood ha desarrollado desde que en su juventud estudió arte en la Ealing Art College de Londres.

Estas escenas se intercalan con directos del músico y las entrevistas a sus amigos. Juntos reconstruyen la juventud de Wood, con un padre alcohólico que marcó su vida y la de sus hermanos, pues todos arrastran diferentes adicciones. Siguiendo esos pasos, en los que parecía no haber consecuencias, reconoce que siempre ha tomado “desvíos” en lugar de ir por el camino más recto, pero eso, en lugar de traerle preocupaciones, le ha llevado al “placer”. Claro que también confiesa que entonces no pensaba más allá de los 29 años y que, si bien fueron tiempos muy creativos, no siempre estuvo del todo lúcido.

La cinta incluye un repaso a las bandas en las que se forjó: The Birds, The Creation, Jeff Beck Group y The Faces, junto a Rod Stewart, que aparece en el documental para recordar algunos de los problemas que surgieron entre ellos. La competitividad en y entre grupos era entonces salvaje y algunos managers no ayudaban. Wood señala a algunos “pequeños delincuentes” que no han beneficiado a los Stones en su carrera.

Su positividad y creatividad es alabada por sus compañeros, pero todo se tambaleó hace unos años, nublado por el alcoholismo, los más de 25 pitillos que fumaba al día y otras drogas. Fue entonces cuando decidió abandonar sus vicios, contra los que pelea a diario, porque, como reconoce Mick Jagger, es difícil para alguien que nunca ha estado sobrio cambiar de vida. Bromea su compañero de fechorías Keith Richards con que cuenta con un buen sistema inmunitario y, como reza el título de una canción que Wood nombra, también con que a alguien “allí arriba” debe gustarle. O allí abajo.

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Sobre la firma

Andrea Nogueira Calvar
Redactora en EL PAÍS desde 2015. Escribe sobre temas de corporativo, cultura y sociedad. Ha trabajado para Faro de Vigo y la editorial Lonely Planet, entre otros. Es licenciada en Filología Hispánica y máster en Periodismo por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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