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Crítica | Los niños de Windermere
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Celebración de la supervivencia

Entra de lleno en el arquetipo de producción británica de aspecto impecable a la que poco se puede reprochar pero sin nada llamativo que aplaudir

Javier Ocaña

—Me recuerda a Buchenwald.

—Sí, pero sin focos ni valla electrificada ni crematorio.

Este diálogo de los primeros minutos de Los niños de Windermere, película histórica del experimentado director de televisión pero novel en cine Michael Samuels, ejemplifica el tono didáctico de cada texto, de cada situación. Quizá hasta el exceso.

Resulta mejor como película familiar de primer acercamiento a una de las grandes tragedias de la historia de la humanidad que como drama adulto.

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de chicos judíos supervivientes de los campos de exterminio nazis fueron acogidos por el gobierno británico en un campamento a orillas del lago Windermere. El relato, filmado de un modo académico por Samuels, con guion de Simon Block, otro habitual de la televisión de segunda fila, da cuenta de aquella historia real con la convicción del que debe celebrar la supervivencia, con el valor del homenaje. Pero todo se subraya demasiado. Cada situación del pasado a través del texto: el remordimiento del que ha aprendido demasiado pronto a sobrevivir, incluso a costa de los demás. Y también a través de la acción y la imagen: los niños guardándose el pan a mansalva durante la primera comida, por si al día siguiente no hay.

Sin embargo, pese a su meridiana y algo cargante explicitud, la película acaba acogiendo, como no podía ser de otro modo en esta época y en tal situación, algunos conflictos de interés, caso de la dicotomía entre el olvido del pasado y la necesidad de ser justos con él. Los niños de Windermere entra de lleno en el arquetipo de producción británica de aspecto impecable a la que poco se puede reprochar pero sin nada llamativo que aplaudir. Con pocos resquicios y menos sorpresas, resulta mejor como película familiar de primer acercamiento a una de las grandes tragedias de la historia de la humanidad que como drama adulto de trascendencia y complejidad.

LOS NIÑOS DE WINDERMERE

Dirección: Michael Samuels.

Intérpretes: Thomas Kretschmann, Iain Glenn, Romola Garai, Tim McInnerny.

Plataforma: Movistar.

Género: drama. Reino Unido, 2020.

Duración: 88 minutos.

 

 

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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