_
_
_
_
_

Mahershala Ali: “Solo vives tranquilo siendo negro cuando eres famoso”

El ganador del Oscar por 'Moonlight' protagoniza ahora la tercera temporada de 'True Detective'

Mahershala Ali en un momento de 'True Detective' En vídeo, tráiler de la tercera temporada del 'True Detective'.Vídeo: HBO

No es lo mismo alcanzar la fama a partir de cierta edad. Los pocos a los que les ocurre suelen ver la popularidad como algo pasajero, un interesante fenómeno por el que estar agradecido tal vez, pero que no les define ni mucho menos les encumbra. Mahershala Ali, el actor de 44 años que ha pasado de ser secundario televisivo en House of Cards y Luke Cage a ganar el Oscar por Moonlight y estar nominado de nuevo este año por Green Book¸ es un buen ejemplo. Si se le pregunta en qué le ha cambiado la estatuilla y convertirse en uno de los actores más seguidos del momento, Ali responde pausadamente: “El Oscar les ha dado permiso para contratarme. Antes quizás también querían hacerlo pero ahora tengo reconocimiento internacional suficiente como para que se lancen. Escuchan mis ideas y me toman en serio, respetan mi trabajo.”. ¿Y dónde tiene la codiciada estatuilla? Misma pausa: “Está envuelta en plástico de bolitas porque me acabo de mudar”.

Más información
Sensación de ‘déjà vu’ en la tercera ‘True Detective’
Depresión, drogas y abandono: la durísima infancia del actor más celebrado de Hollywood
Mahershala Ali es el primer actor musulmán en ganar un Oscar

"Mi abuelo era policía"

Ali ha empleado su fama no para llamar a las puertas de Marvel u otra dispensadora de cheques millonarios, sino para volver a la televisión. “Desde hace tiempo el medio me da igual”, se encoge de hombros. En concreto, se empeñó en llamar la atención del productor Nic Pizzolatto y protagonizar la tercera temporada de su saga de policías afligidos, True Detective. El resultado se puede ver los lunes en HBO. “Tuve que luchar por el papel”, recuerda. “Mi abuelo fue policía en la década de los sesenta y setenta. Le llevé a Nic fotos suyas. Le expliqué lo que ganaría la historia si el personaje era negro. Y me escuchó”, explica. Ali estaba empecinado en que ese proyecto era para él. “Es lo mejor que he leído. Todo un pedazo de trabajo. Una película de ocho horas de las buenas, de las que no te deja hacer otra cosa mientras la ves”, explica. E insiste en que si la televisión le vuelve a llamar, él estará ahí. “No tengo deseo de apuntarme a una serie durante años en la que no pueda tener control. Pero algo de la calidad de True Detective, en cualquier momento”.

Ali presta su característica mezcla de tío duro con mirada vulnerable al detective Wayne Hays, el papel, según él, más duro de todos los que ha hecho, pero también el que más satisfacción le ha reportado en su carrera. “Siempre quise interpretar el papel de un detective. Resolver un caso”, se relame. Su deseo se tradujo en siete meses de rodaje en Arkansas con jornadas de 18 horas. Y lo comenzó nada más acabar su trabajo en Green Book, lo que le permitió poner en práctica lo aprendido de su compañero, Viggo Mortensen. “Es alguien de mi cuerda, un obseso por el detalle. Para él no hay detalle pequeño. Como él, me di permiso para ser extraordinariamente meticuloso con mi trabajo”, rememora.

Tres papeles

Parte de la dificultad del papel radicaba en el guion. Ali está obligado a hacer tres trabajos en la serie. Interpreta el mismo papel pero en tres momentos de su vida, en los ochenta, en los noventa y en la actualidad. O sea, un cuarentón, un cincuentón y un anciano gracias a los artistas de los camerinos hollywoodienses. “Fueron entre cuatro o cinco horas de maquillaje diarias, hasta seis, y una para quitármelo, además de muchos retoques”, cuenta. “Pero merecía la pena. De algún modo te sientes restringido, el maquillaje pesa, da calor, pero por otro lado te dice quién eres. Y no solo al público: a mí mismo”.

Y precisamente de pieles e identidades, Ali sabe bastante. No porque lo haya estudiado, es que está acostumbrado a que se le someta a una pregunta tras otra sobre su raza. Cosa que, recalca, no le toca a sus compañeros blancos. “Mientras ellos hablan de su trabajo, yo tengo que hablar de religión, racismo o discriminación”, lamenta. Él, que ya ha visto a varios de sus familiares metidos en tráfico de drogas; que antes de llegar aquí ha superado una señora depresión; que es el primer musulmán en ganar el Oscar, no es un entrevistado precisamente carente de cosas de las que hablar. “La gente asume que yo soy como Juan en Moonlight cuando lo cierto es que tengo tanto en común con él como con Remy en House of Cards, Cornell en Luke Cage, Don Shirley en Green Book o Wayne Hays. Nada. Yo soy un actor”. Actor primero, famoso después. Un fenómeno curioso, pero de lo que está agradecido. “Siendo negro la única forma de vivir una vida sin sobresaltos es ser famoso”.

Recibe el boletín de televisión

Todas las novedades de canales y plataformas, con entrevistas, noticias y análisis, además de las recomendaciones y críticas de nuestros periodistas
APÚNTATE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_