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Lin-Manuel Miranda: “Recuperemos una América inclusiva, que abraza a quien llegue, sea de donde sea”

El autor del musical ‘Hamilton’ actúa en ‘El regreso de Mary Poppins’ y considera: “A Hollywood aún no ha llegado el eco latino y nuestra voz tiene que oírse”

Gregorio Belinchón
Lin-Manuel Miranda, retratado en el teatro Richard Rodgers en Nueva York, en mayo.
Lin-Manuel Miranda, retratado en el teatro Richard Rodgers en Nueva York, en mayo.Chris Sorensen (The Washington Post / Getty Images)

Los días de Lin-Manuel Miranda (Nueva York, 38 años) parecen estirarse más allá de las 24 horas. Su frenética actividad se refleja en su currículo: solo en galardones, posee tres premios Tony, tres Grammy, un Emmy, dos Olivier, una candidatura al Oscar y, atención, el Pulitzer —el noveno para un musical, en su caso, Hamilton, en su siglo de existencia—. Hijo de puertorriqueños —“Yo soy boricua”, grita entre carcajadas—, Miranda fundó en la Universidad un grupo teatral hiphopero, y mientras estudiaba Periodismo escribió el borrador de su primer musical, In the Heights, que estrenó en 2005 y llevó a Broadway en 2008. Para ganarse la vida actuó en series y películas hasta que estrenó en 2015 el musical Hamilton, escrito, compuesto, dirigido y protagonizado por él. Y estalló el fenómeno Miranda.

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Si bajo la presidencia Obama, el musical Hamilton —la vida en rap del caribeño que se convirtió en uno de los padres fundadores de EE UU—subrayaba el orgullo de las minorías, con la llegada de Trump al poder Hamilton devino en el grito musical de rabia de los inmigrantes. Y a Miranda en una de las voces latinas más respetadas. Lo que no quiere decir que se durmiera en los laureles: el neoyorquino firmó un acuerdo con Disney por el que ha compuesto canciones para Vaiana, música para El despertar de la fuerza y ha encarnado en El regreso de Mary Poppins, que se estrena el próximo viernes, a un farolero, el mejor amigo de la niñera mágica.

Esta entrevista iba a realizarse cara a cara el viernes pasado en Londres. Pero Miranda decidió volver con su familia a Nueva York antes de lo previsto, y anuló el día de promoción. Eso sí, cedió en charlar 20 minutos con EL PAÍS por teléfono mientras remataba el equipaje. Así que junto a las risas perennes y su constante ir y venir del español —lo prefiere cuando bromea— al inglés —lo usa para la política— al artista se le escapan comentarios sobre las maletas.

Pregunta. ¿Su primera película grande tenía que ser un musical?

Respuesta. ¡Cómo no! ¡Es la oferta de mi vida! Yo estaba aún actuando en Hamilton cuando el director Rob Marshall [realizador del filme] me pidió que tomáramos un café un día entre dos sesiones. Me contó quién iba a protagonizarla —Emily Blunt, que me parece perfecta—y me contó que se iba a desarrollar 25 años después de la primera parte. La primera película es perfecta, nadie se planteó hacer un remake del supercalifragilisticoespialidoso, así que el enfoque de la continuación me empujó a aceptar.

“En el alma de Mary Poppins hay un mensaje social”

P. El regreso de Mary Poppins contiene una clara lectura social, contra los desahucios y contra el capitalismo especulador. ¿Ayudaron esos elementos a subirse al proyecto?

R. Bueno, como decía Mary Poppins en la primera, “con un poco de azúcar”. Así que siempre ha estado en el alma de Poppins incluir un mensaje social. Pero hoy, además, vivimos en un mundo que asusta, en el que hasta los niños crecen con cierto miedo. Para ir cada día al trabajo en Londres y superar algunos momentos de infelicidad por los acontecimientos, me recordaba que la esperanza es ser un niño otra vez, y apostar por luchar, como hace Mary Poppins, con la imaginación.

P. Que usted sea padre, ¿le hace preocuparse aún más?

R. Sí, y me impulsa laboralmente. Jack, mi personaje, es alguien que aún recuerda el descubrimiento infantil de las maravillas del mundo. Para crearle espié a mis dos hijos. Cuando eres chiquito, tu imaginación no tiene límites, ni en el piano, ni con los amigos imaginarios...

P. ¿Tanto le asusta el mundo actual?

R. No te haces una idea. A cambio creo que podemos cambiarlo, que los artistas tenemos que luchar por reconectar a la gente consigo misma. El mejor legado de Mary Poppins estriba en que nos fuerza a cambiar de perspectiva, a resituar nuestro punto de vida, hagas lo que hagas, aunque sea haciendo tu cama.

P. Hace pocas horas, ha estrenado en Twitter dos canciones inéditas de Hamilton. ¿Aún queda material nuevo?

R. Estaba limpiando el escritorio en mi portátil y decidí soltarlas. Llegamos a fin de año y es el momento de hacer limpieza.

P. ¿Y eso incluiría limpiar a EE UU de Donald Trump?

R. No es un secreto que yo no le he votado. Creo que estamos trabajando muy duro por recuperar una América inclusiva, que abrace a quien llegue, sea de donde sea. Ese es el Estados Unidos en el que creo, y por eso escribí un musical sobre un caribeño que fundó mi país. Siento que ahí está el lado más noble de esta nación: su capacidad de dar la bienvenida a tanta gente.

P. ¿Ha mejorado o empeorado la situación de los latinos en el Estados Unidos de 2018?

R. Ambas cosas. La situación es mejor que hace décadas, pero hoy tenemos que levantarnos y hablar aún más alto y fuerte. Por eso es tan importante que votemos. El día de las últimas elecciones legislativas, en Google en EE UU fue trending topic número uno “How and Where to Vote en español”. Y eso es maravilloso, alimenta mi esperanza. La gente se percata de lo importante que es votar. Nuestra voz tiene que escucharse.

P. En el mundo del cine aún no ha llegado ese eco latino.

R. Cierto, y más en Hollywood. El año que viene trabajaré en la adaptación a la pantalla de In the Heights, que refleja mi infancia boricua y mi mundo de musicales. Estamos en mitad de la elección del reparto. Lo escribí para abrir camino a los actores latinos como yo, y hoy estoy aún más nervioso con su salto al cine. No la dirigiré, sino que lo hará Jon M. Chu, porque me encantó lo que hizo en Crazy Rich Asians con la mezcla de estrellas y recién llegados. Espero lograr lo mismo para los latinos.

P. ¿Por fin existe un orgullo latino que no esconda sus rasgos en la cultura wasp, blanca y protestante?

"Vivimos en un mundo que asusta, en el que hasta los niños crecen con cierto miedo"

R. Sí, y en mi caso fui afortunado porque de crío todos los veranos iba a la isla de Puerto Rico. Y muchas navidades. Por eso me siento boricua, aunque estrictamente no lo sea, porque no nací en la isla. En mi colegio solo éramos cuatro latino, y me daba igual: ¡si hasta me enorgullecía que los tres reyes magos vinieran a mi casa! Una parte de mí siempre está observando las costumbres en relación con otro lugar. Eres y no eres parte de cada mundo: no hay mejor fórmula para ser un escritor.

P. Usted habla sin cesar de su pasión por los musicales y la música. En la vida diaria, ¿canta mucho?

R. ¡Todo el rato! No entiendo a quien no le gustan los musicales o la música. En mi casa, en los coches y las calles de mi barrio natal, Washington Heights, se oía Rubén Blades, Juan Luis Guerra y los 440, Gran Combo...

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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