Turbina Despeyroux
La dramaturga, que triunfa con 'Un tercer lugar', escribirá y dirigirá 'Canción para volver a casa' para T de Teatre
Me encuentro con Denise Despeyroux, que acaba de volver de Bucarest, invitada por el Instituto Cervantes para una lectura dramatizada de Un tercer lugar. “Hay posibilidades de que lo monten allí, en el teatro Odeón”, me dice. Está pletórica. Hablamos también de la gira de la obra, que ha sido un éxito desde su estreno la pasada temporada, y termina el día 15 en el Principal de Castellón. “Tenía miedo de que al sacarla de los referentes madrileños, como Usera, no acabara de conectar, pero ha funcionado muy bien. Y la escenografía de Eduardo Moreno y la luz de Pau Fullana, que nacieron para la sala pequeña del Español, se adaptan perfectamente a los espacios grandes”. Como Despeyroux no para, entró en la gira como actriz. “Primero se fue Jesús Noguero a hacer Luces de bohemiay entró Íñigo Rodríguez-Claro. Luego le salieron dos series a Lorena López y tuve que sustituirla en el personaje de Matilde. Ha sido un placer. ¡Hacía mucho que no me subía a un escenario!”.
Entretanto, DD daba los últimos toques a Tiempos mezquinos, que se estrenó el 1 de diciembre en el Arriaga de Bilbao, donde permanecerá, con funciones en castellano y en euskera (versión de Nerea Lorente) hasta el 24 de enero, dirigida por Raúl Cancelo. “Con público itinerante, porque ha montado la acción en diversos espacios del teatro”. A la dramaturga le encargaron una adaptación de Hedda Gabler, y escribió un texto contemporáneo, situado en el mundo académico bilbaíno. Como dos personajes estudian la obra de Jorge Oteiza, inventó una correspondencia amorosa entre Oteiza y la poeta uruguaya Blanca Luz Brum, porque “Hedda tiene un lado oscurísimo, casi fascista, y Brum fue una mujer igualmente seductora, pero empezó como anarquista y acabó pinochetista”.
Próximo proyecto: escribir y dirigir la nueva función de las T de Teatre, que se estrenará en verano en Barcelona: Canción para volver a casa. “En parte se lo debo a Un tercer lugar, porque de ahí salió lo del Arriaga. Sigo a las T desde hace años, pero no nos conocíamos. Mamen Duch vio el montaje en el Español y salió la propuesta de trabajar juntas. Digamos que el motor de la nueva historia es un grupo de mujeres de teatro que se reencuentran; combinada con la leyenda de un misterioso escritor y un personaje, entre coach e hipnotizador, que se presenta como “arquitecto motivacional”. “No cuentes más, porque quiero mantener las sorpresas. Y porque soy la primera en no saber las vueltas que van a dar”. Más proyectos: Paciencia debe morir, la obra que ha escrito con una beca del Pavón Kamikaze, y la que quiere escribir apoyada por la beca Leonardo con un título digno de Stoppard o Pynchon: Salvar a Apollinaire (o cómo valerse del entrelazamiento cuántico para evitar la II Guerra Mundial).
Babelia
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