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La lucha del ‘enemigo del pueblo’ contra Donald Trump

La serie documental ‘El cuarto poder’ muestra el seguimiento que hace ‘The New York Times’ al primer año de mandato del presidente de los Estados Unidos

Miembros de la redacción de 'The New York Times' contrastando una información relacionada con la Administración Trump.
Miembros de la redacción de 'The New York Times' contrastando una información relacionada con la Administración Trump.Movistar +
Héctor Llanos Martínez

“La sangría (de pobreza) acaba aquí y acaba ahora”, clamaba Donald Trump ante la masa el día que pasó de ser un mediático magnate inmobiliario a presidente de los estadounidenses. Era 20 de enero de 2017, el día de su toma de posesión de un cargo que meses antes pocos imaginaban que iba a ocupar.

Comenzaba así el que es el tema periodístico más relevante de los últimos años para Dean Baquet, director ejecutivo de The New York Times. “Ha sido un discurso siniestro; con un mensaje nada unificador”, comentaban entonces algunos miembros de su redacción, intentando mantenerse analíticos ante un momento de elevada tensión.

La serie documental El cuarto poder, que emite y produce Movistar+ junto a los canales Showtime, ARTE y BBC, muestra en cuatro capítulos el proceso de adaptación de este grupo de periodistas ante la inesperada llegada al poder de un hombre “que se siente cómodo no diciendo la verdad”, asegura Baquet ante la cámara.

En un gesto muy revelador, Trump se refiere al diario en muchas de sus intervenciones públicas como “un enemigo del pueblo”. Es el mismo término con el que se conoce a uno de sus personajes más conocidos del autor teatral Henrik Ibsen, un hombre de principios dispuesto a enfrentarse a la mayoría por defender una verdad inconveniente.

"Los medios de Fake News (NYTimes, NBC News, ABC, CBS, CNN) no son mis enemigos; ¡son los enemigos del pueblo estadounidense!"

La publicación neoyorquina y muchas otras cabeceras estadounidenses dedicaron sus editoriales del jueves 16 de agosto a rebatir el sanbenito que les ha colgado el máximo dirigente de su país.

Antes de este gesto, una de las formas que The New York Times encontró para defenderse de los ataques de Trump fue dar acceso completo a las directoras de esta serie documental, Liz Garbus y Jenny Carchman, para rodar en su redacción mientras el periódico hacía seguimiento del primer año de mandato del presidente.

“Ellos se enfrentan a un líder más agresivo y beligerante de lo que habían visto hasta ahora. Además, en esas primeras semanas de gobierno, la estructura de poder en la Casa Blanca se iba componiendo sobre la marcha. Nadie sabía nada dentro de la Administración Trump y los periodistas no encontraban un punto de referencia sobre el que trabajar”, recuerda Jenny Carchman a EL PAÍS en conversación telefónica.

Pegados a Twitter

El equipo editorial del periódico pasa del desconcierto al cabreo en los primeros instantes de El cuarto poder, aunque también se muestra excitado ante el reto de informar con veracidad sobre un político que dinamitó en tiempo récord casi todas las reglas que respetaron sus antecesores en el cargo.

Una de las primeras cosas de las que se dieron cuenta es que tenían que centrar su atención en Twitter. “Era allí donde Trump se comunicaba y donde realmente estaba ocurriendo todo; el sitio desde el que podían extraer sus mejores declaraciones. Otro asunto distinto era comprobar la veracidad de sus palabras”, cuenta Carchman.

Maggie Haberman corresponsal en la Casa Blanca para el periódico, ha vivido durante meses pegada a la red social, donde cuenta con 900.000 seguidores. Somete la enorme cantidad de información procedente del Gobierno a un fact checking permanente que le exige, como al resto de la redacción, los más altos niveles de eficiencia y rapidez. A mediados de julio de 2018, anunciaba en un tuit y a través de un artículo su intención de alejarse de la plataforma por la ansiedad que le ha generado la tensión continua que vive en ella.

"Me tomo un descanso de esta plataforma, a excepción de (la publicación de) noticias de última hora y mis propios artículos. La única razón para ello es que no está ayudando al diálogo"

"Me tomo un descanso de esta plataforma, a excepción de (la publicación de) noticias de última hora y mis propios artículos. La única razón para ello es que no está ayudando al diálogo"

La periodista también ha tenido que aprender a observar las cosas desde la perspectiva de Trump para intentar dar coherencia en sus crónicas al discurso del magnate. En un momento dado, El cuarto poder muestra cómo la reportera intenta trazar un perfil psicológico de Trump con el que sus compañeros puedan comprender a qué se atienen. “Aunque nació rico se ve como un hombre hecho a sí mismo, que llegó a la Quinta Avenida por méritos propios y que sigue sin tener el respeto de la comunidad empresarial e inmobiliaria a pesar de ser uno de los grandes empresarios. Está obsesionado con The New York Times y le importa mucho lo que escribamos de él”, explica en una reunión de redacción.

Las cámaras de Garbus y Carchman está presente en uno de esos encuentros a puerta cerrada. En él, los miembros de la cúpula editorial del diario se plantean utilizar lo menos posible la palabra "mentira" en los titulares relacionados con la Administración Trump. No quieren que pierda su efecto en el lector, aun siendo conscientes de tener argumentos necesarios como para poder usarla a diario.

"Son muy conscientes de que cada fallo publicado es un argumento a favor del hombre que los define como un peligro público. En cierto modo, el vodevil Trump ha tenido un efecto positivo en el periódico. Y no solo porque se haya disparado la cifra de suscriptores, sino porque se han reactivado su forma de trabajar y se ha despertado el lector: ahora mismo todo el mundo quiere saber qué está pasado en el mundo", comenta Carchman.

El origen de la ira de sus votantes

En el seguimiento que El cuarto poder hace a la cobertura informativa de The New York Times a Trump se incluye uno de esos multitudinarios mítines en los que el político descalifica al periódico antes sus votantes.

"La ira es el primer sentimiento que percibes entre la gente que acude a ellos. Es impactante comprobar en directo cómo Trump sabe redirigir esa ira de sus espectadores. En muchos casos, la enfoca en ese sector de la prensa que es crítica con su mandato. Es una situación que da algo de miedo y te hace darte cuenta de que hay mucha gente que necesita esa ira para vivir. Trump solo la canaliza hacia donde él desea", explica Carchman a EL PAÍS.

La directora de esta serie documental se atreve a analizar el origen de esa ira: "Sin ser socióloga, creo que la gente quiere sentir que importa, que sus opiniones se tienen en cuenta. Mientras intentas sobrevivir al día a día, no tienes tiempo de conseguir ser escuchado. Y Trump les hace creer que les escucha y les entiende".

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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