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Crítica | Siempre juntos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los pilares de la familia

La segunda película de Gustavo Pizzi es la vida misma

Javier Ocaña

Cuando el equilibrio de una familia depende de unos cuantos hilos apenas enganchados, pero suficientes en su inestable fortaleza, incluso una gran noticia puede desbaratar el edificio. Sobre todo, si esa lustrosa novedad afecta al pilar fundamental de la armonía: la fuerza sobrehumana de una madre.

SIEMPRE JUNTOS (BENZINHO)

Dirección: Gustavo Pizzi.

Intérpretes: Karine Teles, Konstantinos Sarris, Otávio Müller, Adriana Esteves.

Género: drama. Brasil, 2018.

Duración: 95 minutos.

Es la batalla diaria de una familia de clase media de Brasil. A la que se le abre el horizonte cuando el hijo mayor, apenas un adolescente, gran portero de balonmano, ficha por un equipo profesional de Alemania. Pero a la que paradójicamente se le resquebrajan los cimientos, como a su propia casa física, que se cae a pedazos como una metáfora de la situación interior de cada uno de sus habitantes. Siempre juntos (Benzinho), segunda película de Gustavo Pizzi, es la vida misma: sus penalidades, su espontaneidad, sus estallidos de rabia, de risas y de lágrimas. Y el director brasileño lo filma con naturalidad y con gusto.

La complicada naturalidad de planos donde hay no menos de cinco personas, todos en movimiento, buena parte de ellos hablando (o riendo, o gritando), y donde no hay choque ni disfunción sino el perfecto cuadro del tirar hacia adelante. Y la elegancia formal de una intensa fotografía que enciende los colores, como los miembros de una familia en combustión, a punto de estallar por el efecto de algunas de sus mechas ardientes: la madre a la que se le cae el mundo cuando el niño de sus ojos se va a triunfar al otro lado del mundo; el padre al que su trabajo como dueño de una pequeña papelería no le augura un gran futuro; la hermana huida de los malos tratos de su marido, que, junto a su hijo pequeño, ha acabado instalada en un hogar donde ya hay tres críos más y un océano de feliz desesperación capaz de ahogar a cualquiera. Y entonces llegan los errores de una vida sin manual de instrucciones.

Pizzi añade además bonitos detalles de puesta en escena y montaje, como unas formidables músicas de contraste, felices para momentos de amargura, que añaden complejidad a un universo de una enorme trascendencia, pero expuesto con tanta franqueza como sencillez. Biznaga de Oro a la mejor película latinoamericana en el Festival de Málaga, Siempre juntos, capitaneada por la soberbia actriz Karine Teles, es directa como la ternura y parece imposible que no provoque en la sala la media sonrisa del que sabe lo bonita y lo terrible que puede ser la vida.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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