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Las madres de la reforma constitucional

La petición del Gobierno a la RAE de un informe sobre la redacción de la ley fundamental reabre el debate sobre el lenguaje inclusivo. Lingüistas especializadas piden participar en la revisión del texto

De izquierda a derecha, los padres de la Constitución: Manuel Fraga, Miquel Roca, Gregorio Peces Barba, Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez Llorca, Miguel Herrero de Miñón y Jordi Solé Turá, durante la firma del informe sobre el anteproyecto de la Constitución.
De izquierda a derecha, los padres de la Constitución: Manuel Fraga, Miquel Roca, Gregorio Peces Barba, Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez Llorca, Miguel Herrero de Miñón y Jordi Solé Turá, durante la firma del informe sobre el anteproyecto de la Constitución.Marisa Flórez
Carmen Morán Breña
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La RAE es una de las instituciones que más irritan a las feministas, donde sus peticiones no suelen encontrar eco. Y a la inversa: no es difícil coleccionar artículos de académicos en los que se cuestiona al movimiento de las mujeres. Ahora es el mismo Gobierno el que llama a las puertas de la Real Academia en nombre del feminismo. La vicepresidenta Carmen Calvo ha pedido a los académicos de la lengua un informe que determine si la Constitución está redactada en un lenguaje que refleje por igual la realidad de hombres y mujeres y qué fórmulas podrían modificarlo en caso de que no sea así.

Por parte de la Academia, “no cabe esperar grandes sorpresas” en el dictamen, dice su presidente, Darío Villanueva. Y justo en esto coincide con las feministas, que tampoco esperan de la institución muchas diferencias respecto de aquel polémico informe que redactaron en 2012, firmado por el académico Ignacio Bosque. “La lengua no obedece a un dictamen, nosotros no elaboramos, pensar eso es partir de un planteamiento equivocado”, sostiene Villanueva. Y tampoco cree que “la realidad se cambie por cambiar las palabras, porque la realidad es terca”. La doctora en Traducción e investigadora en traducción feminista Olga Castro da la vuelta a la tortilla: “La forma en que hablamos y nos nombramos influye en la manera de ver el mundo. Pensamos con palabras y esa es la forma de tener una visión inclusiva”.

La modificación completa "requiere un referéndum"

J. J. G.

La propuesta del Gobierno de incorporar el “lenguaje inclusivo” en la Constitución española requiere indispensablemente la intervención de una amplia mayoría del Congreso y del Senado e, incluso, la convocatoria de un referéndum y de nuevas elecciones, según coinciden tres profesores de Derecho Constitucional consultados por EL PAÍS. “No se puede tocar ni una coma del texto sin hacer una reforma [legal]”, sentencia Francisco Javier Díaz, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha. Según detalla Eduardo Vírgala, de la Universidad del País Vasco, si se cambia cualquier letra de los artículos del 1 al 9 (Título Preliminar), del 15 al 29 (Sección Primera del Capítulo Segundo del Título Primero) o del 56 al 65 (Título Segundo) se tendría que recurrir al procedimiento de reforma a través del artículo 168, que exige que dos tercios del Congreso y el Senado voten a favor, que se disuelvan las Cortes, se convoquen nuevas elecciones, que lo aprueben ambas cámaras de nuevo por dos tercios y que se celebre entonces un referéndum final obligatorio. “Si afectara, en cambio, a cualquier otro artículo, iría por la vía del 167, que exige mayoría de tres quintos en Congreso y en Senado”, añade Vírgala, que detalla que, entonces, solo habría que convocar una consulta si en los 15 días siguientes a la aprobación lo pide una décima parte de la Cámara Baja o de la Alta. “Para esta reforma [del lenguaje inclusivo] creo que habría que tocar el Título Preliminar o el Primero. Y, por supuesto, habría referéndum”, opina Fernando Álvarez-Ossorio, profesor de la Universidad de Sevilla. “Creo que estos cambios en la redacción tendrían sentido incluirlos si se van a hacer en el contexto de que se fuese a impulsar una revisión global de la Constitución”, añade Díaz.

Sin embargo, Villanueva conoce “muchas mujeres que no se sienten excluidas cuando se les menciona con el género masculino”. Hay otras que no se ven representadas bajo ciertas fórmulas lingüísticas. “Me parece muy bien que la RAE se pronuncie de nuevo, pero no deberían ser los únicos que asesoren al Gobierno, hay muchas expertas lingüistas, filólogas, incluso mujeres del mundo periodístico cuyas opiniones se podrían recoger”, dice la Directora del Observatorio de Género de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Juana Gallego.

“Con la RAE no habrá muchos cambios, están muy anquilosados en la tradición y en que no se pueden hacer cosas”, dice Gallego. El observatorio de la UAB tiene un manual de uso que recomienda decir el alumnado en lugar de los alumnos, por ejemplo. O la ciudadanía en lugar de los ciudadanos; o mencionar la población española y no los españoles o los españoles y las españolas. Manuales como este hay cientos. También lo tienen algunas Administraciones Públicas, como la andaluza. "Nuestra ley de igualdad está ahora pasando por el Parlamento para ser reformada, pero ya llevamos años corrigiendo los textos, las normas que salen de la Junta, y también lo exigimos a todos aquellos que redactan pliegos que tengan relación con la Junta, que aspiren a subvenciones, etcétera", recuerda la consejera andaluza de Igualdad y Bienestar Social, María José Sánchez Rubio.

La RAE entregará el informe solicitado por el Gobierno una vez visto en pleno, en octubre. Después, el Gobierno lo llevará a la comisión de Igualdad del Parlamento para su discusión política.

Las fórmulas propuestas para ir hacia un lenguaje inclusivo, como doblar el sustantivo (los vascos y las vascas), no gustan a la RAE, ni son la panacea para algunas asociaciones feministas. “Esto no es solo una cuestión de o y de a. Hay otras maneras, pero tampoco está de más doblarlo cuando sea necesario, que otras cosas se doblan y nadie se queja”, dice María Martín, de la Escuela feminista Evefem. Al presidente de la Academia desdoblar el sustantivo o usar la e para mencionar a ambos sexos (por ejemplo, les gates) le resulta de “un visceralismo incomprensible: “Absurdo, ridículo y totalmente inoperativo. ¿Hay alguien que cree que todo el mundo va a hablar así de la noche a la mañana?”.

Ejemplos que se fijan sin esplendor

La Real Academia Española sostienen desde el movimiento feminista, ha ido corrigiendo sus diccionarios, "después de oponer mucha resistencia", pero mantiene ejemplos de los que denuncian su "carácter machista". He aquí algunos.

Trapo. 8. m. pl. coloq. Prendas de vestir, especialmente de la mujer. Todo su caudal lo gasta en trapos.

Empedernido, da. Obstinado, tenaz, que tiene un vicio o una costumbre muy arraigados. Fumador empedernido. Habladora empedernida.

Comecocos. 2. m. y f. coloq. Persona que enajena o convence a alguien. Es una comecocos; sus teorías no tienen pies ni cabeza.

Pronunciar. 4. tr. Resaltar, acentuar, destacar. Esa falda blanca pronuncia tus caderas.

Golondrinas a la RAE, una de las campañas de la Escuela de Formación Feminista Evefem, disecciona los problemas de género relacionados con la RAE, tanto en lo que se refiere a su funcionamiento como a sus productos culturales. Dicen haber conseguido, entre otras cosas, que “edén” ya no sea la morada del hombre, sino de Adán y Eva. O que “pezón” no sea solo para dar de mamar.

“¿Por qué no?”, dice Olga Castro, que trabaja en la Universidad de Aston (Birmingham). “Busquemos el contexto. La @ es cómoda para el WhatsApp, por ejemplo, y hay quien se sentirá mejor usando la e”, dice. En efecto, hay un cantante que se hace llamar, tirando de sarcasmo, Putochinomaricón, que habla usando la e de genérico como si fuera su lengua materna. Juana Gallego, de la UAB, viene observando que los alumnos, los jóvenes en general, cada vez colocan la x en lugar de aes y oes. “A mí no me parecen fórmulas correctas, son artificiales, pero creo que hay que buscar otras inclusivas, desde luego”.

Francia (y otros países) ha tenido sus batallas con este asunto, allí se planteaba un punto medio en el teclado para incluir a tod·s, como en este ejemplo. Castro cree que se trata de sentido común y de sentarse a negociar. Ella suele aplicar la simetría en busca de la igualdad: “Decimos mujer soldado, pero no hombre enfermera. Pues si hemos quitado hombre y nos hemos quedado con enfermero, y con azafato y con modisto, a lo mejor debemos decir soldada”. Entiende que la Constitución puede corregirse. “Pero no soy optimista con la RAE, que se ha caracterizado por bloquear los cambios que demanda la sociedad y por ridiculizar las propuestas que hemos hecho. Nos tergiversan de forma malintencionada. encuentro, sin embargo, que las lenguas cooficiales son más propensas a estos cambios. “Soy miembra [sic] correspondiente de la Real Academia Galega, y aunque no existe una postura oficial, sí hay por lo general una actitud mucho más receptiva”.

Así está en otros países de Europa

Francia

Alemania

Portugal

M. B. / E. M. / J. M.

Las discusiones sobre la escritura inclusiva llevan meses arrastrándose en Francia. El primer ministro, Édouard Philippe, pareció zanjarlo en noviembre de 2017 al especificar, en una circular, las normas gramaticales que podían usarse en los textos de la administración. Una propuesta de enmienda constitucional, presentada por una diputada de la mayoría presidencial en la Asamblea Nacional, reabre el debate.

En su circular, Philippe prohibía en los textos oficiales el uso de una grafía cada vez más habitual en Francia, el llamado punto mediano (·), que sirve para incluir en una misma palabra el género masculino y femenino. Por ejemplo: un·a diputado·a. La Academia de la lengua había protestado vivamente contra prácticas como esta que, alertaba, ponen la lengua francesa “en peligro mortal”. Al mismo tiempo, el primer ministro aconsejaba usar el artículo femenino cuando el cargo designa a una mujer. En francés se escribe a veces, referido a una mujer ministre, “le ministre”. A partir de ahora, debe ser “la ministre”. La diputada de La República en marcha Isabelle Rauch ha propuesto, en el marco de la actual reforma constitucional, que los cargos citados en la Constitución figuren en femenino también. Su propuesta no incluye la escritura con el polémico punto mediano.

El último debate con respecto al lenguaje inclusivo en Alemania tuvo lugar el pasado 13 marzo cuando el Tribunal Constitucional, con sede en la ciudad de Karlsruhe, rechazó una demanda sobre la utilización de términos femeninos para dirigirse a las mujeres en documentos oficiales. El tribunal desestimó con su sentencia la solicitud por un lenguaje inclusivo de una cliente de un banco en el Estado federado del Sarre. La demandante había exigido que en los documentos oficiales de la entidad bancaria se utilizara el término femenino "clienta" para referirse a ella y otras mujeres en formularios y cartas oficiales. La sentencia niega que el uso de la forma masculina genérica implique prejuicio para las mujeres, de acuerdo con el artículo tres de la Ley de trato igualitario que obliga al Estado a apoyar la aplicación efectiva de esta condición para ambos sexos. El tribunal considera además que la utilización cotidiana de estas formas en el lenguaje demuestra la inclusión de todas las personas, sin considerarse discriminatorio.

Pocos días antes de la sentencia, la canciller alemana, Angela Merkel, había rechazado una propuesta para modificar la letra del himno nacional e incluir un lenguaje más inclusivo hacia las mujeres, tal como lo han hecho recientemente países como Canadá y Austria. El portavoz de Merkel, Steffen Seibert, intentó zanjar el debate diciendo que la canciller está "muy contenta" con la versión tradicional del himno y, por tanto, no veía la necesidad de modificarlo. El debate surgió a raíz de una circular enviada por la responsable de Igualdad del Ministerio de Familia, Kristin Rose-Möhring, en la que proponía cambios en determinados pasajes para eliminar términos como "patria" o "fraternal" que, en alemán, aluden directamente al género masculino.

En 2016 en Portugal, el Bloco de Esquerda propuso cambiar el nombre de la Tarjeta del Ciudadano (el equivalente al DNI español), por el de Ciudadanía, “por ser un lenguaje sexista que no respeta la identidad de género de más de la mitad de la población”. La iniciativa tuvo el apoyo del Gobierno para el caso de las nuevas emisiones de carnés, no así la del Partido Comunista, que opinó que “existían problemas más importantes en el país”. Ya en 2013, el mismo Bloco propuso en el Parlamento cambiar la expresión de “derechos del hombre”, por “derechos humanos”, a la que también se abstuvo el PC.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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