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El oro es tiempo: Los minutos son el bien más preciado del siglo XXI

El documental 'Ladrones de tiempo' analiza la cada vez más complicada gestión de nuestros horarios

Una imagen del documental 'Ladrones de tiempo' / Polar Star Films
Una imagen del documental 'Ladrones de tiempo' / Polar Star Films
Héctor Llanos Martínez

Somos hijos del dios Cronos. Sin apenas darnos cuenta, nos hemos convertido en nuestros propios agentes de viaje y los cajeros de nuestro supermercado y sucursal bancaria; montamos nuestros muebles y hasta tomamos nuestro pedido en algún restaurante.

La máxima capitalista que asegura que el tiempo es oro toma una nueva dimensión. Ahora, además de hacer horas extra en nuestra empresa, somos en algún momento del día trabajadores de otras de las que antes éramos solo clientes. A cambio de nuestro tiempo, recibimos una rebaja en el precio de sus productos. Y así es como cada vez tenemos horarios más complicados.

El documental Ladrones de tiempo que se proyecta en el festival DocsBarcelona 2018, repasa la importancia de las horas, minutos y segundos, convertidos en la moneda de cambio más universal y codiciada. La alemana Cosima Dannoritzer (Dortmund, 1965) amplía su análisis sobre el tiempo en la sociedad de consumo tras estrenar Comprar, tirar comprar en 2010.

Pregunta. En su documental, se presenta el tiempo como si fuera la mayor religión del mundo.

Respuesta. En principio, era un factor biológico. Hasta la tribu africana más remota depende, aunque sea ligeramente, del tiempo. El problema es que, con la llegada de la Revolución Industrial, se ha convertido en un factor social. El trabajo, por ejemplo, es un intercambio de tiempo por dinero.

P. Y de trabajadores precarios pasamos a ser también clientes precarios.

R. Las gasolineras ya son autoservicio, con una cámara de seguridad en vez de empleados y hasta las bibliotecas públicas nos obligan a aprender a gestionar nuestros préstamos. Invertimos cinco minutos de aquí, otros 10 de allá… Poco a poco, ese fenómeno va creciendo y acumulando nuestro tiempo mientras se destruyen millones de empleos.

P. El de "trabajador parcial" es un concepto inventado para el documental.

R. Los manuales empresariales nos denominan así desde hace 50 años. Eso sí, lo somos sin poder elegirlo. Y sin formación, ni contrato, ni derechos laborales.

P. Si las empresas llevan décadas estudiando de forma exhaustiva la gestión del tiempo para que sus trabajadores ahorren medio segundo en las cadenas de montaje, ¿No podemos los ciudadanos aprenderlo también?

R. Cada vez es más común ver a compañías que descuentan del sueldo de sus trabajadores las pausas para ir al baño. La mejor forma de recuperar parte del control del tiempo, algo que es nuestro, es dedicar algunas horas a la semana a estar fuera del sistema; a dejar de ser productivos de forma voluntaria.

P. Antes interesaba que el trabajador tuviera tiempo libre para que pudiera consumir. Ahora ya no hace falta. Cuanto más trabajas, más dinero inviertes en alguien que cuide de tus hijos o limpie tu casa.

R. Exacto. Pero aquellos con sueldos más bajos no pueden contratar ese tipo de servicios con los que liberarse de determinadas tareas. Ahora también existe el concepto de pobreza de tiempo, que es otra desigualdad social como lo es la económica. Cuanto más nos liberemos del reloj, más democrática será nuestra sociedad.

P. Además, ahora con internet puedes seguir consumiendo mientras trabajas.

R. Internet es, junto al trabajo y estas nuevas empresas que nos “contratan” de forma parcial, el gran ladrón de tiempo. Invertimos hasta cuatro horas al día en las redes sociales y luego nos quejamos de que no tenemos tiempo para nada. Al golpe de like, no paramos de dejar nuestros datos, que se convierten en un negocio.

La lucha por recuperar nuestro tiempo

Puede que internet sea uno de los grandes ladrones de tiempo, pero también es la herramienta que nos permite luchar por las horas y minutos que nos roban las empresas.

Una calculadora de tiempo (en inglés) nos permite saber cuánto cuesta una hora de nuestra vida de forma personalizada tras completar un test. Y así saber "si nos compensa hacer una hora de cola para ahorrarnos unos pocos euros", destaca Cosima Dannoritzer. O para darnos cuenta de que merece la pena pasar una hora extra con los nuestros.

Son pequeñas medidas que se suman a las huelgas y demandas legales de trabajadores que intentan recuperar el valor de su tiempo. Desde un punto de vista colaborativo, los bancos de tiempo es un sistema de intercambio de servicios para que los ciudadanos puedan resolver pequeñas trabas de la vida cotidiana con ayuda de ss vecinos.

Además, cada vez existen más cursos online y presenciales de gestión de tiempo y aplicaciones móviles, como Wunderlist, que nos ayudan a organizar mejor nuestros horarios. Y no necesariamente para que seamos más productivos para nuestras empresas.

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Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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