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La dimisión de Livermore abre otra crisis en el Palau de les Arts

El director de la ópera valenciana renuncia por las “trabas” de la Generalitat, que impulsa un nuevo modelo de gestión del coliseo. Un juzgado abre juicio oral contra Helga Schmidt y otras cuatro personas por presenta malversación, prevaricación y falsedad

Davide Livermore durante la comparencia para explicar su renuncia a la dirección del Palau de Les Arts.
Davide Livermore durante la comparencia para explicar su renuncia a la dirección del Palau de Les Arts.MÒNICA TORRES

Un día después de que Plácido Domingo presentara la nueva temporada del Palau de les Arts de Valencia con la ópera Don Carlo, el intendente de la ópera, el italiano Davide Livermore, anunció ayer su dimisión. Si la obra de Verdi plantea la lucha de la libertad contra la opresión política y religiosa, Livermore esgrimió las “trabas administrativas” de la Generalitat a su gestión al frente del recinto para explicar su marcha del cargo que ocupaba desde 2015. Tras la  destitución de la anterior intendente, Helga Schmidt, procesada por los presuntos delitos de prevaricación, malversación y falsedad durante su etapa al frente del coliseo valenciano.

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La salida del reputado escenógrafo italiano y el anuncio posterior de la Generalitat de que va a dar un giro radical a la gestión del Palau de les Arts, —un edificio monumental diseñado por Santiago Calatrava que costó 478 millones de euros— supone el fin definitivo de una etapa en la trayectoria operística valenciana marcada por múltiples conflictos y polémicas pero también por éxitos musicales (como la creación de la nueva orquesta o aplaudidas producciones como El anillo del Nibelungo de Wagner). Livermore, responsable del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo del Palau, era el único cargo importante que quedaba de la época capitaneada por Schmitd, que inauguró la espectacular ópera en 2005 con un presupuesto de 44 millones de euros, ahora reducido a 22 millones.

El italiano, en una emotiva comparecencia —acompañado por un centenar de empleados y colaboradores del Palau, entre ellos, Plácido Domingo— explicó que no se marcha por presiones en su gestión artística, que siempre ha ejercido “libremente” tanto con el actual Gobierno de la Generalitat como con el anterior, ni por cuestiones presupuestarias, sino por razones administrativas que desembocan en una situación de la que no quiere ser “cómplice”. Según Livermore, esas trabas hacen “inviable el cometido” para el que fue contratado. El artista se preguntó incluso si, conscientemente o no, el deseo de la Generalitat es cerrar el Palau. “La cultura, el arte, no pueden catalogarse como mercancías de un lineal de supermercado”, defendió.

El detonante de su dimisión, según la propia versión del italiano, es el borrador de auditoría que los órganos fiscalizadores de la Generalitat le han hecho llegar sobre la gestión del centro en 2016. Poco más o menos el informe dice “que lo que hemos hecho con las contrataciones de los artistas no respeta la ley”, espetó sin rodeos.

Contrataciones

Livermore lamentó, además, que la Generalitat no haya encontrado en dos años una fórmula que hiciese compatible su trabajo de escenógrafo en otros teatros internacionales con su cargo en el coliseo, y criticó la falta de voluntad de la Administración valenciana para dotar de personal estable a la orquesta y al resto de la plantilla del Palau de les Arts. “En 2017 hemos presentado 58 solicitudes de contratación de personal y solo nos han contestado a 14”, puso de ejemplo.

El intendente se mostró confiado en que los dos directores musicales del Palau de les Arts, Fabio Biondi y Roberto Abbado, concluyan sin contratiempos sus contratos, que finalizan en 2019. El cantante y director de orquesta Plácido Domingo expresó su apoyo a Livermore.

La contundencia con que habló el artista italiano obligó al secretario autonómico de Cultura de la Generalitat, Albert Girona, a comparecer después para dar cuenta del cambio de modelo en la gestión del recinto operístico. Según Girona, el patronato del Palau de les Arts promueve un cambio de sus estatutos para eliminar la figura del intendente y crear dos nuevas: la de director general y la de director creativo, que saldrán a concurso público igual que se hizo con el puesto de director general del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM).

El secretario autonómico de Cultura, que aceptó la dimisión de Livermore, aseguró que el intendente conocía los planes del patronato antes de renunciar al cargo. De hecho, Livermore reconoció en su comparecencia, ayer por la mañana, que ya manifestó a la Generalitat que no iba a presentarse al citado concurso.

La renuncia del artista italiano coincide en el tiempo con la decisión del Juzgado de Instrucción número 15 de Valencia de abrir juicio oral —no se ha fijado fecha todavía— contra Helga Schmidt y otras cuatro personas —tres empresarios y un exdirectivo— por presunto fraude en el coliseo. Están acusados de presunta malversación, prevaricación y falsedad. La antigua intendente —también el resto de imputados—, ha negado las acusaciones y ha insistido en que tanto los contratos como las negociaciones previas, que van a enjuiciarse, “fueron hechos por la Generalitat”.

Director de escena, escenógrafo, diseñador de vestuario e iluminación, cantante, bailarín, actor, guionista y pedagogo son algunas de las facetas que el responsable artístico del Palau de les Arts ha desarrollado en sus más de 22 años de carrera, durante los cuales ha cantado en los principales teatros de ópera del mundo con artistas como Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, Josep Carreras, Zubin Mehta, Mirella Freni, Luca Ronconi, Andréi Tarkovsky o Zhang Yimou. Una trayectoria que ha consolidado tanto en los principales escenarios del continente como en pequeños teatros de su Italia natal.

Como director de escena ha trabajado para los principales teatros italianos: Maggio Musicale Fiorentino, Regio de Turín, San Carlo de Nápoles, Carlo Felice de Génova, La Fenice de Venecia, así como para el Festival Rossini de Pésaro.

Fuera de su país ha sido requerido por las óperas de Filadelfia (Estados Unidos), Montpellier y Aviñón (Francia), además del Bunka Kaikan de Tokio y el Seoul Arts Center. En España ha presentado sus montajes en la Opera de A Coruña, el Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro de la Zarzuela de Madrid.

Cronología de un oneroso ‘do de pecho’

Orígenes. El PP llegó al Gobierno de la Generalitat Valenciana en 1995 y cambió la torre de comunicaciones proyectada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias —presupuestada en 97 millones de euros— por la ópera del Palau de les Arts, también diseñada por Santiago Calatrava, cuyo coste se elevó a 478,5 millones.

En 2000, Helga Schmidt, asesora del Covent Garden, es nombrada intendente y se empieza a crear una nueva orquesta, con el maestro Lorin Maazel de director musical, que pronto se sitúa entre las mejores de España, según la crítica.

La ópera se inauguró en 2005 con éxito gracias al montaje de Fidelio, de Beethoven, dirigido por Zubin Mehta, otra de las estrellas contratadas.

La plataforma escénica de la sala principal se hundió en 2006 y se atascó, modificando la programación.

El aforo de la sala principal se redujo en 2007 un 12% para eliminar 200 butacas de escasa o nula visibilidad. Ese mismo año, se produjo el incidente más grave: la inundación de los niveles inferiores de la ópera, tras unas fuertes lluvias. El coste de la reparación ascendió a 16 millones.

En 2009, se estrenó el mayor éxito internacional del Palau de les Arts, la tetralogía El anillo del Nibelungo de Wagner, con la dirección de Zubin Mehta y La Fura dels Baus.

En 2013, se detectaron caídas del trencadís que recubre todo el Palau. Se cambió por completo dos años después.

La Policía registró el Palau en 2015 por dos casos de presunta corrupción. Schmidt, junto con otros excolaboradores, fue imputada. Davide Livermore se hizo cargo de la intendencia.

El juez ha ordenado ya la apertura de juicio contra Helga Schmidt por prevaricación y malversación. Davide Livermore dimitió ayer como intendente. La Generalitat anuncia un nuevo modelo de gestión.

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