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Suecia, el paraíso de las mujeres cineastas

El país nórdico ha aumentado la cuota de directoras, que ha pasado en solo tres años de un 26% a un 50%

Rocío García
Desde la izquierda, las directoras de cine Carla Simón, Roser Aguilar y Elena Martín el pasado junio en Barcelona.
Desde la izquierda, las directoras de cine Carla Simón, Roser Aguilar y Elena Martín el pasado junio en Barcelona.Albert García
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En busca de la paridad en el cine

Las palabras ya no sirven. Lo único es la acción. La igualdad de género es cuestión de decisiones políticas y sociales. Así de claro lo vio Anna Serner cuando se hizo responsable del Instituto del Cine de Suecia. En solo tres años, el número de mujeres directoras suecas ha aumentado del 26% en 2012 al 50% en 2015. Está claro que este modelo es la envidia de todas las mujeres cineastas iberoamericanas, que se han reunido estos días en el marco del Festival de Cine de San Sebastián para debatir una situación que califican de “dolorosa y clamorosa”.

El modelo implantado comienza por la contabilización real de la presencia de mujeres en el cine y en los proyectos que se presentan para las ayudas y, una vez priorizado el nivel de calidad, se pone el acento en aquellos trabajos firmados por cineastas femeninas para que no sufran discriminación. Se intensifica de esta manera la mirada en las realizadoras que presentan proyectos de calidad. Otro punto en el que ha trabajado el instituto de cine sueco es el de formar grupos de trabajo de directoras que acogen a jóvenes cineastas y las enseñan y muestran todos los recovecos de la industria y cómo superarlos. También existe un programa especial dedicado a las escuelas y universidades, dirigido a fomentar el deseo evidente de muchas adolescentes que muestran sus ganas de ser directoras pero que luego, por diversas causas, se desvanecen.

Con el ejemplo sueco y la lucha titánica de Serner, una mujer con agallas y mucha decisión, se ha celebrado el I Foro FIACINE de Cineastas Iberoamericanas que ha reunido en la ciudad donostiarra a representantes de nueve Academias de Cine (Argentina, México, Brasil, España, Ecuador, Colombia, Paraguay, Portugal y Venezuela) y al Instituto de Cine de Chile, con el objetivo de estudiar medidas que ayuden a conseguir la igualdad de género en el sector. De momento, las cifras son más que desalentadoras. Según un estudio realizado por FIACINE (Federación Iberoamericana de Academias de Cine), de los 3.700 miembros de las academias de los seis países citados, solo el 31% son mujeres, cifra que desciende al 27% en el ámbito de la producción y al 18% en el de dirección. En todos los oficios de la industria cinematográfica (montaje, sonido, guion, fotografía o dirección de arte) la presencia de las mujeres es muy inferior a la de los hombres. Solo hay una excepción y es el caso de la interpretación, en las que las actrices superan con un 51% a los actores.

Azucena Rodríguez, cineasta que representa a la Academia de Cine de España, ha asegurado en un encuentro con la prensa, que ha contado con la presencia de Anna Serner, que el primer objetivo de esta primera edición del Foro de Mujeres Cineastas Iberoamericanas es realizar un estudio exacto sobre el número de mujeres en la industria para así poder darles visibilidad. De los 798 largometrajes iberoamericanos estrenados en 2016, solo el 10% ha sido dirigido por mujeres en el género de la ficción, mientras que en el documental la cifra asciende a un 21%. “El camino será largo” ha augurado Rodríguez. Largo y difícil, le ha asegurado Anna Serner, pero posible.

La directora del Instituto de Cine de Suecia ha defendido con ardor un plan de acciones sencillo pero contundente y ha puesto de ejemplo su país de origen. Lo primero que ha explicado Serner es que hay que atajar de una vez por todas los distintos argumentos que rodean el tema del acceso de las mujeres a la dirección. Y citó la presunta peor calidad de las realizadoras, la insuficiente experiencia –“de los hombres se habla de potencialidad, pero de las mujeres se señala la falta de experiencia”– o la falta de voluntad por parte de algunas de asumir responsabilidades. “No hay que pensar en cuotas, sino centrarnos en la calidad de los proyectos y está demostrado que las mujeres son iguales a los hombres en este campo”, explicó Serner, para quien es fundamental la realización de foros y encuentros, para que las cineastas sepan defender ante distribuidores y comités de selección sus trabajos.

Anna Serner reconoció que el apoyo político y económico por parte de los distintos Gobiernos suecos ha sido “decisivo” para acometer esta lucha, aunque el IVA en el cine ha aumentado desde enero pasado desde el 6% al 25%, medida con la que se ha mostrado muy crítica. El presupuesto dedicado al cine en Suecia ronda los 34 millones de euros, pero Serner ha asegurado que las ayudas a los largometrajes pueden alcanzar unos 140 millones de euros al año. El modelo sueco ha sido ya copiado por países como Australia, Canadá e Irlanda. Ahora, le toca el turno a Iberoamérica. “Resistencia y paciencia”, fue el consejo que dio Serner a sus colegas de España y Latinoamérica.

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