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Dos gigantes y miles de enanitos

Penguin Random House, tras la compra de Ediciones B, mira cara a cara a Planeta en su lucha por dominar el mercado editorial

Los personajes de 'Mortadelo y Filemón', creados por Ibáñez, principal activo de Ediciones B.
Los personajes de 'Mortadelo y Filemón', creados por Ibáñez, principal activo de Ediciones B.

En el cuadrilátero del mercado editorial español hay dos pesos pesados que se están disputando el título a puñetazos. De un lado, Planeta, del otro, Penguin Random House. El primero, según señaló el editor Roger Domingo, con una cuota de mercado del 24%. El segundo, tras la compra de Ediciones B, por una cifra valorada por el sector en 40 millones de euros, estaría según fuentes consultadas en torno al 20%. Entre los dos, casi la mitad de la tarta, ya que el resto se lo reparten principalmente los sellos de libros de texto con un 23%, más el libro técnico y religioso, y también las editoriales independientes que publican libro literario. Un sector que factura en total 2.200 millones de euros anuales y que componen más de 2.600 editoriales, según indica la Federación del Gremio de Editores. En definitiva, dos Goliats y miles de enanitos a su alrededor.

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Este último movimiento de fichas demuestra la batalla encarnizada que hay entre las dos grandes empresas españolas. Un paso más hacia la concentración de la oferta que se hizo más virulenta a partir de 2012, un año en el que las ventas de libros también comenzaron a decaer, con golpes por parte de Planeta como la adquisición del accionariado mayoritario de Tusquets, el 30% de las acciones de Grup 62 por 6 millones de euros y el 100% de las acciones de Círculo de Lectores. A ello, el grupo alemán Bertelsmann –socio mayoritario de Penguin Random House- contestó con la compra de Mondadori, el acuerdo con la británica Penguin y finalmente Alfaguara (del grupo Santillana), en 2014, por 72 millones de euros.

Responsables de Penguin Random House y de Ediciones B han declinado hablar públicamente sobre la operación incidiendo en que la compra aún debe concretarse y debe recibir el visto bueno de Competencia. Markus Dohle, CEO de Penguin Random House, manifestó el pasado jueves, cuando se conoció la operación, que "con la adquisición de los respetados sellos de Ediciones B", amplían y creen aún más en los mercados de habla hispana.

Así, a día de hoy, Planeta suma sellos como Destino, Tusquets, Seix Barral, Ariel, Temas de Hoy, Minotauro y Crítica; mientras que Penguin Random House tiene en su haber Debate, Lumen, Grijalbo, Plaza & Janés, más las que llegaron con Alfaguara, Taurus, Suma de Letras, Aguilar y Punto de Lectura, entre otras.

Generar volumen de negocio

La táctica, como indican los expertos en el mercado del libro consultados, es generar volumen de negocio. Y para ello hay que comprar a otros. De ahí la adquisición de Ediciones B, perteneciente al Grupo Z, que atraviesa dificultades económicas, y cuyo fondo tiene los títulos que procedían de Bruguera –comprada por Ediciones B en los años ochenta- y en la que se encuentran los libros de Francisco Ibáñez, cuyos últimos títulos protagonizados por Mortadelo y Filemón han vendido 40.000 ejemplares (El tesorero) y 30.000 ejemplares (Elecciones), además de los libros de Wally o de los Simpsons. Unas cifras nada despreciables en un sector que apenas remontó sus pérdidas en 2015 en un 2,8%, y principalmente gracias al libro de texto, como destacó la Federación del Gremio de Editores en su último informe (los datos de 2016 se conocerán en junio).

Fenómeno global

La concentración de la oferta editorial no sólo se da en España. En Estados Unidos, un mercado que llega a facturar hasta 30.000 millones de dólares (según The Global Market 2015-2016), el sector del libro está manejado por las conocidas como 5 Big Publisher (Penguin Random House, Hachette Book Group, MacMillan Publisher, HarperCollins y Simon & Schuster). Entre ellas se reparten a los autores más vendidos en el país. Y son, además, los mismos grupos que controlan el mercado británico. En Francia ocurre algo parecido con Hachette, Editis (que pertenece a Planeta) y Gallimard / Flammarion. Y en Italia en la actualidad la comisión reguladora de la competencia analiza la reciente fusión entre Mondadori y RCS, que podría suponer un control casi total de su mercado editorial.

Los analistas del libro también añaden la razón de peso del control de los derechos para explicar la concentración. Lo que interesa es tener un portafolio de libros que estén presentes en todas las áreas de la edición. Es decir, copar desde los libros más literarios a los best sellers, los libros de cocina o jardinería.

Y mientras dos dirimen por arriba, ¿qué ocurre con el resto de sellos que publican literatura? La conclusión es la paulatina desaparición de la clase media. Porque entre estos más de 2000 sellos apenas quedan ya editoriales independientes de estatura media, sellos que publican en torno a los 100 libros al año (las más grandes publican más de 700): Siruela, Salamandra, Roca Editorial, Acantilado, RBA. Otras como Anaya ya forman parte de un gran grupos, en este caso de la francesa Hachette, y Anagrama ya está controlada en un 99% por el italiano Feltrinelli. “Yo me siento como en la Galia”, sostiene Blanca Rosa Roca, de Roca Editorial, que además indica que con la concentración se recrudece esta compra de derechos: “Yo puedo encontrar un libro, pero si, por ejemplo, es de Hachette, primero se ofrece a las editoriales del grupo, y luego al resto”.

Y hay consecuencias. La primera, y que ya sucede, es la monopolización de las listas de los más vendidos. Entre los diez títulos que se suelen publicar habitualmente no hay casi ninguno que no pertenezca a los dos grandes grupos. “A veces entra alguno, pero es un tipo de best seller cercano al espíritu Planeta [o Random]. Tienes que imitar el modelo de las grandes, que además lo están marcando los departamentos de marketing”, asegura la editora italiana Donatella Ianuzzi, de Gallo Nero. Ella, sin embargo, asegura estar en otra liga muy diferente: la de los editores unipersonales. Como el caso de Victor Gomollón, de Jekill y Jill, que asegura: “Y yo mismo soy la editorial y únicamente dependo de mi banco”. Ellos estarían en ese enorme grupo, el más bajo en el escalafón pero el más numeroso, que apenas produce entre 20 y 30 libros al año, si llega en ocasiones. Y bajo el síndrome de la supervivencia.

La segunda consecuencia, según editores y expertos, es la pérdida de la bibliodiversidad. No solo por entrar entre los más vendidos, sino en los puntos de venta, pese a que haya libreros que como afirma Enrique Redel, de Impedimenta, “sí se puedan fijar en otras editoriales por ser diferentes. Eso puede ser positivo para nosotros”.

El panorama editorial español queda así aún más dividido entre dos y a la espera de que se produzca alguna nueva acción. “Yo no estoy en venta”, afirma Blanca Rosa Roca, entre risas. En este cuadrilátero todo puede suceder.

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