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ENTREVISTA | DANIEL CALPARSORO

“Hoy dan más miedo los trajeados que unos tatuados”

El director estrena 'Cien años de perdón', un 'thriller' en el que unos ladrones fracasan en un robo que esconde otros objetivos

Raúl Arévalo atiende a Daniel Calparsoro en el rodaje de 'Cien años de perdón'.
Raúl Arévalo atiende a Daniel Calparsoro en el rodaje de 'Cien años de perdón'.

El estreno de Cien años de perdón se ha visto enturbiado con una polémica procedente del otro lado del Atlántico: el realizador argentino Alejandro Saderman ha acusado a su director, Daniel Calparsoro, y a su guionista, Jorge Guerricaechevarría, de plagiar la venezolana 100 años de perdón (1998), dirigida por el propio Saderman y coescrita por este junto a Carlos González, Henry Herrera y Luis Zelkowicz.

Vistas las dos películas, ambas coinciden apenas en el esqueleto básico: son películas de atracos y una mujer manda en la sucursal, poco más. En cualquier caso, Calparsoro (Barcelona, 1968) responde directo a la pregunta: “Es una polémica absurda, interesada. Hay una novela española con ese título de hace tres años y eso fue lo que nos preocupó. Del thriller venezolano, ni Jorge ni yo no sabíamos de su existencia hasta hace tres semanas, cuando empezaron las acusaciones”. El cineasta dice estar tranquilo: “Es que ni las sinopsis se parecen”.

“Los bandidos tienen un código; los criminales actuales no”

Y así comienza a desgranar el proceso de producción de este filme, la historia del atraco a un banco por un grupo hispanoargentino de profesionales, una banda que pronto descubre que la sucursal esconde demasiados secretos como para que ellos salgan bien parados. De sopetón, el filme entra en una intriga política que le da otra vuelta a la historia.

Una trama política

¿Hasta que punto una película es de un guionista, de un director o de un productor? “El cine es una disciplina comunal, que, como la firma un director, muchos piensan que es obra suya. No estoy de acuerdo; creo en la autoría compartida. Cien años de perdón nace de un encargo mientras ruedo Invasor”, responde. “Me proponen una película de atracos y a mí me gustan. Y me juntaron con Jorge, y fue otro regalo. Estuvimos un año entero buscando la idea, pues el encargo no venía con más preconcepciones. Decidimos que fuera una película más de personajes que de género, y que ellos movieran la trama. Dejamos de lado el thriller y su estructura unidireccional. La idea la parimos ambos pensando en qué podría haber dentro de una caja bancaria que no perdiera impacto en el tiempo ni para la historia ni para el espectador”, continúa.

En su búsqueda se centraron en un concepto: el miedo. “Está en el corazón de la trama de la película; motiva más en los personajes que la amistad. Además, queríamos retratar la sociedad española actual, así que elegimos la trama política. Sufrimos unos años en que se están descubriendo tantos casos de corrupción que la vida política está enfangada. Ese fango gigantesco causa desazón y decidimos retratarlo con ironía, para que haya un momento liberador para el público”.

“El miedo motiva más a los personajes que la amistad”

Calparsoro disfruta explicando que “los ladrones no están en el banco, sino fuera; dentro están los bandidos”. El cineasta sabe diferenciarlos: “Los bandidos tienen un código; los criminales de fuera no entienden de eso, son incapaces de mirarse a la cara. Son policías, banqueros, políticos, gente sin ética que nos lleva como nos lleva la sociedad actual”.

En el siglo XXI, en el fondo, se echa de menos a los piratas. “Es que dan más miedo los trajeados que unos tatuados”, ironiza. Directores como Jacques Audiard o Alan J. Pakula han descrito mejor sus momentos históricos a través de sus thrillers que el cine social. “El cine de alguna manera siempre refleja la sociedad en la que se hace. Cien años de perdón propone un entretenimiento y dentro te cuenta algo, aunque sin darte una lección. Te lanza una pregunta: ¿con quién estás?”. Y Calparsoro echa de nuevo a reír: él tiene clarísima la respuesta.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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