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SERIES

Una comisaría sin ley ni orden

Comedy Central estrena en España ‘Brooklyn Nine-Nine’, protagonizada por Andy Samberg y ganadora de dos Globos de Oro

En Estados Unidos, Saturday Night Live es mucho más que uno de los programas humorísticos más longevos de la televisión. Es toda una institución. De ahí que cada vez que uno de sus alumnos se gradúa solo, la crítica apunta a matar. La maldición del Saturday Night Live la llaman, capaz de crear leyendas o acabar con ellas.

El último en el punto de mira es Andy Samberg, parte durante una década de la familia de humoristas del SNL y ahora en solitario gracias a la serie Brooklyn Nine-Nine, cuya primera temporada estrena en España esta noche (21.25) el canal Comedy Central. “No hay manera de explicar esta maldición y la única forma de contrarrestarla es con tiempo”, explica a EL PAÍS el humorista californiano, de 37 años.

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Tiempo para demostrar la valía de cada uno por separado. Su mejor ejemplo es Jimmy Fallon. “Ahora puedo decirlo, porque muchos le echaron por tierra cuando dejó SNL, que si sus películas no funcionaban, que si bla, bla, bla, y ahora es el nombre más cotizado de la industria”, recuerda de un amigo y compañero, al frente de uno de los late shows más populares de la televisión estadounidense.

Samberg no necesitó tiempo: la suerte estuvo de su lado. Modesto y risueño admite que lo último que pasó por su cabeza cuando dejó SNL era meterse a hacer una comedia de situación de media hora, pero sus amigos Mike Schur y Dan Goor, autores de Parks & Recreation, llamaron a su puerta. “Sabía desde que empezaron a hablar que les iba a decir que sí”, recuerda ahora.

También tuvo suerte con el reconocimiento de una serie que se desarrolla en una comisaría de policía de Brooklyn y que enganchó enseguida a la crítica y el público. Contra todo pronóstico, recibió nada más arrancar en 2013 los Globos de Oro a la mejor comedia y al mejor actor en este género para Samberg, reconocimientos a los que luego seguirían otros, como las dos candidaturas al Emmy consecutivas para Andre Braugher en su primer trabajo cómico.

“Nunca me ha gustado salir a un escenario y enfrentarme al público sin llevar algo preparado”, recuerda Samberg de su sorpresa no fingida cuando consiguió el galardón. Razón de más para reconocer la suerte que ha tenido en su carrera, lo que le asemeja al papel que encarna, el detective Jake Peralta, alguien con facilidad innata para su trabajo y para reírse de sí mismo. Samberg cree que trabajar en SNL ha supuesto el mejor campo de entrenamiento para el humor, donde puso en práctica escenas memorables, como la titulada Dick in a box, que protagonizó junto a Justin Timberlake.

Y está esa otra parte de su humor que considera genético, perfecto para el detective con talento al que le falta madurez que interpreta en Brooklyn Nine-Nine. “Cuando naces enamorado de la comedia, está claro que así es como te vas a enfrentar a la vida”, resume de lo que considera sus mejores cualidades.

Son las mismas que pone en marcha en la serie, donde cuenta con la colaboración de consejeros para representar con fidelidad el trabajo en una comisaría de policía, pero donde se siente “como un niño de ocho años” cada vez que empuña una pistola.

La otra mentira de Brooklyn Nine-Nine es su ubicación: se rueda en su totalidad en los estudios CBS del valle de San Fernando, a espaldas del famoso letrero de Hollywood. “Pero es más fácil fingir las calles de Brooklyn que las de Manhattan”, explica Braugher de una serie que en EE UU ya va por su tercera temporada.

El payaso listo

Graduado en Juilliard, galardonado con el Emmy por su trabajo en la serie Homicidio, el papel favorito de su carrera, Andre Braugher asegura que en Brooklyn Nine-Nine le pagan por no reírse. "Y lo intentan todo el tiempo", se resigna de su primer trabajo en comedia.

Su método: preparar al máximo su papel como el cuadriculado capitán Ray Holt y luego tirarlo todo por la ventana. “Los guiones son estupendos, pero tengo que vaciarme el cerebro porque están improvisando a cada momento y ser el serio de la serie tiene sus inconvenientes”, reconoce. “Es mi responsabilidad mantener el realismo”, añade. La otra dificultad, la orientación sexual de su personaje. “A mi hijo, un adolescente, no le hizo ilusión que hiciera del policía gay. Para mí es una medalla de honor”.

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