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LETRAS ÍNTIMAS | PABLO RAMOS

La feroz sinceridad

La escritura de Pablo Ramos es bruta y seca, un aguardiente que raspa y hace reír

No sólo es caca, pedo, pis. También es cocaína, whisky, excremento. Palabras que destruyen y producen heridas que vive y describe Pablo Ramos (Avellaneda, Argentina, 1966). Sus obras: La ley de la ferocidad (2007) y El origen de la tristeza (2004), publicadas en Argentina por la editorial Alfaguara son editadas por primera vez en España por el sello catalán Malpaso, porque, según el autor: “Alfaguara España incumplió su palabra dos veces al no publicar mi obra en España”.

La escritura del autor argentino es bruta y seca, un aguardiente que raspa y hace reír. Ácido que carcome es Gabriel Reyes, el “yo literario” de Pablo Ramos, quien hace literatura fúnebre y relata la muerte del padre como un fiambre que no termina de cremarse. Dos noches y tres días de velorio donde se muestra la ferocidad que es intentar acabar con uno, con todo y con todos porque se sabe que ni lo más terrible hace que uno vea las cosas de otro modo, porque los hechos son lo que son: fatales.

Pregunta. ¿Tu literatura autoreferencial tiene que ver con el ego argentino?

Respuesta. Yo no quiero compartir el ego argentino, el mío es tan grande que supera al de todos los argentinos juntos. Mi personaje Gabriel Reyes no es mi alter ego, porque eso sería un disfraz, algo para ocultarme de los demás. Se trata de “un yo literario” que es algo mucho más profundo.

P. ¿Por qué creas a Gabriel Reyes?

R. Para mostrarme, preguntar y responderme: ¿Qué hay detrás de esa ira que yo sentía frente a mi padre? Deseo de ser mirado, deseo de ser amado. ¿Qué hay detrás de ese deseo de ser amado? Impotencia, inseguridad. ¿Qué hay detrás de la inseguridad? Angustia.

P. ¿Escribir de uno mismo es una moda?

R. A la moda la desconozco. Me parece deprimente lo que se publica en términos generales. No me invitan a la Feria del libro de Buenos Aires porque a donde voy digo lo que pienso.

P. ¿Y suele molestar?

R. Sí, porque le pusimos a la hipocresía un montón de falsos sinónimos: cortesía, amabilidad, educación. Yo soy mucho más salvaje. ¡Cómo me voy a juntar con escritores que tienen una mujer que les limpia la casa y que les miran el culo a la paraguaya que tienen trabajando!

P. ¿Escribes lo que puedes, lo que quieres o lo que debes?

R. Lo que puedo, como cualquier escritor. Ahora, en el constante leer lo que pude escribir encuentro lo que quiero escribir y en el constante leer lo que quise escribir encuentro lo que debo escribir. Yo tengo una frase que se anda haciendo famosa: Ahí donde fracasa el que escribe triunfa la novela.

Gabriel Reyes, odia y destruye, y no para reír, se burla. Escribe en La ley de la ferocidad: “Buenos Aires está muerta para mí. Me siento mal en Buenos Aires. Me siento mal en todos lados, pero en lo que fue mi Buenos Aires querido cuando yo te vuelva a ver, peor”…. “mi tragedia es así: nacional, celeste y blanca”. Un hijo que entra y sale del rito funerario sin vaselina. Rasga, corta y humilla a putas, drogadictos y ex mujeres en un extravío alucinatorio que parece interminable. Un personaje que vive el tormento que es tenerlo todo, excepto lo que quiere, que es querer querer, y no poder. Así escribe Pablo, así piensa Gabriel: “No me gusta el precio que pago por mantener una posición económica. Mi padre decía que a mí no me iba a parar nadie. Y ahora tengo los autos que a él le hubiera gustado tener, la casa que a él le hubiera gustado tener, la chequera que a él le hubiera gustado tener…. Queriendo ganarle a mi padre, construí lo que construí; queriendo ganarle a fuerza de odio, la victoria se me fue de las manos. La victoria nunca se fue de las manos de mi padre”.

P. ¿Qué no quieres ser?

R. Alan Pauls. Ni loco, ni con ese culito lindo que tiene.

P. ¿Por qué?

R. Porque me parece que el día que yo escriba en un bar con una notebook, perfumando ya el futuro de mis lectores, me tiro debajo de un tren. No quiero ser un ser orgulloso del discurso hegemónico.

P. ¿Y fuiste lo que tenías que ser?

R. Y mirá, no lo sé. Quizá la única respuesta que busco es saber si mi padre me amó o no. Una respuesta que no puedo encontrar.

La ley de la ferocidad es la historia repetida de un padre ausente como presencia máxima. Padre peso, padre tótem, padre piedra. “Esta novela es la diferencia que existe entre encender una vela y maldecir a la oscuridad”. Pero también, dice Ramos: “Es una novela de lo mal hijo que se puede ser”.

P. ¿Tras la ferocidad qué queda?

R. Cansancio, vacío, arrepentimiento, derrota.

La necronovela de Ramos es relato de una época en la Argentina, la del menemismo, la del dinero fácil y la vida rápida. Síntesis: “Malgasto mi vida en sostener no sé qué. Porque pido y tengo. Doy y vuelve. Siempre más: de más. Pero nada me alcanza, y ése es el verdadero infierno”.

Pablo Ramos, además de escritor es músico. Estuvo en la cárcel por estafar con tarjetas de crédito. Ha estado en tratamiento para la desintoxicación de alcohol y cocaína. Es novio de la actriz Julieta Ortega, hija del mítico cantautor, actor y político Palito Ortega. Es autor de la trilogía: La ley de la ferocidad (Malpaso 2015), El origen de la tristeza (Malpaso, 2014), En cinco minutos levántate María (Alfaguara 2011). Su libro de relatos Cuando lo peor haya pasado, obtuvo los premios Fondo Nacional de las Artes (Argentina, 2003) y Casa de las Américas (Cuba, 2004). En 2012 publicó la colección de cuentos El camino de la luna.

 

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