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Franco, ese hombre

Ángel Viñas se enfrenta a la corriente historiográfica que con insistencia creciente trata de rehabilitar a Franco, destrozando de paso la imagen de la Segunda República

Antonio Elorza

Para quien hizo el servicio militar como “aspirante” a alférez en los años sesenta, en una carrera que estuvo a punto de terminar ya cumplidos 15 meses como propina en Ceuta por orden del capitán general de la Región, en caballería a caballo —¡hablamos de 1966!— y con tanques que no andaban, el capítulo de Ángel Viñas sobre el Ejército de Franco constituye un modelo de rigor histórico y de humor negro. Viñas ha dado con un estilo muy adecuado para afrontar las actitudes y las decisiones del esperpéntico dictador, capaz de entregar a sus tropas a una “guerra de tebeo” en Ifni, sin muelles para desembarco y bombas arrojadas desde aviones de Iberia. La desmitificación de Franco por Viñas sirve para mostrar en este punto que le importaba el Ejército, como tantas otras cosas en la política, únicamente para perpetuarse en el poder.

Acierta Viñas al reconocer la exigencia de enfrentarse a la corriente historiográfica y política que con insistencia creciente trata de rehabilitar a Franco, exaltando sus supuestas realizaciones y destrozando de paso la imagen de la Segunda República con argumentos similares a los que esgrimieron los sublevados de 1936. El libro de Stanley Payne y Jesús Palacios Franco, una biografía personal y política (Espasa, 2014) es la mejor muestra de esa orientación, y, documentos en la mano, Viñas se entrega a la labor de desmantelarla página a página. El único reproche a esa tarea consiste en la forma adoptada, de ir invalidando las posiciones neofranquistas una por una, de manera que la interpretación pierde fluidez expositiva y la crítica asume una innecesaria aspereza. La ironía es más útil que el sarcasmo. Unas notas a pie puntuales hubieran podido resolver la cuestión, relegando las menciones bibliográficas al final de los capítulos.

Más allá de las aportaciones relativas a aspectos sectoriales —la espléndida sobre el Ejército como instrumento de la disuasión, el antisemitismo o el apunte sobre el enriquecimiento de Franco durante la guerra—, Viñas realiza un esfuerzo considerable, siempre armado con referencias documentales, para refutar la conocida interpretación de Juan Linz del franquismo como régimen autoritario, tema que vinculara ya en tiempos Juan José Carreras al americanismo del “centinela de Occidente”. Otro desmantelamiento que tal vez hubiera debido verse acompañado por el repaso pormenorizado a los rasgos del autoritarismo según Linz, justamente para resaltar las dimensiones neonazis del régimen de Franco. Faltan algunas cosas, como la teoría del caudillaje de Conde, pero en general el encuadramiento del mando político de Franco en la teoría germana del Führerprinzip permite una mejor comprensión de la interminable dictadura militar sufrida por España. Baste mencionar el descubrimiento de las leyes reservadas como instrumentos de un poder personal, arbitrario e ilimitado.

La otra cara del caudillo. Ángel Viñas. Crítica. Barcelona, 2015. 439 páginas. 22,90 euros

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