Las colonias Roma y Doctores tienen nuevo ‘look’

Los pinceles y aerosoles han dejado huella en las colonias Roma y Doctores de la Ciudad de México. 25 nuevos y coloridos murales de 22 artistas diferentes adornan las calles de estos dos barrios separados por la avenida Cuauhtémoc pero distantes a nivel sociocultural. La Roma se distingue por su modernidad y la Doctores por su bravura, sin embargo, hoy se le identifica como una zona hipster aspiracional. "El arte urbano fomenta un diálogo. Y está ahí para todos. No discrimina, la clase no importa", cuenta Mart, uno de los muralistas, de 28 años, que vino de Buenos Aires para dejar su huella en la megametrópoli mexicana.

El festival Constructo ha sido organizado por la joven galería de arte, Arca. "El objetivo era mandar un mensaje positivo y cambiar la monotonía del camino de las personas y de sus barrios", explica Daniel Martínez, de 29 años, uno de los coordinadores. Aterrizaron nueve artistas de ocho países distintos, más otros 13 nacionales. "Los pintores se pagaron su boleto de avión. Nosotros, el hospedaje, manutención, conseguimos el permiso para pintar y compramos el material. Se puede decir que fue un trabajo colectivo", comenta el diseñador gráfico Edgar Hernández, de 40 años, fundador de Arca.

La pared en el número 82 de la calle San Luis Potosí lleva la firma del regiomontano Beo Hake, de 28 años. El muro está pintado en tonos morados salvo una flor de color turquesa. "Es una cuna de Moisés. Mi abuela me la regaló cuando era niño y me dijo que era delicadísima, y en efecto se me murió al poco tiempo. Por eso quiero reflejar la fragilidad de la naturaleza", subraya este diseñador gráfico que inició pintando grafitis de manera ilegal y que ahora ha dado el paso a los murales pero solo como pasatiempo.

La supervivencia de los murales está sujeta al clima y al civismo del público. Una buena granizada o la apetencia de un grafitero por dejar su marca podría modificar el dibujo del pintor. "Que tu obra pueda ser efímera es parte del atractivo del arte urbano", asegura Zeta, de 40 años. Para este artista de origen español la oportunidad de convertir una pared blanca en una obra es "genial": "Somos muchos pintores que queremos enseñar nuestro arte, pero a veces no tenemos espacios para mostrarlos. Por eso agradecemos este tipo de eventos. Es una ocasión para enseñar que estamos aquí, que estamos vivos y que tenemos algo que decir".

El nombre del festival, que inició el 21 de abril y finalizó el día 30, está basado en la teoría de los constructos personales. "El significado que atribuimos a la experiencia es resultado de una construcción personal, de las habilidades del ser humano las cuales son difíciles de evaluar o de medir: la inteligencia, creatividad...Además, fonéticamente el nombre te remite a la construcción", explica Hernández. Constructo Arte ha sido apoyado por el El Grito Más Fuerte, una organización conformada por personas del arte y la cultura en México, y por el colectivo ciudadano Por Eso Propongo, que invita a enviar una propuesta de cambio para el país.

De los 22 artistas participantes, solo dos son mujeres. Hilda Palafox, de 32 años, es una de ellas. Esta ilustradora mexicana también pinta como una suerte de pasatiempo. Su mural, unos niños corriendo en un bosque hacia un elefante blanco, es el único ubicado en el centro de la ciudad. "Tiene un doble significado. Está la parte noble de unos niños corriendo en un bosque mágico, y el lado oculto: el significado del elefante blanco. En este país todos sabemos lo que ese animal representa", enfatiza la artista. Decir que algo es un elefante blanco es hacer alusión a una obra faraónica que puede ser muy linda, pero que no sirve para nada. "Como la estela de luz (un monumento por el bicentenario de la independencia de México)", se escucha al fondo.