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Corrida extraordinaria en La Malagueta

Perera, el valor en tarde desvaída

Solo una oreja se cortó en el festejo de las figuras ausentes de la Feria de Abril

Antonio Lorca

Las cuatro figuras ausentes de la Feria de Abril se anunciaron en Málaga con toros anovillados y escogidos por su nobleza y no aprobaron el examen. ¡Vaya por Dios! El primer borrón es que no fueron capaces de colocar el cartel de ‘no hay billetes’, síntoma muy preocupante para los cuatro. No hubo, es verdad, toro completo, pues todos tuvieron una corta vida y flaquearon en exceso de fuerza y casta; pero tampoco torero grande, limitados todos en su capacidad artística.

Se salvó Perera por su valor en el séptimo de la tarde, un toro que lo miraba con malos modos, lo volteó sin consecuencias y vendió cara su muerte. El torero demostró que le sobra valor del bueno, y asustó a todos por su quietud y templanza. La faena alcanzó momentos de tensión, de derechazos largos y ligados, muy por encima de la complicada condición del toro. Aun hubo una nueva voltereta de la que salió ileso milagrosamente antes de enroscarse en un ceñido circular que levantó al público de sus asientos. Escuchó un aviso antes de cobrar una estocada y a punto estuvo de que le cayera el tercero después de que el puntillero levantara el toro y se cumpliera el tiempo reglamentario. Su primero se dio una tremenda costalada de salida y quedó mermado de facultades. Aun así, Perera se lució en un quite en el que combinó chicuelinas y gaoneras, y ahí se acabó todo. De cualquier modo, el mérito de Perera fue su valor incontestable y el buen momento que atraviesa en la cara de los toros. Y tuvo otro: levantó la tarde del muermo en el que había caído desde el comienzo.

Morante, que abrió plaza y concitaba el interés de la mayoría, no tuvo suerte con su lote porque ambos toros parecieron poco propicios para su toreo. Y se dice tal cosa porque el primero, que derrochó nobleza, recibió un castigo excesivo en varas y el animal quedó lisiado; su segundo era un manso muy descastado, muy protestado por el respetable, pero que el presidente mantuvo acertadamente en el ruedo y el torero despachó con la celeridad que exigía el caso. En fin, que Morante quedó inédito, sin pena ni gloria. Intentó en el toro octavo el quite del perdón por verónicas que no salieron limpias.

Tampoco tuvo su tarde El Juli, y eso que le tocó en primer lugar un novillote que no paró de embestir en la muleta; pero cuanto más embestía, peor toreaba el diestro: acelerado siempre, al hilo del pitón, sin poso ni reposo. Tanto es así que dio muchos pases, pero su faena fue el discurso de la nada, y careció de intensidad y emoción. Su segundo se apagó pronto después de que el torero lo echara fuera en cada viaje, y así, ya se sabe, no es posible el buen toreo.

Ruiz y Jandilla/Morante, El Juli, Perera, Talavante

Cuatro toros de Daniel Ruiz (1º, 2º, 4º y 7º), y cuatro de Jandilla, mal presentados, -anovillados varios de ellos-, mansurrones, nobles y blandos.

Morante de la Puebla: estocada atravesada y un descabello (silencio); metisaca y un descabello (silencio).

El Juli: dos pinchazos y estocada (ovación); pinchazo, media tendida y un descabello (silencio).

Miguel Ángel Perera: casi entera trasera (ovación); _aviso_ estocada _2º aviso_ y dos descabellos (oreja).

Alejandro Talavante: pinchazo, estocada _aviso_ y dos descabellos (silencio); estocada (ovación).

Plaza de la Malagueta. 4 de abril. Corrida extraordinaria. Casi lleno.

Parecía dispuesto Talavante para deleitar con el buen toreo y a fe que lo intentó con desigual fortuna en su lote. Comenzó la faena a su primero por estatuarios brillantes y siguió con un par de tandas de naturales largos y hondos; pero hasta ahí llegó la casta del animal. Lo intentó sin fortuna en el último, descastado y parado también. Se le agradeció su interés, y el público se marchó con la decepción de quien espera más, mucho más, de cuatro primeras figuras que eligen toretes con mimo y dejan casi todo a medias.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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