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Cine en bicicleta para África

Carmelo López e Isabel Segura pasarán dos años proyectando películas gratis por el continente Al público solo le pedirán que pedalee para generar la electricidad

Gregorio Belinchón
Carmelo López e Isabel Segura, con el equipo de Cinecicleta (la caja blanca es el proyector).
Carmelo López e Isabel Segura, con el equipo de Cinecicleta (la caja blanca es el proyector).álvaro garcía

No hace mucho tiempo que en España todavía iban algunos proyeccionistas de pueblo en pueblo con sus furgonetas para mostrar películas. Y a pesar de las mejoras tecnológicas, de la tan cacareada globalización, aún hay decenas de países —en realidad, hasta varias capitales españolas de provincia— sin acceso a buenas salas. Menos aún a cine en una gran pantalla.

El proyecto Cinecicleta se inspira en las misiones pedagógicas de la segunda república

En 2012, Carmelo López, madrileño de 45 años, ciclista viajero que ya ha pedaleado por todo el mundo —“Y solo he tenido problemas en España”— y cinéfilo, se planteó cómo llevar un cine ambulante a sitios recónditos de forma sostenible con energía limpia. Y más limpia que la fuerza nacida de dos piernas, imposible. “Quería arrancar entonces, pero en aquel momento se necesitaban tres personas para mover sendas dinamos que producían los 400 vatios necesarios para la proyección”. Hace dos años se dio el salto tecnológico necesario. “Ahora existen acumuladores o ultracapacitores —que usan la NASA, los fórmula 1 y otra gente que genera energía a pedales— que ahorran la batería: son como dinamos de toda la vida pero optimizadas. Eso permite acumular energía y que cuando pare el pedaleo haya un tiempo de margen para cambiar de un ciclista a otro”. A su iniciativa quería sumarle un calado social y cultural —“inspirados en las misiones pedagógicas de la Segunda República”— y así nació Cinecicleta, una aventura que le llevará desde septiembre a África, junto a su pareja, Isabel Segura, de 32 años, a proyectar cine local en cada país de forma gratuita. A los espectadores solo se les pide una cosa: el que quiera, que pedalee. Destino final: la isla de Madagascar, en un recorrido —obviamente, en bicicleta— previsto de dos años, y el itinerario dependerá de la seguridad y de los contactos para el préstamo de las películas. “Elegimos África porque es donde creemos que seremos mejor bienvenidos y porque es el continente donde más impactará este proyecto. Aquí en España ya nos han llamado varios colegios y centros para algunos ciclos porque llama la atención su espíritu sostenible y lo vistoso del asunto”.

No hay grandes secretos: “Dos mudas, prenda de abrigo, un botiquín, algún impermeable y un buen saco de dormir. Al final acabas llevando lo mismo para cuatro días que para dos meses”. Con todo el equipo adquirido, solo les falta la bicicleta de carga —la de la fotografía es un préstamo de una mensajería de Lavapiés— Bullitt, una maravilla danesa que permite llevar el equipaje delante. Están cerrando patrocinadores, que buscan sean acordes a sus ideales.

Al público solo le pedirán que pedalee para generar la electricidad

La primera prueba africana ha sido un éxito. Durante ocho días, hace unas semanas, han estado en el festival Fespaco, el certamen de cine africano más importante del continente, que se celebra en Ouagadougou (Burkina Faso). “Hemos contactado con productores que ya han empezado a cedernos películas, siete, de Camerún, Benín, Senegal y Burkina Faso”. Allí, entre otros, les prestó material el hijo de Paulin Soumanou Vieyra, el fallecido director de Benín homenajeado en este Fespaco. “Nos plantamos en Burkina Faso con Binta y la gran idea, el corto de Javier Fesser. Nos invitaron a proyectar en un barrio de Ouagadougou. Así que compré una sábana en un mercadillo, y pusimos Binta junto al documental Lamb, de Vieyra, sobre la lucha senegalesa. Fue tan emocionante como impresionante; tuvimos que proyectar dos veces ante las peticiones de la gente”. Al final, lograron el mismo objetivo que motiva su gran periplo: “Solo queremos entretener”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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