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Las críticas de los lectores

Estas son las 20 reseñas ganadoras del concurso organizado por 'Babelia' Javier Cercas, Martin Amis y Carlos Fuentes son algunos de los autores analizados

Con motivo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, EL PAÍS y Babelia organizaron un concurso de crítica de libros. Se trataba de reseñar en un máximo de 500 caracteres una obra de cualquier género: novela, poesía, ensayo...

Estos son los 20 ganadores. Cada uno de ellos recibirá como premio una suscripción de un año a EL PAÍS en Kiosko y Más.

El cura de Monleón, de Pío Baroja

Por Enrique Goicolea

Más allá de Las inquietudes de Shanti Andía y de El árbol de la ciencia, hay mucho Baroja. Aventurarse por la prolífica producción del escritor vasco depara sorpresas como esta. Baroja se enfrenta aquí a una de sus bestias negras: la iglesia. Describe la trayectoria de un joven sacerdote: el seminario, su trabajo en un pueblo industrial vasco y su retirada a una aldea de la montaña sumido en una profunda crisis espiritual. Allí llevará a cabo la demolición del montaje teológico-espiritual de dos mil años de cristianismo. Para no perdérselo.

La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo

Por Renzo Ostolaza

Homosexual, anticatólico, ateo y rabiosamente crítico de Colombia, el escritor Fernando Vallejo deslumbra en su novela corta La virgen de los sicarios, donde todos sus demonios internos arriba mencionados afloran a una velocidad trepidante. Con una claridad salvaje, el lector se ve inmerso en el descenso a un infierno que parece imposible de corregir, quedando exhausto… y con ganas de leer más. Una obra imprescindible únicamente para lectores de mente abierta. Recomiendo con fervor esta obra.

Canciones de amor a quemarropa, de Nickolas Butler

Por Cristina Durán Lázaro

¿Qué es Canciones de amor a quemarropa? Un libro difícil de olvidar.

¿Por qué?

Porque es una historia sencilla narrada desde la sencillez.

Porque está llena de vida.

Porque está repleta de sentimientos como: decepción, envidia, ira, perdón y el amor.

Porque es una historia donde la amistad y la añoranza son claves.

Porque es auténtica.

Porque está escrita de manera impecable e intensa.

El autor nos narra la historia del reencuentro de cinco amigos en su madurez. Cinco voces y una sola historia.

Luces de bohemia, de Ramón del Valle-Inclán

Por Fernando Parra

Pocas lecturas dejan en el espíritu un poso tal de amargura y desazón como Luces de bohemia. Es la obra de Valle-Inclán una luctuosa procesión de despojos, la agonía cruel de un tiempo vencido, el de la bohemia literaria, que desfilan anacrónicos y absurdos por una España podrida, de fanales rotos y luz mortecina que no sabe soñar. Hasta el humor de la obra esboza una sonrisa que no puede ser más que una mueca al enfrentarla a los espejos del callejón del Gato.

España, de Manuel Vilas

Por José Luis Lafuente

España: contundente y célebre sustantivo que titula una obra difícil de adjetivar. Tampoco es que dicho sustantivo pueda ajustarse plenamente al trabajo del autor, porque más que un país, lo que Manuel Vilas nos muestra es su particular universo, fantástico y genial, en el que las historias inverosímiles se alternan con nombres o hechos cotidianos, capaces de componer un libro surrealista, salvaje y rebosante del ingenio de un escritor imprevisible.

El pudor del pornógrafo, de Alan Pauls

Por Víctor Minué

Este especie de documento clandestino que es la primera novela de Alan Pauls reeditada 30 años después, nos puede parecer una foto-sepia avergonzada por el paso del tiempo, un puñado de consignas de juventud, arañazos desesperados a las vanguardias de época, gadgets narrativos subversivos; todo dispuesto como un ensamblaje indisciplinado pero legible para acceder a la cartografía ocultista de los instintos del narrador en estado salvaje.

Nostalgia, de Mircea Cartarescu

Por Fernando Herrera

Soberbia colección de narraciones que sorprenden por la riqueza expresiva de sus imágenes y el desbordante uso del lenguaje. Quien aprecie una buena labor de “artesanía” verbal, encontrará en este libro una joya.

Los relatos presentan leves similitudes por la recurrencia de personajes y motivos: infancia, adolescencia, ensoñaciones oníricas…

Evidentes evocaciones borgianas y cortazarianas. La lectura exige cierta perseverancia: solo al final cobra sentido el texto.

Hiroshima, de John Hersey

Por Marina Pallás

Hiroshima, de John Hersey, es explosiva y de larga duración, de esas lecturas que dejan secuelas. Una bomba que estalla dentro del lector: la historia de seis supervivientes de la bomba atómica de 1945. Una novela reportaje en la que Hersey no se conforma con ver la epidermis de la herida si no que desciende al infierno y se adentra sin miedo para llegar al epicentro. El periodista logró despertar la consciencia del horror con una explosión de humanidad, que se convirtió en el arma más poderosa.

El monstruo, de Antonio de Hoyos y Vinent

Por Augusto Prieto

Todos los ingredientes para ser una mala novela y no lo es. Un relato sometido a la adjetivación exagerada, muestra más a un autor atrapado en un movimiento literario -el decadentismo- que escaso de ingenio, técnica, o talento. Cierto que el lenguaje está exagerado hasta lo grotesco, que tiene una trama débil con consecuencias previsibles, y tratamiento de melodrama que culmina en una redención que ni el escritor parece creerse. Pero las drogas, el lujo, los excesos, y la presencia de la muerte, encienden faroles atrevidos en la selva de una escritura artificiosa.

Lionel Asbo, de Martin Amis

Por Augusto Prieto

Lionel Asbo se convierte en el paradigma de los sueños oscuros de una sociedad sometida a los tabloides, a los reallity, a la fama dudosa de algunos personajes, a la tolerancia con la marginalidad y la admiración por el desclasamiento. A pesar de cierta confusión en los explicativos, el escritor británico construye una novela coherente en sus intenciones, pero que va perdiendo pulso una vez trazado el retrato del ambiente. Se alarga innecesariamente en rodeos, jugando con el lector, para dejarnos al final con el regusto de algo que no ha sido solucionado con demasiada brillantez.

La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes

Por Antonio Javier González

La muerte de Artemio Cruz es una lectura llena de vida. Desde el propio lecho, cuando el cuerpo ya no obedece al cerebro y los humores buscan salida, las sábanas se manchan y los gases dejan un tufo a escamas secas, Carlos Fuentes escribe la historia de las oportunidades de un país joven, anárquico: sus catedrales barrocas, sus minas de oro y plata, sus palacios de tezontle y piedra labrada, su clero negociante, su perpetuo carnaval político y su gobierno en deuda permanente, sus fáciles concesiones aduanales para el extranjero de habla insinuante.

El impostor, de Javier Cercas

Por Alejandro Ruiz Criado

Después de Anatomía de un instante, leer El impostor produce una sensación de ejercicio de estilo sin ninguna ambición ni fuerza. Las expectativas son demasiado grandes pero no se cumplen ni por asomo. La historia en si no dura más de 50 páginas, pero Cercas se empeña en estirarla con el recurso de contar exactamente lo mismo una y otra y otra vez. Hay destellos de calidad en los diálogos, uno inventado y otro transcrito, que no permean al resto del texto por tanta repetición.

El impostor, de Javier Cercas

Por Pedro Blanco

Imagine que Ud. se dedica a contar mentiras y decide escribir sobre la verdad y desenmascarar a un mentiroso compulsivo y narcisista. Imagine que para ello el mentiroso ha de decir la verdad y Ud., muchas mentiras. Imagine que la verdad duele pero que la mentira mata. ¿O es al revés? Imagine una lucha de poder entre dos grandes mentirosos que pretenden decir la verdad. Javier Cercas miente para decirnos la verdad y escribe una obra literaria extraordinaria (El impostor). Créame, no le engaño.

Canadá, de Richard Ford

Por Edurne Zabaleta

Un estadounidense narra la historia de los acontecimientos adversos que se produjeron en su vida durante su adolescencia en los años 60. La intriga no reside en cuáles fueron estos acontecimientos, se revelan en la primera línea de la novela, sino en cómo condicionaron su vida. A través de una prosa introspectiva el lector va descubriendo que lo predecible no tiene lugar y que la vida del protagonista toma un rumbo no pronosticado por lo que le rodea. Canadá es una historia sobre la resiliencia en la que se muestra cómo es posible “labrarse una vida que vivir”.

Catalanes todos, de Javier Pérez Andújar

Por Maye Uriostegui

Inspirado en los retazos de memoria que dejan los archivos de la Barcelona franquista, el autor teje una ficción en la que “saca de la fosa común de la ignorancia” a una galería de personajes inverosímiles por demasiado reales. Pueblo llano, alta sociedad y hasta el Generalísimo dan testimonio de una época que se antoja prehistórica. Un retrato coloreado con escatología, humor y el recordatorio de que franquismo y catalanidad no siempre fueron incompatibles.

Dos puntos de vista, de Uwe Johnson

Por Fernando Montes

Dos puntos de vista es probablemente la novela más interesante sobre el muro de Berlín. Un hombre, una mujer, una historia de amor, y de repente un muro que surge y se interpone entre ambos. Una historia que solo podría escribir alguien como Uwe Johnson que vivió a los dos lados del muro. La originalidad de alternar el punto de vista de los dos personajes en los sucesivos capítulos, la sobriedad de su prosa y la profundidad psicológica de los personajes la convierten en una obra maestra.

Yahya Hassan, de Yahya Hassan

Por Rocío Huerta

Yahya Hassan pone en negro sobre blanco, en mayúsculas y sin signos de puntuación, la infancia y juventud de este poeta danés de padres palestinos que, a sus 20 años, ha revolucionado al mundo occidental con sus versos como latigazos. Hassan escupe, 150 poemas en crudo, los robos en primera persona, sexo, una madre repudiada, drogas, un padre maltratador y maltratado por la falta de cultura y la exclusión. Es el poeta de la nueva generación de Europa, un rapero de realidad.

Las vidas de Dubin, de Bernard Malamud

Por Manuel de las Heras

Dubin es un escritor de biografías, está casado con una viuda, y ve como su vida da un vuelco cuando se cruza con él, Fanny, una joven alocada e inmadura. Malamud nos acerca el mundo del escritor, y al amor tardío, a los celos, a la consciencia de que la muerte se acerca, a la infidelidad. Para Malamud la escritura no tiene límites, su estilo se basa en la libertad absoluta. Sus personajes dudan constantemente pero nos permiten esbozar pequeñas sonrisas.

Oblómov, de Goncharov

Por Carmen Pando

“¿Y la vida para cuándo?” se pregunta Oblómov en la novela homónima de Ivan Goncharov. Este joven, cultivado y sensible, es incapaz de hacer nada práctico. Permanece tumbado todo el día en el diván de una habitación llena de polvo y vestido con un viejo batín oriental. La obra plantea interrogantes que sorprenden por su actualidad, como las servidumbres de la vida social o el trabajo. Oblómov es una bellísima reflexión acerca del sentido de la vida y del paso del tiempo.

El viaje a pie de Johann Sebastian, de Carlos Pardo

Por Alejandro Gil

Una buena novela son dos cosas: trama y temblor. Bien lo sabe Carlos Pardo, cuya propuesta de deconstrucción de la familia como exégesis del individuo configura su segunda apuesta en prosa, El viaje a pie de Johann Sebastian. De impronta autobiográfica, el narrador detalla la desmembración de su familia a partir de la enfermedad del padre. La novela se deja leer entonces como metáfora de un país venido a menos tendente a la autocomplacencia. Una instantánea perfecta del momento actual.

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