La ‘Carmen’ más española
La Zarzuela estrena la versión en castellano de la obra de Bizet


Que Carmen es una leyenda universal lo prueba el que una española y una taiwanesa levantaron desde ayer en el teatro de la Zarzuela la historia de esta gitana andaluza con embrujo inmortalizada por franceses. A Ana Zamora, directora de escena, le fascina la transmutación de lo que fue concebido como una historia de amor en drama de género. A Yi-Chen Lin, maestra de 28 años, el mito de la mujer libre…
Las dos llevan mes y medio trabajando en lo que será un antes y un después en sus carreras. En el caso de Yi-Chen Lin porque después de su arranque en Lisboa y Pesaro debuta en España. Para Zamora, por ser su primera incursión en la ópera romántica. La versión de uno de los títulos emblemáticos de la ópera francesa, pero en español. No es nuevo. “Hubo alguna versión anterior, pero nos hemos basado en la que hizo Eduardo de Bray en 1890 y que supuso un pique entre los teatros de la Zarzuela y el Real en su época. Se estrenó en el primero pero tuvo más éxito que la que se hizo en el otro”, comenta Zamora.
Pieza rara, la Carmen de Bizet. Inspirada en la obra de Mérimée, no deja de resultar en muchos aspectos una idealizada ensalada de tópicos aderezada con términos surrealistas —como el de toreador—-, que engancha por la genialidad con la que la música engarza con el texto. Una de las curiosidades está en ver cómo suenan los embrujos de Carmen y la pulsión arrebatada de don José. O cómo se ha traducido el término toreador, que nos preguntamos de dónde lo sacaron Bizet y compañía. “Las sílabas de la partitura no cuadraban con el de torero en esta traducción española, así que el coro entona: A torear”, dice Zamora.
Estaba condenada a dedicarme a esto, asegura Yi-Chen Lin
Pero hay más. La mujer de tronío y coraje, la mujer a quien nadie pasa por encima, interpretada por María José Montiel, se dirige a su enamorado —encarnado por José Ferrero—, llamándole Pepe o Joselito en algún pasaje. Antes del desenlace, obviamente. “El final prueba lo nerviosos que ponen las mujeres libres a ciertos hombres. José sabe que sólo puede acabar controlándola si la mata”, afirma la directora de orquesta. Una versión esbozada y ejecutada por mujeres, pero no sólo para mujeres. “Porque de lo que trata, en parte, no es de ellas, sino del miedo que producen en los hombres”, comentan. Es la visión que el director del teatro de la Zarzuela, Paolo Pinamonti, buscaba, según Zamora y Yi-Chen Lin.
La música, si no ha sido dueña de algo, es de su destino: “Estaba condenada a dedicarme a esto”, asegura. Quien no, con un padre profesor de piano, una madre cantante y un abuelo violinista. Así es cómo ella ha acabado en los fosos. “Muy centrada en el mundo de la ópera”, asegura. Y con domicilio hace tiempo en Viena.
Aterrizada en Madrid, muy conectada con la orquesta y el coro, esta directora es de los talentos más prometedores. Tanto que Pinamonti no ha dudado en encargarle la apertura de temporada. “Y yo contenta, los músicos me aceptan y cumplen”. Quienes la han visto en los ensayos han comprobado cómo desde el principio se ha hecho respetar. A ver qué dice hoy el público ante esta apuesta fresca y arriesgada.
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