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Eva Wilt ha vuelto

El guionista Sascha Arango debuta con una novela negra eficaz pero con una trama tramposa

Primero las trompetas. De padre colombiano, Sascha Arango (Berlín, 1969) es un reputado guionista televisivo. La serie de culto Tatort y su protagonista, el comisario Borowski, gozan de un gran éxito en Alemania. La verdad y otras mentiras es su primera incursión en la novela y ha sido considerado el mejor debut literario de la temporada. En un plazo breve se vendieron los derechos de edición a más de veinte países (incluidos Estados Unidos y Reino Unido) y ya tiene cerrados los derechos para llevarse al cine.

Después de las trompetas, Jericó. La verdad y otras mentiras es una comedia negra que tiene hechuras y corazón de guion más que de obra literaria (sea esto lo que sea). Gira toda la acción alrededor de un personaje, Henry Hayden, que va ganando enteros a medida que uno se adentra en la piscina de aguas termales que es esta novela. Mentiroso, asesino, estafador. Un ser que encuentra más sencillo matar que olvidar, asesinar que excusarse y estafar antes que pedir perdón. Pero alguien zarandeado por el azar que es quien le lleva a proteger su pequeño mundo de mentiras. Sin la casualidad, Hayden sería quien parece ser. Un novelista de éxito que vive en un pueblecito de la costa. Lo que vamos sabiendo es que las novelas se las escribe su mujer y que tiene como amante a su directora editorial, que ha tenido la mala suerte de quedarse embarazada de él. Una pequeña dosis de caos que Hayden ha de volver a organizar y disolver en el ácido de sus mentiras, medias verdades y apariencias. Hay muchos acordes mayores y menores de otras canciones. La sombra benéfica del mejor Tom Sharpe y su Eva Wilt es notoria (con homenaje en forma de muñeca hinchable), aunque como autor Arango es menos amable que Sharpe y más de su tiempo: CSI, ironía más cruenta y psicópata dandi.

El personaje de Henry Hayden remite al eco adormecido que decía aquel de Ripley y Humbert Humbert, e incluso, un perseguidor de Hayden, Fasch, que desea desenmascararle, pudiera recordar al Quilty petersellesco de la película de Kubrick sobre Lolita. Pero vamos, para no perpetrar barbaridades críticas: la distancia entre los personajes de Arango y aquellas es la misma que puede mediar entre Sean Penn y Francis Lorenzo, por poner un símil. La lectura es fácil, ágil y efectiva. Llena de lugares comunes que uno puede adivinar sin necesidad de ser el más listo del mundo sino bastando con ser uno de los cien más listos de tu calle. El final sin moralina y sin atar todos los cabos es digno de poner en el haber, y la idea, sugerente en el género, de que las buenas acciones y las más horrendas dependen del momento, la causalidad y un desfase caprichoso del libre albedrío es agradable de leer en un género, el negro, con exceso cartesiano y determinista. Pero ello no nos hace olvidar que la trama más de una y dos veces es o tramposa o de mago perezoso. El clásico intercambio de maletas (en formato aquí de automoción para evitar el spoiler) y que, además, es de donde arranca el conflicto es de tarjeta roja al autor. La pista en el lavabo de señoras, resolución del final de la novela inacabada de Martha Hayden, el ¿símbolo? de la marta royendo el tejado donde escribe la mujer de Hayden (por cierto, un personaje fascinante por el que el autor pasa de puntillas), en fin, un montón de puntadas sin hilo que hace bajar enteros la novela hasta dejarla en una narración eficaz, visual y llena de trucos —algunos dignos, otros no— de película gamberra para estómagos tiburonescos. En Estados Unidos, Simon & Schuster pagó medio millón de dólares por la compra de sus derechos y yo aquí, uno de los cien más listos de mi calle, arrugando la nariz.

La verdad y otras mentiras. Sascha Arango.Traducción de Carles Andreu. Seix Barral. Barcelona, 2014. 300 páginas. 18,50 euros

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