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Christie’s cancela la venta de los ‘mirós’ propiedad de Portugal

La operación, que había sido denunciada por cinco diputados de la oposición, queda anulada en el último minuto

Antonio Jiménez Barca
Una de las obras de Miró a subasta.
Una de las obras de Miró a subasta.

La casa de subastas Christie’s ha decidido aparcar indefinidamente la venta de 85 cuadros de Miró propiedad del Estado portugués y que debía comenzar hoy a las siete de la tarde en Londres apelando a las “incertezas legales” que rodean la operación. Lo afirmó mediante un comunicado emitido dos horas antes de que comenzara la polémica subasta, que ahora queda en suspenso y deja, de rebote, al Gobierno portugués, en una dudosa posición ante el mundo artístico.

La casa de subastas insiste en que no quiere entrar a discutir quién tiene razón en la disputa (que enfrenta al Gobierno y a la Dirección General de Patrimonio, por un lado, y al Gobierno y a la oposición, por otro) y se limita a asegurar que en las presentes circunstancias es imposible garantizar la seguridad de la compra de sus clientes. Así, añade un capítulo polémico a la ya polémica de por sí (y a veces casi surrealista) subasta de estos 85 cuadros, que presentaban un valor de salida de 35 millones de euros, aunque podían llegar a venderse por 70 millones. Las obras están en poder del Estado portugués después de que en 2008 el Gobierno luso (por entonces del socialista José Sócrates) nacionalizara, para evitar su quiebra, el Banco Portugês de Negócios, que era quien detentaba en la altura los cuadros después de adquirirlos dos años antes como garantía de un fondo de inversión.

La Dirección General de Patrimonio portugués, por medio de un comunicado, hizo público ayer su disconformidad con la opción del Gobierno de vender las obras. Sostiene que los cuadros podrían representar una gran posibilidad para desarrollar “el tejido museístico, cultural y hasta turístico del país”. Y añade que el Gobierno debía, por lo menos, clasificarlas y quedarse con las mejores. Y lo que es más: avisaba de que las obras habían salido de Portugal hacia Londres (donde se encuentran ahora) de forma irregular cuando no ilegal, ya que nadie había avisado a esta institución, que se enteró de la subasta por la prensa. Por otra parte, un grupo de diputados acudió ayer a la Fiscalía General lusa para que ésta presentara en un tribunal una demanda a fin de detener “en urgencia” la subasta. Este tribunal administrativo declaró esta mañana legal la operación pero los diputados socialistas ya han asegurado que se están pensando recurrir. A todo esto, hay un movimiento cultural que envuelve intelectuales, galeristas y expertos contrario a la subasta que lleva movilizándose meses, que ha reunido más de 10.000 firmas y que acusan al Gobierno de tratar el patrimonio pictórico artístico del país como una mera mercancía financiera, sin la menor sensibilidad artística o cultural.

En vista del lío legal en que puede meterse (y pueden meterse los compradores), la casa Cristie’s ha decidido cortar por lo sano, parar, devolver la pelota al tejado portugués pidiéndoles a las partes, en el comunicado citado, “que aclaren sus disputas legales”. Todo esto no saldrá gratis al Gobierno luso: algunos expertos preguntados por la prensa portuguesa aseguran que, en concepto de seguros y de transporte, la casa de subasta puede demandar cerca de cinco millones por concepto de indemnización.

El rocambolesco recorrido portugués de esta colección, que abarca todas las épocas del artista catalán y que reúne cuadros considerados por algunos expertos como verdaderas obras maestras, comenzó cuando en 2006, el Banco Portugués de Negócios se la adquiría, por 34 millones de euros, al empresario y coleccionista privado japonés Kazumasa Katsuta. El objeto del banco era servirse de los cuadros para alimentar un fondo de inversión. Las obras jamás fueron expuestas en Portugal. Siempre permanecieron, bien cuidadas y conservadas, en las dependencias del banco. Algunas piezas, eso sí, viajaron a Nueva York para participar en una exposición sobre Miró que celebró el MoMA.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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