Homenaje al ‘abuelo’ Andrés Bello

Dirigido al gran público, El buen uso del español se divide en 224 capítulos, o problemas, que se resuelven siempre a doble página. Dotados de autonomía, estos capítulos o temas —“se pueden leer como se juega a la rayuela, o como se lee Rayuela”, apuntó Salvador Gutiérrez—, resuelven las dudas sobre la norma, esa que, según la presentación del texto, es “como el aire, se halla presente en todos los instantes de nuestra vida”.

Así, respirando, vamos de fonemas y letras al seseo y ceceo, a la acentuación de palabras con diptongo, triptongo o hiato, a la coma y los puntos suspensivos, al apóstrofo y el asterisco, a los extranjerismos crudos y los adaptados, a los latinismos, a las reglas de acentuación gráfica o al empleo genérico del masculino...

Elaborado entre mayo y septiembre, con la redacción in-extremis de Eugenio Cascón Martín y dirigido por Gutiérrez, el libro cuenta con la revisión de las Academias de Uruguay y Argentina, así como la costarricense y la mexicana. De esta manera se ha consensuado un texto que pretende resolver las dudas de una manera consensuada, “embarcado en la defensa de la cohesión panhispánica”.

En este mismo sentido, el título del volumen es un guiño a uno de los padres americanos del estudio del lenguaje. “Estamos ante una obra que merece la celebración ¿Y por qué El buen uso del español?”, se preguntó el académico Gutiérrez. “La respuesta nos la dió el abuelo, y nuestro abuelo es Andrés Bello”, sentenció.