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El lado orgánico de Nicolas Jaar

El productor rebusca en las raíces de la música estadounidense para crear Darkside, su proyecto con el guitarrista Dave Harrington

Daniel Verdú
Nicolas Jaar (izquierda) y Dave Harrington, miembros de Darkside.
Nicolas Jaar (izquierda) y Dave Harrington, miembros de Darkside.

Nicolas Jaar (Nueva York, 1990) tenía solo 17 años cuando empezó a producir el sonido de Space is only noise, su primer álbum. El artefacto vio la luz en 2011, en plena carrera de literatura comparada en la Universidad de Brown (su actuación en el Sónar de 2011 casi le pilla en exámenes). Y se desató la tormenta. Aquel sonido consiguió remover los cimientos de una electrónica por entonces ya desengañada del falso mesías que había encontrado en el fenómeno dubstep. Para muchos fue el mejor disco del año. Hoy, este niño prodigio de la electrónica —chileno de origen y afrancesado en su educación hasta los límites de lo redicho— se ha convertido en una de las referencias de la escena y se ha propuesto evolucionar su sonido a través del dúo Darkside. Una mezcla perfecta de lo orgánico y lo electrónico que rebusca en las raíces de la música norteamericana y el sonido de la guitarra para transformarse.

Portada del disco de Darkside.
Portada del disco de Darkside.

De eso, precisamente, se ocupa el bajista reconvertido Dave Harrington. “Siempre ha habido un cierto sonido de jazz y de improvisación envolviéndo todo lo que hacíamos. Pero mis influencias vienen más bien del rock psicodélico, el noise, free jazz, cosas como John Zorn… y sí, claro, no puedes coger una guitarra sin negociar con el blues”, explica por teléfono Harrington, en una conversación a tres bandas en la cocina de su amigo Nico.

Jaar se había pasado dos años viajando por el mundo con una pequeña banda desplegando ese house o funk, o lo que sea, lento y elástico que tantos imitadores ha congregado. Se graduó y pasó un año en Nueva York haciendo música y meditando la evolución, basada en gran parte en la improvisación. “No me gusta quedarme parado. Y el sitio más natural al que tenía que ir después de tanta electrónica era a un lugar incluso más orgánico. Quería ir a esa parte de la historia donde la música era un producto físico y algo orgánico. Y el principio para mí es el blues, el rock and roll, el jazz. Por eso Dave y yo conectamos”.

Quería ir a esa parte de la historia donde la música era algo físico” Nicolas Jaar

Aún así, el sonido de Darkside mantiene ese aspecto de bajas revoluciones y voces ralentizadas. Permanece esa idea implícita en la anterior música de Jaar —que siempre cuajó más en Europa que en EE UU— de jugar con el tiempo y el espacio de una forma casi intelectualizada. Aquello que él denominaba música “a cámara lenta”. Harrington no lo ve tan claro. “Es curioso alguna gente me ha dicho que nuestro disco es lento. Pero no lo es, aunque tenga algunos momentos. Pero eso quiere decir que el sonido provoca algún tipo de alteración temporal, y eso está muy bien”.

Bajo esa premisa, le prendieron fuego este verano al flamante Random Access Memories, el disco/caja registradora de Daft Punk. La gamberrada, que bautizaron como Daftside, consistió en remezclar entero el álbum de los franceses. Y acabó siendo una lección musical para los autores originales, unos tipos más preocupado del marketing últimamente que de la música. “Era un disco muy accesible y queríamos sacar algo de ahí dentro. Lo hicimos como una broma. No era algo importante hasta que lo terminamos y pensamos: hay que dárselo a la gente”, explica Jaar. Los franceses, acostumbrados a tomarse demasiado en serio para ser dos tíos que se pasean por ahí con cascos de robot, no abrieron la boca.

Pero, ¿llegó a interesarles en algún momento el disco original? “Era una protesta contra el EDM [la variante comercial de la música electrónica de baile que ha invadido EE UU] y contra muchas cosas que forman la cultura popular en estos momentos. Dave y yo nos emocionamos con la posibilidad de hacer una protesta contra la protesta, ver cómo sonaba. Ellos protestaban contra algo de lo que, en cierta manera, formaban parte. Pero todos los hacemos. Hay algo en nosotros hoy que nos tiene jodidos: somos todos parte del sistema y no hay manera de escapar. Por mucha integridad artística que tengamos, contribuimos terriblemente a ello. Así que lo más importante es ser consciente de eso y hacer tu trabajo con la máxima honestidad posible”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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