Ir al contenido
_
_
_
_
crítica de 'el mayordomo'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Bombones caducados

Gana casi siempre el estereotipo, comenzando por ese intento de retratar a cada presidente con apenas un par de pinceladas que no son sino brochazos

Javier Ocaña
Robin Williams, como Eisenhower, y Forest Whitaker, en el filme.

Hay películas que se pueden resumir en un instante, una decisión artística y / o narrativa, de dirección y de guion conjuntos, que puede durar apenas un segundo: lo que ocupa un corte en el plano, un cambio de secuencia. Este santiamén señero se produce más o menos hacia la mitad de El mayordomo, relato de Lee Daniels basado en la historia real de un trabajador negro al servicio de la Casa Blanca durante casi 40 años, y es el que sigue a una escenificación más bien meliflua de un lúgubre suceso: la quema de un autobús por parte del Ku Klux Klan, en la estación de Anniston, en el año 1961, con 13 jóvenes activistas, negros y blancos, que habían desafiado la prohibición legal de viajar mezclados. Si tras decidir no mostrar totalmente el hecho, compones una elipsis, la imagen subsiguiente resulta clave; y esta, por desgracia, muestra al mayordomo protagonista leyendo un cuento a la pequeña hija de John F. Kennedy. Es decir, primero se huye de la cruda realidad, y luego se aparca en la blandenguería. Eso es la película-río El mayordomo, un Forrest Gump de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, sin la magia ni la capacidad para la fábula de la película de Robert Zemeckis.

EL MAYORDOMO

Dirección: Lee Daniels.

Intérpretes: Forest Whitaker, David Oyelowo, Oprah Winfrey, Cuba Gooding Jr., Terrence Howard.

Género: drama. EE UU, 2013.

Duración: 132 minutos.

Por supuesto que hay momentos esporádicos de cierta fuerza (sobre todo cuando se utilizan imágenes documentales), que el recorrido por la lamentable situación de la comunidad afroamericana puede contener elementos didácticos, y que utilizar a Obama como clímax puede ser incluso emocionante. Pero casi siempre sale ganando el estereotipo, comenzando por ese intento de retratar a cada presidente con apenas un par de pinceladas que no son sino brochazos. Para Forrest, la vida era como una caja de bombones, pero el estilo políticamente correcto y superficial de Daniels, más dirigido al kleenex y al Oscar que al impacto verdadero, está ya más que caducado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_