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INTRUSOS EN LA RED / 6
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Interacciones y efectos secundarios

Creen que pueden, en la república de los bits, aplicar las normas medievales del reino de los átomos

Juan José Millás
TOMÁS ONDARRA

A ver, yo soy nacionalista cibernético como Aznar, por poner un ejemplo, es nacionalista español, y me jode que haya gente, cada vez más, que escriba Internet con minúscula. Nadie pone Portugal ni Grecia con minúscula, aunque sean unas muertas de hambre, sería un insulto para ellas, que romperían relaciones diplomáticas con los países agresores. Pues lo mismo ocurre con la Red, escrito asimismo con mayúscula, pues se dice de las dos formas, Internet y Red, igual que decimos Reino Unido o United Kingdom. Como nacionalista excluyente, valga la redundancia porque, seamos claros, no hay nacionalismos de otra clase, detesto a los putos inmigrantes que entran en Internet a curiosear, a medrar, y que lo ponen todo perdido porque, y es un modo de decirlo, tiran los papeles al suelo y no recogen las cagadas de sus animales ni las propias.

Estos hijos de perra, cuando regresan a su países analógicos de mierda, nos ponen a parir a los patriotas cibernéticos y alientan a sus gobiernos para que nos invadan en impongan aquí las cicateras leyes que rigen en su mundo. Que si derechos de autor, que si cánones, que si arbitrios, tasas, tarifas, yo qué sé, que pasemos por caja, vamos, o por taquilla, en fin, que apoquinemos. Creen que pueden, en la república de los bits, aplicar las normas medievales del reino de los átomos. Que se metan sus normas por el culo, que si para algo se inventó la Red fue para escapar de las estrecheces ideológicas del pensamiento analógico.

Así las cosas, he montado con otros colegas una patrulla de vigilancia armada que recorre cada día los principales chats y foros de nuestra república para detectar a los domingueros y echarlos a patadas. Están por todas partes, los muy hijos de puta. Ayer revisamos un foro de hipocondríacos y la mayoría de los participantes eran viejunos del mundo analógico muy preocupados por el colesterol, por la tensión arterial, por la composición de la saliva y porque no se les pone tiesa. No se les pone tiesa, pero tienen pánico al Cialis, por si los efectos secundarios. No se les levanta, que es como si no saliera el Sol, y su preocupación, no te lo pierdas, es si la pastilla les dará diarrea. ¿Se agobia alguien por los efectos secundarios de ser vasco, catalán o español? Si tú eres catalán, me cago en dios, lo eres con todas las consecuencias, no vas a andar mirando en el prospecto las incompatibilidades. Es como si un socio del Atleti preguntara, al solicitar el carné, por las interacciones. ¿Me haría daño ser del Atlético de Madrid y checheno al mismo tiempo? Váyase usted al cuerno. Nadie pregunta al médico si es compatible el paracetamol con la quimio ni la diálisis con las juanolas.

Total, que cuando tropieces en un foro con uno de estos tiquismiquis extranjeros que entran en las páginas de pornografía con más precauciones que un biólogo en una cueva de murciélagos, no lo dudes, se trata de un intruso y hay que devolverlo a patadas al universo analógico, de donde jamás debió salir. No apurarse: se asustan con nada. Les dices que eres del FBI y que tienes su ID y que los vas a acusar de pederastia o de trata de blancas y salen como conejos, jajaja, con el rabo entre las piernas (¿o eran, y ahora no caigo, los perros los que salían con el rabo entre las piernas?).

En cuanto al Gobierno, que es a lo que íbamos en el párrafo penúltimo, si Zapatero, que era un posturitas, no se atrevió con nosotros e hizo para salvar la cara aquella gilipollez de la Ley Sinde, a Rajoy nos lo comemos con patatas al menor movimiento regulador. Que ponga el IVA del cine, del teatro, de los libros o de la música a la altura que quiera, pero en el otro lado. Nosotros, al otro lado, no vamos ni de picnic, pero en este lado que deje las cosas como están o le montamos un trending topic que se caga. Ya lo sabe él que se caga, por eso Wert, que es un bocazas, de Internet habla siempre con la boca pequeña. Aquí, y a mucha honra, damos el catecismo y las hostias gratis.

Y os dejo porque estoy de patrulla y cuando estoy de servicio no me extiendo. Pero, no os lo perdáis, acabo de pasar por un foro de cobardes donde un gilipollas analógico preguntaba si es normal desear la muerte del padre. Pues claro que es normal, imbécil, sobre todo si se trata de tu padre, ¿no ves que de tal palo tal astilla? Lo dicho, esta gentuza atraviesa la frontera como el jubilado USA cruza a México para echar una cana al aire. Y esto no es México, amigos, esto es Internet, un territorio libre, cuyos principios fundacionales, tan vigentes hoy como el primer día, estamos dispuestos a defender hasta donde sea preciso. Así que, señores analógicos, dejen ustedes de tocarnos los cojones o les metemos por el culo una ráfaga de bits envenenados.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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