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Retratos de la indigencia a través de sus colchones

La fotógrafa Ana Nieto retrata las camas de los 'sintecho' en una colección en constante aumento Su serie 'Crisis' muestra el impacto de imágenes normalizadas por una sociedad “insensible”

Una de las imágenes del proyecto 'Mattress', parte de la serie 'Crisis'
Una de las imágenes del proyecto 'Mattress', parte de la serie 'Crisis'Ana Nieto

Ana Nieto es una mujer directa. Al menos, minutos después de recibir la antitetánica: “He perdido la cuenta de las veces que me la han puesto. Nunca consigo completar el ciclo de la vacuna”. Se clavó una astilla que sigue incrustada en su mano. El tono de su voz corrobora lo que enseñan su web y su currículum: tiene tablas. La fotógrafa no quiere dar su edad ni su lugar de procedencia. Su acento es un castellano ilocalizable y su aspecto solo permite enmarcarla en alguna generación nacida entre el 75 y el 83. Tiempo suficiente, en cualquier caso, para un extenso periplo internacional.

Vivió en San Francisco. Dejó Nueva York, donde estudió en la School of Visual Arts, tras los atentados contra las Torres Gemelas. “Después de aquello ya no servía mi visado de estudiante”, recuerda. Encontró trabajo en una editorial con base en Londres, para la que retocaba fotos. Su empleo la llevó a Frankfurt, Barcelona y Berlín. Hace tres años se trasladó a Madrid, estudió becada en la conocida escuela Blank Paper y ahora es freelance. Cuando sus encargos lo permiten, Nieto retoma la serie Crisis, fruto de su vena más creativa. Coge su cámara y se va a retratar colchones.

Autorretrato tras el logo del local madrileño 'La Vía Láctea'.
Autorretrato tras el logo del local madrileño 'La Vía Láctea'.

“Mi carga de trabajo descendía progresivamente, y eso me dio tiempo para ir al gimnasio”, explica. “Un día me di cuenta de que justo a la salida del gimnasio al que voy había dos personas durmiendo en colchones. Más tarde fueron cuatro. Después, seis”. Así surgió la idea de coleccionar los estampados de sus camas, imágenes reconocibles tras las que laten historias personales. “Me parecía más efectivo sacar solo el colchón que hacer un retrato completo del indigente”, argumenta. Nieto busca señalar realidades surgidas tras la crisis económica. “Al principio no se ven, pero desde que te fijas ya están en todas partes”, asegura. Su trabajo, que sigue creciendo día a día, arroja una clara conclusión: “Estamos insensibilizados”.

Y no solo frente a los colchones de las calles. La obra de Nieto se completa con otras dos escenas que proliferan desapercibidas. “Cada vez hay más construcciones tapiadas y más zonas grises”, edificios paralizados, pintados de un mismo color, que resulta ser el gris perla, un nombre que “suena demasiado suave” para la función que cumple. “Me gusta más gris neutro”, asevera concisa.

Con su aparición en Se busca talento, Ana Nieto persigue, con escasas esperanzas, hacer “una llamada de atención” sobre estas situaciones sociales. También dar a conocer su trabajo. “A lo mejor me animo y envío mi perfil al diario”, anticipa con tono de broma.

Nieto camina siempre con una cámara colgada: "Es lo mínimo que tienes que hacer para dedicarte a esto”. Su trabajo engloba más parcelas que aquellas que exigen cierta sensibilidad: “Soy muy versátil, sino, no podría vivir de esto. Hago desde fotos de moda hasta retratos de escritores. Y, cuando tengo tiempo, lo mío”. Rehúye de la denominación de artista. “Somos fotógrafos porque no dibujábamos bien”, asegura entre risas.

Transmitir justifica los medios

Ana Nieto se concede total libertad creativa para transmitir su mensaje. "Hice una exposicion en la que mis piezas eran animales disecados que me dejaron coger de un pabellón", narra. "De alguna manera, eso también es fotografía". Nieto ha expuesto proyectos en más de 20 salas de Nueva York, Londres, Liverpool, Madrid (La Casa Encendida) o Barcelona (Centre Guinardó).

Para preservar esa libertad, huye de mitos en su disciplina. "Intento tener pocos referentes, ya me dieron demasiados", aclara. "No hay que seguir idolatrando a Cartier-Bresson, que está muy bien, es muy correcto", ejemplifica; "pero me gusta trabajar sin ataduras".

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