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Un toro ‘perdonavidas’ protagoniza el primer encierro de San Fermín

Carrera trepidante con un astado castaño que se quedó solo ante el peligro a mitad del recorrido

Antonio Lorca
Los mozos corren, en el inicio de la calle Estafeta, junto a los toros.
Los mozos corren, en el inicio de la calle Estafeta, junto a los toros.Jesús Diges (EFE)

En contra de toda lógica, el primer encierro de las fiestas de San Fermín 2013 se ha saldado, en principio, con una fractura de cubito y radio del brazo izquierdo y una luxación en un hombro; un parte muy leve para la enorme cantidad de mozos que se dio cita en las calles del casco viejo de Pamplona y las dramáticas circunstancias vividas al final del vallado de Telefónica, muy cerca ya de la plaza.

Allí, uno de los cinco toros castaños de la ganadería de Alcurrucén quedó atrapado entre la multitud, sin posibilidad de avanzar a causa de un montón que le cerraba el camino, ni retroceder por la muchedumbre que le seguía los pasos. El animal, lejos de acometer contra sus fáciles presas, oteó el ambiente, comprendió que estaba rodeado y solo ante el peligro y prefirió esperar a que se abriera una salida. Se vivieron, eso sí, momentos dramáticos ante la incierta reacción de un toro acorralado, pero se impuso la nobleza del ‘alcurrucén’, o quién sabe si el propio miedo ante los desconocido. No debe ser fácil acomodarse a la algarabía de cientos de mozos con ganas de fiesta para quien ha pasado su vida en la tranquilidad de la dehesa sin más compañía que la de sus hermanos y los vaqueros. Afortunadamente, el toro no hizo caso a su instinto, y, sorprendido y con cara de susto, emprendió la huida hacia la plaza en cuanto tuvo su oportunidad, y respiró hondo cuando vio la inmensidad del ruedo, al que confundió, con toda seguridad, con la antesala de su propia casa. Allí, en el ruedo, recuperó el aliento, embistió con energía a los dobladores y enfiló los corrales, harto, con seguridad, de la emboscada de los mozos.

Al final, el encierro duró cuatro minutos y seis segundos, casi el doble de la media de esta ganadería en sus cuatro comparecencias sanfermineras. Y ningún herido por asta de toro, en la más pura tradición de estos ‘núñez’ que nunca en las calles pamplonicas hicieron derramar sangre de los atrevidos mozos.

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Ambiente de lujo, eso sí, en el estreno de la feria de San Fermín 2013; cientos de mozos, muchos de ellos oriundos de países lejanos con el firme propósito de hacer realidad casi una prueba de hombría, abrían paso al alcalde de la ciudad momentos antes de las ocho de la mañana, cuando, rodeado por una discreta escolta de la policía municipal, pasaba revista al recorrido del encierro.

Primer canto a San Fermín, la jota que estrena las fiestas y el cohete que a las ocho en punto, según el reloj de una iglesia cercana, anuncia que se abren las puertas de los corrales del Gas y se da rienda suelta a la manada.

Cinco toros castaños y uno negro y la compañía de los cabestros se abren paso por la cuesta de Santo Domingo, que enfilan en manada compacta y a toda prisa mientras los mozos espantan los nervios apretando sus carnes contra las paredes. Así llegan los toros hasta la curva de Mercaderes, donde el grupo se va deshaciendo, hasta quedar desparramado por la recta callejera de Estafeta, lo que permite bonitas carreras y algunas caídas tumultuosas, ajenas todas ellas al comportamiento de los toros.

Ahí, en Estafeta, es cuando el número 58 queda rezagado -incluso es adelantado por dos cabestros que le guardaban las espaldas-, y avanza con lentitud, serena la mirada, y ajeno al bullicio, hacia adelante hasta que se encuentra con el montó de entrada a la plaza que le impide el paso.

Pero, bueno…, ¿qué es esto? Y el animal, timorato y noble, asustadizo, quizá, prefirió pasar a la historia como un perdonavidas. Mejor así; ojalá esta tarde se gane la suya en el ruedo que él mismo confundió con la antesala de la dehesa.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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