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El gran poder de la reina de Broadway

Tras el fracaso de 'Spiderman', Julie Taymor supervisa en Madrid 'El rey león'

En la Grecia antigua la hybris (arrogancia) era un pecado que los dioses castigaban con dureza. El joven Ícaro, por ejemplo, quiso volar cerca del sol y acabó quemando sus alas y precipitando en el mar. El Spiderman de Julie Taymor también lanzó sus telarañas hacia la ambición. El rulo de tambores del musical más caro de la historia de Broadway (50 millones de euros), cuya banda sonora es de Bono y The Edge de U2, acompañó desde el principio los vuelos del superhéroe. Conocedor de que grandes poderes conllevan grandes responsabilidades (es el lema del cómic), el hombre araña se enfrentó pronto a enemigos peores que el Duende Verde: meses de aplazamientos del estreno y críticas cada vez más demoledoras. Aunque Taymor niega que la hybris tuviera algo que ver: "¿Qué hay de arrogante en querer hacer un musical de Spiderman?".

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En Madrid para promocionar la versión española de su musical El rey león, por el que ganó un Tony Award y que se estrena el próximo 21 de octubre en el Teatro Lope de Vega, la directora no rehúye las preguntas sobre el polémico hombre araña ["Nunca he hablado tanto de ello", reconoce al final de la entrevista]. "Tenía que haber efectos especiales y que el cómic tomara vida. No iba a hacer una simple trasladación de las películas al teatro y estoy orgullosa del trabajo que hice", asegura Taymor. Un trabajo que sin embargo abandonó en marzo, tres meses antes del debut oficial: según los medios estadounidenses, la directora fue removida porque se negaba a aceptar cambios y consejos externos. Ella tiene otra versión: "Lo dejé cuando quisieron simplificarlo".

Sea como fuera, Taymor admite que hubo errores en las largas semanas que Spiderman turn off the dark pasó en la incubadora de Broadway. "Hay que remar todos en la misma dirección y en cambio algunos solo querían sacar dinero de esto. También ensayar directamente en Broadway fue un error. Yo lo dije: 'Deberíamos haber ido a China o Japón", asegura.

Ella se ha venido a España y el martes fue a echarle un ojo a los ensayos de su creación más exitosa, esa que lleva 14 años hechizando a los espectadores de medio planeta con su rugido. Respeto a la versión estadounidense de El rey león, Taymor individua sobre todo dos cambios: "Habrá que adaptar la obra a la cultura española y el teatro es más pequeño. Hay menos espacio en el escenario pero todo es más íntimo". El soberano y sus súbditos mantendrán sin embargo su esencia. "Las claves son una buena historia, la música entre Elton John y las influencias sudafricanas y una parte visual que no tiene parangón", sostiene Taymor. La directora hasta ha acuñado un neologismo para definir la mezcla de actores y marionetas que verá el que se adentre en la selva del Lope de Vega: "Humanimal. Quería que se vieran las caras de los actores para subrayar su humanidad, pero también reproducir el poder del movimiento de los animales". La solución fue una máscara colocada encima de la cabeza de los actores.

Una vez más Taymor rompió fronteras. De animales a superhéroes, del teatro al cine (suyas son Frida y Across the universe), de la pintura a la escultura, la directora ama los desafíos y las apuestas espectaculares pero arriesgadas. "Cada medio me reta. Intento hacer un teatro tridimensional, donde el público se sienta partícipe. Amo la música y me gusta contar historias humanas, pero dándoles toques de magia o de elementos sobrenaturales".

Algo de aquello debió de aprenderlo en Indonesia, adónde una veinteañera Taymor se fue para estar tres meses y acabó quedándose cuatro años. "Allí, en sus ceremonias religiosas y en su chamanismo descubrí el origen del teatro", cuenta la directora. También le sirvió para aprender a relativizar todo: "Hubo terremotos, la erupción de un volcán, una piedra enorme me abrió la pierna y todavía tengo una cicatriz, nuestro autobús tuvo un accidente y el conductor falleció". O sea que, comparado con eso y por muy duro que fuera, al fin y al cabo todo el enredo de Spiderman no deja de ser "solo jodido teatro".

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