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Holanda devolverá más de 200 obras de arte a los herederos de un marchante judío

La mayoría de las obras, que formaban parte de una colección comercial en 1940, se encuentran en el Rijksmuseum de Amsterdam

Al menos 17 museos holandeses tendrán que prescindir de algunas de sus obras de arte, en total 202, que el Gobierno ha decidido devolver a los herederos del marchante de arte judío Jacques Goudstikker, quien tuvo que venderlas a precio de saldo durante la II Guerra Mundial.

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Se trata de una colección que incluye obras de grandes maestros holandeses, flamencos e italianos, como Hans Memling, Pieter Paul Rubens, Antón Van Dijk, Tintoretto, Veronese o Lucas Cranach. Esta colección ha sido objeto de un largo proceso legal por parte de los herederos del dueño original. El viceministro de Educación, Ciencia y Cultura, Medy van der Laan, ha asumido la recomendación del Comité de Devoluciones, (denominado, en inglés Advisory Committee for Restitution Applications for Items of Cultural Value and the Second World War), y ha resuelto la mayor reclamación de arte robado por los nazis en los Países Bajos. Los museos no podrán recibir indemnización alguna al devolver las obras, ya que se considera que ya han disfrutado de las pinturas durante el último medio siglo.

No obstante, la colección que van a recibir los herederos de Goudstikker podría ser aún más amplia: otros 40 cuadros que habían sido reclamados no serán devueltos, ya que no se ha confirmado que pertenecieran al marchante en mayo de 1940, fecha en la que realizó la venta. Además, otros 21 cuadros permanecerán en los museos que los conservan ahora, ya que la viuda del marchante los cedió en 1952 mediante un acuerdo con el Estado holandés. Finalmente, los nuevos propietarios no podrán contar con cuatro obras más de esta colección que la Comisión ha dado por desaparecidas.

En posesión de los nazis

Jacques Goudstikker murió en mayo de 1940 a bordo del barco en el que huía de los alemanes. Antes, había vendido a toda prisa su colección a Alois Miedl, un marchante alemán afincado en Holanda: se cree que recibió cerca de 1.300 obras. Pero estuvieron poco tiempo en su poder. Según las investigaciones del periodista holandés Pieter den Hollander, Hermann Goering, uno de los principales dirigentes del régimen nazi obligó a Miedl a venderle esta golosa colecicón muy por debajo de su valor en el mercado. Algunas de estas ponturas fueron a parar a las dependencias del propio Adolf Hitler.

Hollander sacó a la luz, entre 1996 y 1998, los errores cometidos en el caso Goudstikker, y la desatención del Gobierno holandés en casos como éste. La historia del marchante judío se cuenta en el libro De zaak Goudstikker (El Caso Goudstikker), publicado en 1998. Más adelante Holanda creó el Comité de Restitución, que se encargaría del estudio de las solicitudes de los tesoros artísticos en posesión del Gobierno.

La Comisión de Restituciones ya ha emitido 19 recomendaciones sobre disputas en torno a la devolución de obras de cultura desde su creación en 2001, y la Secretaría de Estado de Cultura siempre ha seguido la opinión de esta institución a la hora de tomar una decisión.

El Rijksmuseum de Amsterdam tendrá que devolver algunas obras de su colección, varias de Salomon Van Ruysdael.
El Rijksmuseum de Amsterdam tendrá que devolver algunas obras de su colección, varias de Salomon Van Ruysdael.

Denuncian a la galería Christie's de París

Georges Helft, hijo de un importante coleccionista judió que huyó de la ocupación nazi a Estados Unidos en 1940, ha denunciado a la casa de subastas Christie's en París por sacar a la venta objetos de plata de un servicio de mesa supuestamente robado a una familia judía durante la ocupación nazi de Francia.

Entre los objetos presuntamente robados figuraba un servicio en plata que la zarina rusa Catalina la Grande ofreció en la segunda mitad del siglo XVIII a su favorito el conde Orlov. En 2004, Georges Helft vio por el catálogo de la casa que Christie's vendía en París un lote con varias decenas de piezas de este servicio Orlov marcadas con las siglas de la empresa de su padre (LFH). Ante esta circunstancia, Georges Helft llamó al presidente de

Christie's, Francois Curiel, quien le aseguró que respondía del vendedor, cuyos padres habían comprado el conjunto a la familia de Helft en Nueva York, dijo.

Pese a la protesta, la casa no suspendió la venta y Georges Helft denunció a Christie's de Francia ante un tribunal de París. En noviembre, el juzgado obligó a la casa a revelar el nombre del vendedor y a aportar el documento de 1938 que probaba la exportación, según el auto. Según el texto del auto judicial, la casa de subastas considera imposible probar que esas piezas se corresponden con las expoliadas,

por lo que la demanda "reposa únicamente sobre la existencia de una duda sobre su origen". El demandante, por su parte, ha reclamado 1.500 euros en concepto de indemnización.

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