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Concluye el sacrificio de los casi 900 terneros que estuvieron más de dos meses en el mar

La operación comenzó el pasado sábado en la dársena donde está atracado el buque ‘Karim Allah’. Se ha dado muerte a los animales tras un embrollo burocrático y sin confirmarse si estaban enfermos

Terneros en el interior del buque 'Karim Allah', antes de ser sacrificados.
Terneros en el interior del buque 'Karim Allah', antes de ser sacrificados.

Al cuarto día de comenzar, este martes por la mañana ha concluido el sacrificio de los 873 terneros que quedaban en el buque Karim Allah después de su cruel odisea de más de dos meses por el Mediterráneo. Esta operación se ha realizado en la misma dársena de Escombreras donde está atracado el barco, en unas carpas blancas instaladas por técnicos del Ministerio de Agricultura. Ahora, se procederá a trasladar los cadáveres guardados en contenedores a una planta de tratamiento de subproductos animales no destinados a consumo humano, donde serán triturados y posteriormente incinerados.

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Termina así el penoso viaje de estos animales convertidos en apestados, después de que, por un embrollo burocrático, las autoridades turcas del puerto de Iskenderun rechazasen su desembarco para ser vendidos como ganado de cebo por considerar que no había suficientes garantías de que las reses estuvieran libres de lengua azul, una enfermedad vírica no contagiosa que afecta a los rumiantes. Rechazadas también en Libia y no pudiendo desembarcar en ningún otro puerto del Mediterráneo, los casi 900 terneros han sido finalmente sacrificados sin que se sepa si estaban realmente infectados.

Aunque Agricultura no ha dado más información sobre el proceso para dar muerte a las reses, la protección de los animales en el momento del sacrificio está regulada por el Reglamento (CE) nº 1099/2009 del Consejo Europeo, que pretende garantizar que se evite cualquier dolor o sufrimiento innecesario.

El buque 'Karim Allah', atracado en la dársena de Escombreras, en Cartagena (Murcia), el 5 de marzo.
El buque 'Karim Allah', atracado en la dársena de Escombreras, en Cartagena (Murcia), el 5 de marzo. Marcial Guillén (EFE)

La presidenta de Igualdad Animal, Silvia Barquero, ha asegurado no entender todavía cómo se ha podido llegar a esta situación. “Viendo las imágenes de los terneros que están descargando tan pequeños y frágiles, a los que apenas les han salido los cuernos, me preguntaba cómo ha podido suceder esto”, ha lamentado. “Nadie se ha preocupado de ellos, en este país el bienestar animal no le importa ni a las administraciones. Qué pena”.

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Los abogados del armador del buque, Talia Shipping Line, que se opusieron al sacrificio de las reses, también han mostrado su descontento con la actuación de las autoridades españolas. “Nos hemos sentido muy maltratados por el ministerio”, se queja Miguel Masramon, uno de los letrados.

La justicia desestimó el recurso del armador

El pasado viernes, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid desestimó el recurso del armador, que pedía que se suspendiera de forma cautelar la orden de las autoridades españolas para sacrificar a las reses. Para Masramon, “es posible” que la decisión del tribunal sea adecuada, pero no le ha parecido bien “que la Administración no haya sido capaz de explicárnoslo”. Y se pregunta si el sacrificio era la única solución posible. “El reglamento europeo no dice que lo sea”, ha afirmado. “¿Dónde está la explicación de que haya que pasar por aquí?”.

Agricultura ordenó el sacrificio de las reses por considerar que el ganado no es apto para ningún tipo de transporte y que no puede entrar en territorio aduanero de la Unión Europea (por proceder de Libia, último país donde se intentó vender, y que tiene prohibida la exportación de animales vivos a la UE). El acta de inspección de los servicios veterinarios del ministerio no menciona la lengua azul, enfermedad por la que los terneros fueron rechazados en Turquía y Libia. Tampoco les hicieron análisis de sangre. Por tanto, los animales se sacrifican sin saber si están infectados o no. “Si se iban a sacrificar igualmente porque venían de Libia, ¿qué necesidad había de que 15 inspectores de Sanidad Animal pasaran horas en el buque haciendo la inspección?”, se ha quejado Masramon, que califica este control veterinario del ministerio de “paripé”.

Miembros de Igualdad Animal protestan por la situación de las reses a bordo del 'Karim Allah', el 27 de febrero en el puerto de Cartagena.
Miembros de Igualdad Animal protestan por la situación de las reses a bordo del 'Karim Allah', el 27 de febrero en el puerto de Cartagena. Marcial Guillén (EFE)

El Partido Animalista-PACMA considera que la operación ha sido un “escándalo” y cree que las administraciones españolas “dan la espalda a los animales para obtener el mayor beneficio económico a costa de su sufrimiento”. La presidenta de Igualdad Animal añade que no se entiende “por qué la inspección veterinaria oficial no ha realizado análisis a los animales para verificar si estaban enfermos. El Gobierno de España ha actuado con muy poca transparencia en este caso y quedan muchas dudas por resolver”.

Inyección letal

En el caso de los terneros del Karim Allah, la normativa aplicable es la de vaciado por motivos de sanidad animal, que se basa en el reglamento europeo y establece diferentes métodos de sacrificio, todos con aturdimiento. Aunque no está confirmado el método que se ha empleado finalmente, Alfonso Senovilla, veterinario de Salud Pública de la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha y durante años veterinario del matadero de Talavera, explica que el único método viable en este caso era mediante inyección intravenosa.

Lo habitual en los mataderos es hacerlo con pistola de perno cautivo penetrante, que introduce una pieza metálica en el cráneo y provoca lesión cerebral. Pero este método requiere de un sangrado posterior. “Esa sangre habría que recogerla en cubetas y llevarla junto con los cuerpos a la planta de aprovechamiento, y eso es inviable”, señala Senovilla.

Para administrar la inyección letal, los animales son conducidos en fila por pasillos llamados mangas para ir sacrificándolos uno por uno. “Se agarra al animal o se le atan los cuernos y se le administra la inyección”, describe el veterinario, que cree que “después de lo que han pasado los terneros, lo único digno que se puede hacer es sacrificarlos con inyección letal”.

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