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Hacia una inflación más contenida pero con el foco en China

Los expertos vaticinan una moderación del alza de precios, que en España podría terminar el próximo año entre el 3% y el 4%. La contención del mercado laboral ha sido una sorpresa positiva, pero la incertidumbre sobre la economía sigue siendo elevada

Foro Futuro, el observatorio de investigación económica organizado por CincoDías con el respaldo del grupo Santander, celebró ayer su último encuentro del año con un análisis en profundidad sobre el origen y la situación actual de la inflación, así como las perspectivas que se manejan para 2023, y sobre todo, para el corto plazo.

Este encuentro, que reunió a un grupo de cinco expertos economistas, se inició con una reflexión sobre “el respiro” que ha dado a la economía española el IPC al situarse en noviembre en el 6,8% tras haber superado el 10% en el pasado mes de agosto. Aun así, la inflación sigue lejos de la ortodoxia del BCE, que es del 2%. Para iniciar el debate se lanzaron varias preguntas sobre el pacto de rentas, las políticas gubernamentales o la posibilidad de recesión.

El mensaje general es que es que habrá inflación durante más tiempo, aunque más moderada, y que la incertidumbre es muy alta. “Es imposible desvincular este episodio de inflación de una crisis anterior, que todavía podíamos decir que no está cerrada del todo. En una primera fase la salida tan abrupta de las restricciones para contener el Covid generó una subida de precios que siempre se va a trasladar al resto porque son costes que se van a incorporar en la inmensa mayoría de las cadenas de producción”, explicó Manuel Hidalgo, profesor de Economía de la UPO y economista sénior EsadeEcPol. Pero, según explicó, “a partir del 24 de febrero de este año todo cambió y hay que sumar los efectos de la guerra de Ucrania, con un shock en los precios energéticos, que dieron una vuelta de tuerca a una situación que ya era compleja, y que condiciona la toma de decisiones de la política monetaria”. A pesar de todo, Hidalgo cree haber “pasado el fin del principio”. “Nos estamos enfrentando a una posible moderación, que en España es muy evidente, y es bastante probable que siga hasta el entorno del 4% o 5% para la próxima primavera, llegando al final de 2023 al 3%. Pero no estamos libres todavía de ese gran temido efecto de segunda ronda; cuanto más elevada siga la inflación, más incentivos habrá para reactivar negociaciones para subir rentas, tanto márgenes como salarios, y ese riesgo puede provocar una huida hacia adelante y no generará un beneficio sobre la economía”, dijo este economista.

En cuanto a los factores que han contribuido a la caída del IPC, Francisco Pérez, profesor emérito de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director de investigación del Ivie, consideró que “son de carácter externo, como la suavización de los precios energéticos o de los fletes, o la mejora de los cuellos de botella en las cadena de suministro, e internos (políticas fiscales y regulatorias); y de estos va a depender la evolución del IPC en los próximos meses”. Paralelamente, llamó la atención sobre que “cueste tanto clarificar el pacto de rentas”, y señaló que existe cierta confusión en los datos de recuperación de márgenes y márgenes elevados; sobre los márgenes sobre ventas y rentabilidad sobre activos, así como de la heterogeneidad que existe en las empresas, donde habría un 30% en pérdidas, otro 30% en beneficios, y el resto en una situación intermedia”. “El punto de partida debería ser indiscutible para todos: el país se ha empobrecido como consecuencia de la fuerte inflación incorporada por productos que compramos del exterior; por tanto, desde la prudencia, lo aconsejable sería que se reconociera por todas las partes y se centraran en paliar los daños en los colectivos que pudieran tener menor capacidad para defenderse de dicho empobrecimiento”.

El economista y consultor Fernando Fernández recomendó echar la vista mucho más atrás para entender la situación a la que se ha llegado. “Había una inflación latente en torno al 5% y 6% antes de la invasión a Ucrania y que tiene mucho más que ver con unas políticas fiscales extraordinariamente expansivas sostenidas durante demasiado tiempo en la mayoría de las economías desarrolladas. Las políticas de interés al 0% no han hecho más que alimentar una burbuja financiera que acaba de trasladarse a precios de bienes y de consumo”. Y hay otros dos aspectos que suman tensión al escenario, desde su punto de vista: ”La transición energética está siendo y será inflacionista”, al igual que “lo son claramente los fondos europeos Next Generation, que son un ejemplo claro de articular una política fiscal a tiempo; el problema es que se diseñaron para salir de la recesión provocada por el Covid y se están aplicando para alimentar una expansión y burbuja inflacionista”.

Sobre el impacto que pudiera tener el incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta el 8,2% en 2023, Fernández declaró que “la insistencia del debate igualitario en la distribución es deseable, pero inflacionista; por ejemplo, cuando se habla de desigualdad de salarios obviamente lo que se hace es elevar los más bajos y deslizar al alza la media. Por tanto, va a tener una consecuencia inflacionista y va a poner un suelo del 6% de media el próximo año y del 4% al finalizarlo”.

Fernando Fernández aventuró más subidas de tipos, y “significativas”, después de “la clara lectura del mensaje del BCE en diciembre”: “España está mejor colocada en esta crisis de precios energéticos que los países centrales, ya que importa poco gas ruso y esto explica en parte la mejora que se ha tenido; pero las políticas van a seguir en beneficio de la zona euro”.

Alicia García Herrero, economista jefe para Asia Pacífico en Natixis centró un momento del debate en China, donde todos coincidieron en que la apertura de su economía será clave para el devenir del mundo. “La política contra el Covid ha dado un giro de 180 grados. Si va bien, puede haber un shock de demanda, pero si va mal, puede haberlo en la oferta. Yo incluso diría que la semana pasada Jerome Powell mostró tenerlo en mente; hay una incertidumbre inmediata y radical por la economía China”, dijo.

En este sentido, Hidalgo apuntó que la evolución del país asiático “puede afectar a que la inflación tienda a moderarse más tarde”.

Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director de estudios financieros de Funcas, mostró preocupación al “estar en un entorno de tremenda incertidumbre que han reforzado los últimos mensajes que han dado el BCE y la Reserva Federal”. “Históricamente la inflación ha sido pegajosa, difícil de quitar con rapidez”, dijo. Carbó argumentó que la economía se está desacelerando y que el debate ha pasado en unos meses de una posible entrada en recesión a si habrá estanflación; “es un escenario que no contemplo en este momento”, aseguró.

El efecto de los tipos y de la liquidez

 

► Control. Santiago Carbó recordó que en algún momento Christine Lagarde, presidenta del BCE, dijo que “incluso generando una recesión subiendo los tipos, no sé sabe si la inflación la controlaremos”. “Los peores pronósticos de desaceleración y recesión no se están cumpliendo, y España parece que estaría en el lado positivo; según lo último apuntado por la institución, el país se beneficiaría de otros aspectos como el turismo, y también de los Next Generation EU”.

► Retirada. Fernando Fernández aclaró que “la política monetaria no solo son tipos, también liquidez, y el BCE ha dejado claro en su última reunión que habrá una retirada más rápida e intensa de lo que se pensaba”. “Esto tiene consecuencias importantes para el Tesoro español, que va a dejar de financiarse a los ritmos que esperaba con el BCE y tendrá que buscar fuentes alternativas, y para las necesidades de financiación de las empresas a tipos más altos”, concluyó.

 

Bancos centrales versus Gobiernos y economistas

Para Fernando Fernández “ha habido una tardanza en reaccionar a la inflación por parte de los bancos centrales dentro de una inercia que se ha seguido durante años, demasiados, donde parecía superado el problema del alza de precios”. Y “esto crea una tendencia de pensamiento en las políticas”. Fernández contó que “llamaba la atención cuando hablaba con banqueros centrales del mundo, que fueran especialmente optimistas; pensaban que disponían de tácticas, básicamente subida de tipos de interés y recortes de liquidez, que iban a ser muy eficientes provocando un descenso rápido de la inflación, y ahora se esta viendo lo difícil que esta siendo y el coste que va a tener en el crecimiento”.

Como recomendación hacia el Gobierno, “si quiere contribuir a la desinflación, lo mejor que podría hacer, entre otras cosas, es renunciar al impuesto inflacionista, deflactando la tarifa IRPF y no recuperando para sí ese excedente que se está produciendo y le permite generar un gasto público que crece a tasas desorbitadas e injustificadas”.

Del lado del Banco Central Europeo, Santiago Carbó opinó que “está empezado a ser más halcón” y que “se está jugando su credibilidad”. “Los tipos al alza van para largo, aunque quizás no con tanta intensidad, y el euríbor se va a quedar claramente por encima del 3%”. Carbó consideró que no había otra alternativa a la vuelta a las políticas monetarias más restrictivas: “quizás era lo menos doloroso”. Además, resaltó que “el mercado laboral, por ahora, está resistiendo y no ha mostrado problema”. Coincidió en la tardanza de los bancos centrales en tomar las riendas de la situación, máxime “teniendo probablemente los mejores economistas para haber hecho la estimación adecuada de la situación, pero con una política fiscal expansiva en los últimos años, fundamentalmente por la pandemia, y una política monetaria expansiva eso es blanco y en botella; es decir, inflación. Esto está generando tensiones en los mercados”.

Por otra parte, el experto reconoció que existe un problema de disensión entre los economistas. “Algunos están empezando a criticar tanta subidas de tipos, y otros como Nouriel Roubini pronostican que muchas economías se dirigen a la madre de todas las crisis”. “Creo que no estamos es una situación tan radical, pero sí en un entorno donde el consenso que hemos tenido los economistas sobre qué hacer para aplacar la inflación puede debilitarse, algo que ya está pasando dentro de los consejos de gobierno de los bancos centrales”, dijo.

Francisco Pérez apuntó, por su parte, que ahora “los actores económicos están más atentos a los mensajes de los bancos centrales”.

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