El trabajo híbrido se instala en las grandes tecnológicas

A partir del 5 de septiembre los trabajadores de Apple en California solo tendrán que pisar la oficina tres días a la semana. Así lo anunció este martes el consejero delegado del gigante tecnológico estadounidense, Tim Cook, en una carta remitida a la plantilla. “Los equipos que participen en el programa piloto vendrán a la oficina tres días a la semana con martes y jueves como días establecidos en toda la empresa, pero ahora sus equipos decidirán el tercer día que vengan”, especificaba.

Este nuevo modelo híbrido supone un ajuste del anunciado en junio de 2021, cuando la multinacional planteó la obligación de acudir a los centros de trabajo los lunes, martes y jueves de cada semana, dejando abierta la posibilidad de teletrabajar los miércoles y viernes. En este sentido, Cook subrayó que, ahora, muchos empleados tendrán la opción de trabajar de forma remota dos días a la semana y, dependiendo de su función, también la de trabajar de forma remota hasta cuatro semanas al año.

A diferencia de lo que ha pasado en el resto de sectores y al contar con los medios necesarios para ello, las empresas tecnológicas ya aplicaban medidas de flexibilidad antes de la pandemia, según explica la directora de expansión y comunicación en Nexian, Patricia Gómez. “Este tipo de organización incrementa el rendimiento, compromiso y productividad de los trabajadores, mejora el clima laboral, genera importantes ahorros de tiempo y dinero en traslados, y reduce los niveles de absentismo”, destaca.

Pero la nueva flexibilidad de Apple es rígida comparada con la de otros gigantes tecnológicos. El caso más extremo es el de Meta (antigua Facebook), que es la única que tras la crisis sanitaria ha mantenido la opción de teletrabajar por tiempo indefinido. La portavoz de la compañía, Tracy Clayton, declaró a The Wall Street Journal que “cómo trabaja la gente es mucho más importante que desde dónde trabaja”. De hecho, el propio Mark Zuckerberg es uno de los que más se beneficia de la medida, aprovechando para pasar largos periodos en Hawái o San Francisco y cada vez menos en Silicon Valley.

Así era también en Google hasta que el pasado marzo la compañía comunicó a su plantilla en Estados Unidos que desde abril se pondría en marcha un modelo híbrido de 3+2 más parecido al adoptado por Apple. “Equilibra lo mejor de volver a verse en persona con poder estar en cualquier lugar, donde los equipos convencionales pueden reunirse intencionadamente para colaborar y conectar en la oficina y pasar otros días de trabajo desde el lugar que mejor les convenga”, apuntaba el escrito firmado por el responsable de prestaciones para los empleados de Google, John Casey.

Gómez recuerda que los modelos híbridos conllevan múltiples beneficios también para la empresa. “Una plantilla satisfecha es el mayor patrimonio que puede tener una compañía y es la oportunidad para atraer y retener al mejor talento. Además, es una forma de optimizar el uso de la electricidad y de aprovechamiento de recursos”, reconoce.

Tras barajar las opciones de teletrabajo o presencialidad, el consejero delegado de Amazon, Andy Jassy, no se decantó por ninguna. Así, desde finales de 2021, la plantilla corporativa del gigante electrónico puede pactar de forma individual su caso con el responsable de cada área. “En una empresa de nuestro tamaño no existe un enfoque único sobre cómo funciona mejor cada equipo. Esperamos que algunos continúen trabajando principalmente de forma remota, otros en alguna combinación y otros decidirán que los clientes están mejor atendidos si el equipo trabaja principalmente en la oficina”, admitía Jassy en una nota a sus empleados.

Microsoft ha optado por el término medio. En febrero anunció que sus trabajadores comenzarían a regresar a las oficinas de su sede en Washington para trabajar de manera presencial, ya que que el 83,3% de los habitantes del condado de King, donde reside la mayoría de los empleados, tenía la pauta completa de la vacuna contra el covid-19. Aun así, la compañía advirtió que podrán teletrabajar hasta la mitad de la semana sin discutirlo con los gerentes, mientras que los que quieran hacerlo con más frecuencia tendrán que solicitar aprobación. Para Gómez, ese es el futuro del trabajo: “Nos encaminamos a un modelo de oficina a la que básicamente acudiremos para compartir conocimiento, opiniones y organizar tareas. Pero gran parte del trabajo individual de cada uno podrá realizarse a distancia”.