La inversión europea, una herramienta para reformar y maximizar el crecimiento

Los expertos dudan de si las ayudas contribuirán a ensanchar el crecimiento potencial de la economía española a largo plazo y de si enmascararán la necesidad de las reformas que precisa el país Las pymes deben buscar ayudas y mecanismos para no perder la oportunidad frente a las grandes corporaciones

CINCO DÍAS

Los fondos Next Generation de la Unión Europea son la palanca de un cambio necesario tras la monumental crisis desa­tada por la pandemia del Covid-19, que ha golpeado la economía española con más fuerza que a otros países europeos por su dependencia del sector turístico. España envió a Bruselas a finales de abril su Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia con el que aspira a recibir hasta 150.000 millones de euros en préstamos y subvenciones, para impulsar y transformar la economía en los próximos cinco años. El Ejecutivo ha marcado el terreno de juego y las reglas, identificando las políticas troncales a las que quiere que se dedique el dinero europeo invitando al sector privado a ceñirse a tales actividades para participar en los proyectos de inversión.

Las políticas en las que se volcarán los recursos son la transición energética y la movilidad verde, la digitalización de la economía y las pymes, la innovación y la mejora del sistema nacional de salud, y la educación, la formación profesional y el conocimiento.

Foro Futuro, el observatorio de tendencias económicas organizado por CincoDías con el respaldo del grupo Santander, ha planteado un debate entre cinco expertos para profundizar sobre los distintos destinos donde colocar el dinero para obtener la máxima eficiencia y crecimiento. Los especialistas sentados a la mesa digital del debate coinciden en un punto: los fondos europeos son fundamentales para la recuperación económica y suponen una oportunidad histórica para corregir los déficits históricos.

Oportunidad para las pymes

 

La inversión acaba de empezar. “Le pido a las pymes que no se preocupen porque esto acaba de empezar”, anuncia Asier González. “La primera ayuda de 7.000 millones que ha llegado ha sido para empresas y autónomos afectados por el Covid, con especial foco en el turismo de Baleares y Canarias. Hay algo más de 300 ayudas publicadas a las que una pyme podría acceder y esperamos que a final de año lleguen a ser 2.000”, añade.

Enfoque proactivo. Las empresas tienen que estar al día y ser conscientes de que el dinero europeo no es solo para grandes corporaciones. “Tienen que mostrarse proactivas porque puede haber muchas ayudas con las que acometer proyectos que de otra manera no podrían hacerlo”.

Buscar ayuda. “Desde Santander llevamos meses trabajando en la gestión de los fondos europeos. Cerramos un acuerdo para ayudar a las pymes de principio a fin”. Según González, hay que evitar la posibilidad de que las pymes se queden sin acceso solo por falta de conocimiento.

 

“Es la primera vez que Europa ejerce una política fiscal expansiva común para hacer frente a una crisis de esta magnitud”, explica Fernando Fernández, profesor de Economía del IE Business School. Sin embargo, Fernández opina que el dinero llega tarde: “Lo que podría haber sido un fondo para amortiguar la caída se ha concebido para recuperar el crecimiento y sentar las bases del desarrollo en la nueva normalidad”. Según el profesor, “no es un fondo de asistencia para los desempleados o para las empresas que han cerrado por la crisis, es un fondo para construir la nueva economía”.

En ese sentido, el mundo pos-Covid que dibuja Europa es uno digital y descarbonizado. “Son objetivos muy loables, pero no son los que España necesita ahora para generar crecimiento potencial”, critica Fernández. Susana Malcorra, decana del IE School of Global and Public Affairs, discrepa, ya que según su opinión España no puede minusvalorar el marco europeo y tiene que tomar las decisiones del plan de gasto en un contexto global, no unilateralmente. “El marco de referencia es la Unión Europea, es quien marca las pautas a seguir”, explica. Además, también hay condiciones: la implantación ha de hacerse de manera acelerada, debe existir un mecanismo que justifique cada una de las actuaciones y se ha de medir el impacto que cada una de ellas tiene sobre la economía.

Sin embargo, según el profesor del IE, los fondos europeos deberían centrarse en corregir los cinco problemas estructurales de que, según el experto, adolece España: la falta de eficiencia del mercado de trabajo, la baja sostenibilidad y solvencia del sistema de pensiones, el raquitismo empresarial, la poca calidad del sistema educativo y sus carencias digitales, y el sistema judicial, además de las ineficiencias de las administraciones públicas. Sin embargo, los tiros del plan de recuperación no van por ahí. “El enfoque es más europeo, más de acuerdo con la digitalización y la descarbonización, puntos que creo que no contribuirán a aumentar el crecimiento potencial de la economía española”, afirma. El objetivo de crecimiento potencial fijado por el Gobierno para los próximos años se mueve en torno al 1,5%, muy escaso para absorber los grandes déficit del país.

Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada y director de estudios financieros de Funcas, por su parte, critica la falta de inversión en I+D y, en general, en las capacidades digitales. “Las principales partidas del plan son para infraestructuras físicas. Echo en falta que se refuercen las áreas donde hemos hecho muy poco en los últimos 30 años: en capital humano y en capital tecnológico y digital”. Según Carbó, es muy importante que los sectores privados y financieros participen. “Para multiplicar recursos y hacer la gestión más efectiva”.

Francisco Pérez, profesor emérito de Análisis Económico de la Universitat de València y director de investigación del Ivie, coincide con Carbó. “Todo se tiene que traducir en mejorar la capacidad de emplear a los españoles que quieren trabajar y aumentar la productividad”, puntualiza. Pérez pone el acento en la digitalización. “Hablar de productividad en este momento y de cara al futuro pasa por la asimilación del proceso de digitalización y por el uso de la tecnología para mejorar las posiciones de las empresas en las cadenas de valor que cada vez son más globales”, apunta el profesor emérito.

Los riesgos

El peligro para Pérez es que los fondos europeos sirvan como “barniz narrativo desde la perspectiva verde y digital en lugar de proponer un conjunto de actuaciones que sean innovadoras”. La sombra de la duda es compartida por todos los expertos, el miedo a que el dinero solo sirva para el corto plazo y que no contribuya al tipo de cambio estructural que necesita España. Además, el profesor emérito de la Universidad de Valencia aboga por “reducir la selva regulatoria que atenaza al sector público y privado para cambiar la gestión pública más allá de su transformación digital”.

Para Asier González Linaza, responsable de Pymes de Santander España, la misma complejidad de la ayuda y su gestión supone un reto. “Algunas ayudas las tramitan ministerios, otras las comunidades autónomas, hay un volumen muy elevado de ayudas y para las pymes les es difícil identificar qué ayuda es la más apropiada”.

“Lo importante es cómo hacer el balance entre una implementación rápida y el impacto a largo plazo, ambos objetivos tienen contradicciones intrínsecas”, comenta Malcorra. “Otro problema es la capacidad de gestión del Estado de la inmensidad de recursos disponibles”, añade la decana. Malcorra prevé que habrá “tensiones múltiples también en el sector privado”.

El debate de fondo, en cualquier caso, es si la economía española será capaz de aumentar su productividad. “Para ello no hacen falta las 300 medidas que se han presentado”, dice Fernández, que añade una que ni siquiera está incluida: “La reforma de las Administraciones públicas, cuya productividad es manifiestamente mejorable y es un problema serio”, indica el experto del IE.

Otro riesgo importante, según los analistas, es que se busca un éxito político de imagen del uso de estos fondos. “Me temo que España ya estaba mal económicamente antes de la pandemia, porque no hemos sido capaces de aprovechar las oportunidades”, opina Carbó, que le preocupa que, de nuevo, esta sea una oportunidad perdida. “La economía y la sociedad se están deteriorando”. Según el experto de Funcas, “España no estaba preparada para recibir tal cantidad de dinero en tan poco tiempo”.

Ideas para que ninguna pyme se quede atrás

Asier González Linaza, director de pymes de Santander España, explica la responsabilidad de los bancos para ayudar a los clientes, empresas y pymes, sobre todo a las más pequeñas. “Tenemos que salir de la crisis con empresas más competitivas y más grandes, y aquí es fundamental la digitalización para aprovechar todos los medios para crecer y llegar a otros mercados”, indica González. Los fondos ayudarán a alcanzar ese objetivo: “Hacer empresas más productivas, más sostenibles y generar empleo de calidad con especial foco en jóvenes y en el empleo femenino”. El trabajo de los bancos es ahora triple, según González: “Impulsar y difundir todos los fondos disponibles, canalizar la liquidez como hicimos con los créditos ICO y financiar las ayudas”.

En la experiencia del directivo de Santander, las pymes asisten con recelo a la llegada de los fondos europeos. “Piensan que se dirigen sobre todo a las grandes empresas, que tienen ya diseñados sus programas de inversión financiables en parte por la UE”. Para ayudar a cambiar esta percepción, Santander ha desarrollado un plan ad hoc para la gestión de los fondos.

El banco trabaja en dos líneas: la primera, el desarrollo de una plataforma de búsqueda inteligente. “Ponemos a disposición de nuestros clientes todo nuestro conocimiento y nuestra capacidad de datos para identificar entre todas las ayudas cuáles son las cinco principales que más le podría interesar a la pyme”, explica González. “Adicionalmente, esa plataforma de búsqueda permite encontrar y tener la información correspondiente de cada ayuda concreta”, añade. Además, forman a la red para que pueda ayudar a las pymes en su proceso de digitalización.

La segunda línea de actuación es la tramitación. “De poco sirve encontrar una ayuda interesante si la empresa no es capaz de presentar la documentación para tramitarla”. Las ayudas europeas son muchas, las hay más sencillas de gestionar, como las directas, y otras más complejas, como las competitivas en las que el requisito es presentar un proyecto.

“Muchas pymes no tienen capacidad o conocimiento para elaborar esa documentación y no saben cómo presentarla de manera adecuada al organismo que corresponda. Santander ha creado un equipo junto a KPMG de más de 300 consultores y asesores que permiten a las pymes tramitar las ayudas. “Es un punto diferencial, la clave es ser capaces de ser parte de la solución, potenciar el crecimiento no solo con financiación sino ayudando a las pymes a que las entiendan y puedan tramitarlas. El objetivo es inyectar un poco de optimismo”, explica el directivo.

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