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España sostenible y renovable

El sector energético representa algo más del 3% del PIB de España, y casi un punto porcentual de contribución, más de 10.500 millones de euros, viene a través de las energías renovables

Imagen de una instalación termosolar.
Imagen de una instalación termosolar.

En el camino de identificar medidas concretas que ayuden a acelerar nuestra recuperación económica tras la covid-19, en esta nueva entrada del blog voy a hablar del cuarto eje de ese nuevo modelo productivo que propongo: la España sostenible y renovable. Del mismo modo que hemos avanzado en aspectos tales como la digitalización, el teletrabajo o la educación remota, también hemos constatado el impacto positivo que tienen en el medioambiente medidas que fomenten la sostenibilidad y el uso de fuentes de energía renovables. Pero como comentaba en mis anteriores artículos, este cambio que ahora se ha hecho de manera precipitada por las circunstancias, debemos tomarlo como punto de partida para definir un plan de reindustrialización concreto, España 5.0, alineado con la propuesta de crear centros de competencia en “sectores fuerza” que describía en el eje de actuación anterior de España Tecnológica e Industrial, dos de los cuales dejé para desarrollar ahora, el sector energético y el de la automoción, ambos orientados a la sostenibilidad y uso de fuentes de energía renovables.

Como se resalta en el “Manifiesto por una recuperación económica sostenible”, Europa ha puesto en marcha la “Alianza para una Recuperación Verde” (Green Recovery Alliance) que defiende que las políticas de estímulos deben ser efectivas desde el punto de vista económico y social y, a la vez, estar alineadas con las políticas de sostenibilidad y biodiversidad. Y en este contexto, España tiene unas condiciones ideales para aprovechar las oportunidades que supone esta estrategia de recuperación como son su enorme potencial de desarrollo de energías renovables, un capital natural único, una industria bien posicionada y una apuesta decidida por la eficiencia energética.

El sector energético representa algo más del 3% del PIB de España, y casi un punto porcentual de contribución, más de 10.500 millones de euros, viene a través de las energías renovables, que crecen a un ritmo anual del 10%. Cada millón de euros invertidos genera hasta 14 puestos de trabajo, y cada euro en inversión sostenible genera 2 de actividad económica.

Por su parte, el sector de la automoción representa un 10% del PIB de España y da empleo al 9% de la población activa, 650.000 personas de manera directa y genera el 19% de las exportaciones.

Estos dos sectores han sido recientemente objeto de planes específicos por parte del Gobierno, siendo más vigente aún el sentido de urgencia con el que afrontar su recuperación e impulso. Hay que actuar ya para aprovechar las oportunidades que representan por un lado el lanzamiento del Proyecto de ley de Cambio Climático y Transición Energética a finales de mayo del 2020 y, por otro lado, el plan de impulso de la cadena de valor de la industria de la automoción con una serie de medidas y ayudas de hasta 3.750 millones de euros, para renovar la flota de vehículos en España e intentar impulsar la competitividad y la sostenibilidad, destacando el plan MOVES 2020, un programa de impulso a la movilidad eléctrica y sostenible dotado con 100 millones de euros, para incentivar la compra de vehículos eléctrico.

Durante las próximas líneas desarrollaré mis ideas sobre las oportunidades de reindustrialización de ambos “sectores fuerza” mediante el desarrollo de Centros de Competencias específicos (uno para energías renovables con foco en la solar, otro para impulsar el vehículo eléctrico) con las mismas premisas que detallaba en mi anterior artículo:

¿Cómo hemos llegado a estos niveles de consumo energético?

Para entender como hemos llegado a la situación actual de consumo energético, es muy ilustrativo ver la progresión del mismo acorde a la evolución del ser humano y las sociedades en que vive. Simplificando mucho un fenómeno muy complejo, lo que ha ocurrido es que todo el carbono acumulado durante millones de años en forma de carbón, petróleo y gas, y que propició el escenario climático ideal para la evolución del ser humano, se ha liberado muy rápido, unos 300 años, sin dar posibilidad de adaptación genética del ecosistema.

Las necesidades energéticas mundiales no han dejado de crecer por dos razones: (i) Aumento de la población, desde principios de la revolución industrial la población se ha multiplicado x8 hasta alcanzar casi 8.000 millones de personas, un crecimiento exponencial si tenemos en cuenta todo el tiempo que lleva el homo sapiens en la tierra. (ii) El consumo energético por persona se incrementa notablemente gracias a la revolución industrial. Además, este consumo se basa en gran parte en la combustión de materiales fósiles, con las consecuencias negativas que hoy conocemos. Y a pesar de ello, no se vislumbra a corto plazo un cambio en nuestra forma de pensar y actuar.

El medioambiente está tan deteriorado en la actualidad que para conseguir su regeneración necesitaremos actuar sobre él con decisión, lo que implicara necesidades energéticas adicionales, así como que nos replanteemos los orígenes de las fuentes de energía y su afección sobre el medio ambiente.

La Unión Europea asume un reto

Las Cumbres del Clima que se vienen celebrando los últimos 26 años en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) han servido para ir marcando los objetivos a nivel global, reduciendo el impacto ambiental que el ser humano ha ocasionado sobre el planeta. Especialmente dos de ellas, la cumbre de Kioto en 1997 y la cumbre de Paris 2016. El protocolo de Kioto supuso el inicio de la corrección de los efectos causados por el ser humano sobre el medio ambiente, y la cumbre de Paris supuso el espaldarazo final a estas políticas, asumiendo el compromiso de tomar todas las medidas oportunas para limitar la subida de las temperaturas a no más de 2ºC en el año 2100. No obstante, poco después de la firma del acuerdo de París EE. UU. se retiró del acuerdo dejando a la UE y a China solos como líderes en la batalla contra el cambio climático.

La Comisión Europea envió el 4 de marzo del 2020 al Parlamento y al Consejo el borrador de una futura Ley del Clima Europeo que fijará el marco normativo para lograr la neutralidad climática en 2050, lo que implica emisiones de CO2 netas cero, con un paso intermedio en 2030 de reducción de emisiones de entre un 50 % y un 55% respecto a los niveles de 1990.

Esta Ley del Clima Europea plantea, entre otros, los siguientes objetivos:

  1. Establecer la trayectoria a largo plazo para cumplir el objetivo de neutralidad climática de 2050 a través de todas las políticas, de forma socialmente justa y rentable.
  2. Crear un sistema de seguimiento de los avances y adoptar nuevas medidas en caso necesario.
  3. Ofrecer previsibilidad a los inversores y demás agentes económicos.
  4. Garantizar que la transición a la neutralidad climática sea irreversible.

Es importante resaltar que esta ley convertirá estos objetivos en algo jurídicamente vinculante, es decir, que las instituciones de la UE y sus estados miembros estarán obligados a adoptar las medidas necesarias a nivel nacional y de la UE para alcanzar estos objetivos, revisando cada 5 años los progresos registrados en consonancia también con los objetivos marcados por el Acuerdo de París.

Con este importante apoyo desde la parte legislativa, el sector de las energías renovables se refuerza enormemente de cara a potenciales inversores, aportando las garantías jurídicas y financieras para estructurar un sector energético estable a largo plazo.

Centro de competencia en energías renovables (Solar)

El Gobierno de España lanzó el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética a finales de mayo del 2020, lo que implica la descarbonización de nuestro país para el 2050. Como decíamos antes, su principal objetivo es conseguir la neutralidad climática o balance de emisiones de gases de efecto invernadero 0 en el 2050 mediante bases jurídicas que apoyen está transición.

Esta transición energética, a través del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) plantea inversiones público-privadas de 241.000 millones de euros en la década 2021–2030 (30% pública, 70% privado), lo cual supondría un incremento del PIB anual en 17.000 millones de euros (un 1,8% del PIB de 2030) y crear más de 250.000 empleos. Para alcanzar los objetivos marcados se deberían de subastar 3.000 MW cada año de nueva generación renovable.

Las metas y algunas de las propuestas para el 2030 son:

Si queremos una salida rápida de la crisis en la que estamos inmersos, este plan debería acelerarse, ejecutarse en los próximos 5 años como muy tarde, para así generar con mayor rapidez más de 90.000 puestos de trabajo (muchos en zonas rurales), realizar inversiones anuales del orden de 32.000 millones de euros para así aumentar nuestra competitividad y reducir nuestra dependencia energética del exterior.

Como se aprecia en la siguiente gráfica donde se muestra la “Evolución 1990-2018 de la producción de energía primaria en España por tipo” las energías renovables en las que España tiene bastante “materia prima”, como la solar o eólica, representan un pequeño porcentaje del total generado en función de la fuente.

Evolución 1990-2018 de la producción de energía primaria en España por tipo.
Evolución 1990-2018 de la producción de energía primaria en España por tipo.Agencia Internacional de la Energía

Cada país debe utilizar los recursos de los que dispone para generar su propia energía. En España no tenemos petróleo, pero tenemos unos recursos abundantes y gratuitos que son “el recurso solar y eólico”, que debemos emplear al máximo para reducir nuestro déficit y dependencia de los recursos energéticos que son controlados por otras naciones. De este modo no hipotecaremos nuestro desarrollo con las dependencias energéticas e incertidumbres del exterior.

España es un país privilegiado en sus condiciones de irradiación solar versus temperatura media, las dos claves para obtener grandes eficiencias en la generación de electricidad mediante células fotovoltaicas o plantas solares térmicas.

En España recibimos del Sol más de 600 veces la energía que consumimos, disponemos de amplios territorios en los que instalar grandes plantas solares en terrenos no aptos para la agricultura ni para la ganadería, coincidiendo estas zonas, las más eficientes, con las zonas menos desarrolladas del país, donde más se necesita de proyectos para mantener la actividad económica y fijar la población, o para generar polos de desarrollo, alineado con el eje del plan España 5.0: España Continua e Inclusiva.

 Niveles de irradiación europeos.
Niveles de irradiación europeos.Solargis

Además de la ventaja del recurso solar que podemos encontrar en nuestro territorio, la derogación del conocido “Impuesto al Sol” y el nuevo marco normativo que establece el RD de Autoconsumo 244/2019 y el RDL 15/2018, abre una ventana más a la transición energética, el autoconsumo. El autoconsumo mediante la instalación de paneles fotovoltaicos para las empresas, viviendas, municipios, administraciones es hoy en día muy rentable y compite con cualquier otra fuente de energía.

Si comparamos todos estos factores con los de los países de la UE se puede apreciar la ventaja competitiva que tenemos respecto a ellos, lo que nos da oportunidades de crecimiento. Por ejemplo, en estos momentos Alemania tiene instalada casi 6 veces más capacidad fotovoltaica que España con un 40% menos de irradiación (menor producción por m2), una densidad demográfica muy superior y escasez de terrenos comparada con España.

El Sol tiene por delante otros 4.000 millones de años de vida y de emisiones de radiación solar gratis. El resto de las energías que completan el grupo de renovables Eólica, Hidráulica, Geotérmica, Mareomotriz, biocombustibles, etc. Todas estas tienen limitadas sus posibilidades mucho antes que la solar y por lo tanto si bien serán importantes no dejarán de ser un complemento. La tecnología está lista para competir con muchos proyectos y nuevas ideas, será la base, junto con el almacenamiento en baterías, que más aporte a la generación.

Red Eléctrica Española (REE).

Como se aprecia en la imagen anterior, el balance de un día cualquiera en España, la generación renovable viene de 3 fuentes principales, solar, eólica e hidráulica. Las energías renovables eólica e hidráulica cuentan con una tecnología ya madura, cuyo principal reto está en la modernización y repotenciación, junto con los nuevos nichos de mini-eólicas y mini-hidráulicas. Aun siendo importante su desarrollo, el primer foco donde creo que debería prestar más esfuerzos este centro de competencia es en la energía solar, con un objetivo en mente a partir de nuestras fortalezas: España debe ser el primer productor de energía solar de la Unión Europea, la gran Central Solar Europea, y para ello hay poner en marcha una red distribución robusta y mallada, que interconecte las plantas de generación de energía renovable distribuida por todo el país, que denominaremos REDER (Red de Distribución de Energía Renovable). Las zonas de máxima irradiación sobre la geografía española coinciden con las zonas que se han visto más afectadas por las diferencias de desarrollo industrial que sufre España. Esta red además debe ser potente en las capacidades de interconexión (intercambio de energía entre estados miembros de Europa) y ofrecer un acceso/entrega a la energía renovable en los hogares, similar a lo que ya hemos hecho con la fibra (FTTH) pero para las energías renovables (STTH, Sustainable Sun power to the Home). Como digo, igual que hemos sido capaces de construir la mejor red de fibra de Europa con más fibra que la suma de Francia, Alemania, Italia y Reino Unido juntos, deberíamos hacer lo mismo con la red de energía solar. Se trata de imitar el modelo y ponernos manos a la obra porque ya hemos demostrado a todo el mundo que somos capaces.

De la misma forma, tendremos que Desarrollar Tecnología de primer nivel y capacidades para crear y gestionar toda la infraestructura anterior, como por ejemplo dotar de inteligencia a los paneles solares para maximizar la captura de energía solar, o buscar soluciones de enfriamiento pasivo, aplicando aprendizajes de técnicas que ya tenemos en los centros de datos.

Para los despliegues de red es necesario que se favorezcan las inversiones, con estímulos económicos, eliminando restricciones y agilizando trámites, robusteciendo la Red y, por supuesto, ejecutar bien. En tecnología España ya ha dado pasos al respecto, como por ejemplo la empresa valenciana Ampere Energy que ha desarrollado soluciones avanzadas de software que combinan inteligencia artificial, algoritmos de aprendizaje automático, análisis Big Data y tecnología blockchain, para crear herramientas que serán claves para el nuevo modelo energético. También algunas operadoras de telecomunicaciones en España están efectuando despliegues de paneles solares en sus torres de telefonía móvil para alimentar sus equipos con energía renovable e inyectar a la red eléctrica el excedente.

Pero profundicemos un poco más en la situación actual de la energía solar en España, diferenciando sus dos versiones fotovoltaica y térmica, debido a su diferente nivel de implantación en nuestro país.

La energía fotovoltaica se basa en la tecnología del silicio fundamentalmente. La tecnología del silicio monocristalino ha sido desarrollada por los países donde los componentes electrónicos son esenciales hace ya muchos años (utilizan el mismo material base, la oblea de silicio) y con inversiones billonarias liderados por EEUU, China, Japón y Corea del Sur principalmente. En conocimientos y estructura empresarial de esta tecnología del silicio u otros semiconductores, España perdió el tren hace muchos años, debido a que la inversión necesaria para poder competir con los gigantes mencionados es inmensa. Aun así, se hicieron algunas tentativas, como Isofoton en Málaga (cerrada hoy en día), Silken en Campollano y otras iniciativas fallidas (Teluro de Cadmio).

La batalla en ese terreno es compleja y lo único razonable sería acuerdos con empresas líderes mundiales que estén dispuestos a transferir tecnología y fabricación en España para todo el mundo.

Sin embargo, España está en una buena posición tecnológica y empresarial, y lo ha venido demostrando en todo el mundo en los últimos años, para el resto de los elementos básicos: inversores, seguidores, estructuras, electrificación Baja Tensión y Media Tensión, ingeniería, epecistas (construcción completa de plantas "llave en mano"), financiadores.

Toda la tecnología necesaria para las plantas termo solares puede ser dotadas con tecnología nacional, esta tecnología es ampliamente conocida en la actualidad, en sus diferentes soluciones técnicas. Hablamos de una tecnología madura que actualmente tiene el reto -al no ser gestionable- de su integración a gran escala en la red de transporte y distribución. Para ello es clave el mundo digital y sus redes de distribución, que ayudarán a conseguirlo. No requiere que tengamos que depender del exterior, los desarrollos que necesita se pueden realizar totalmente en España y nos permitiría ser completamente independiente en su instalación, mantenimiento y explotación.

Por otra parte, si se realiza con tanques de sales y plantas totalmente gestionables con funcionamiento continuo, su coste se puede reducir de una forma importante si finalmente se logra sustituir la acumulación de sales por sistemas hibridados con gas, teniendo en cuenta que estos sistemas solamente funcionarían unas determinadas horas al día y en ciertas condiciones de radiación.

Más sencilla será la implantación de la generación distribuida a nivel de usuario con vertido a red o autoconsumo puro. Esta tecnología es la que junto a la eólica están teniendo actualmente un desarrollo muy importante, generando en la actualidad parques solares, especialmente fotovoltaicos de cientos de Megavatios.

Una pieza clave: las baterías

A las tecnologías renovables les sigue faltando una última pieza para poder ser la única fuente de energía en los mercados energéticos. Cada una de las fuentes renovables mencionadas tienen una gran limitación: la energía solar es evidente que sin irradiación Solar no generará nada, la eólica sin corrientes de aire no genera nada, y la hidráulica depende de los niveles fluviales.

La pieza que falta para que las renovables soporten todo un sistema energético nacional se llama Almacenamiento, básicamente en baterías para coches y para edificios o instalaciones industriales o de generación. En el momento que el almacenamiento esté completamente integrado, las baterías a gestionar se contarán por decenas de millones, cada habitante de España y Europa tendrá al menos 1 o 2 baterías, bien en sus casas, en sus coches, o en los dos. Para alcanzar la óptima eficiencia en el uso de toda energía acumulada, se tendrá que poder hacer uso de toda la capacidad energética disponible en todo momento, y la única manera de poder saber de cuánta disponible tiene cada habitante, será a través de la conexión entre todas las baterías.

Para ello la digitalización será una tecnología clave como forma de comunicación entre todos los dispositivos, que tendrán que estar conectados entre ellos constantemente. Para esto es fundamental continuar desarrollando el país entorno a la digitalización e interpretación de grandes bases de datos. Es por ello por lo que seguir investigando nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial serán fundamentales para el futuro.

Las tecnologías de almacenamiento no son nada nuevo, pero hasta ahora no había ninguna tecnología próxima a ser económicamente viable, pero eso está a punto de cambiar. Nuevos desarrollos están siendo ya testados en instalaciones por todo el mundo, esto no es cuestión de si será algún día rentable, es una cuestión de cuándo, y ya prevemos que será más pronto que tarde.

Cuando esta tecnología este completamente integrada, la energía renovable podrá ir acumulando el excedente que genere para inyectarlo de nuevo en la red cuando no se den las condiciones de generación, de esta forma dejaremos de desperdiciar generación energética, aumentando la eficiencia a niveles nunca explorados hasta el momento.

Se abre ante nosotros una nueva oportunidad, los grandes avances en almacenamiento se están llevando a cabo en EE. UU. y en China, pero si tenemos en cuenta toda la capacidad que se va a instalar en España en los próximos años tenemos casi la obligación moral de invertir lo máximo posible en el desarrollo e integración de esta tecnología.

La electrificación de la sociedad, y en especial de la automoción, es otro de los grandes cambios que ya nadie discute, esto aumentará sustancialmente el porcentaje de energía eléctrica versus energía total consumida.

Para hacer un buen uso de este excedente hay otra vía que ya se está desarrollando y tendrá que ser desarrollada aún más durante los próximos años para una integración completa del mercado energético europeo, la interconexión entre Estados.

La interconexión entre Estados puede abrir a España la posibilidad de ser un suministrador de energía (renovable) para gran parte de Europa. España goza de unas condiciones privilegiadas para la generación de energía solar fotovoltaica, si la UE es capaz de organizar un sistema económico eficiente, hay enormes posibilidades de generación de riqueza industrial en este campo.

De la misma manera que la teoría de juegos plantea como ineficiente que dos estados se dediquen a fabricar coches y compitan por ver quien es capaz de abarcar más mercados, no todos los Estados miembros de la UE deberían iniciar una carrera para ver quién es capaz de generar más energía. Esa puede ser nuestra mejor baza.

Como apreciarán, el concepto de España Continua se da también en la Unión Europea con los países periféricos desde la constitución de esta misma. Las regiones del sur de Europa históricamente han estado menos industrializadas y por lo tanto generando menos riqueza que los países del centro y norte de Europa, abriéndose una posibilidad para nivelar los niveles de industrialización de la UE.

Desde Europa se recomendó en el año 2002 que el ratio de interconexión entre Estados colindantes debería ser del 10% para 2020, y posteriormente se volvió a lanzar una recomendación de llegar hasta el 15% para el año 2030.

Actualmente este ratio es menos del 5%, muy lejos del 10% recomendado, aunque se está trabajando en dos proyectos para situarlo cercano a ese 5%. Uno de ellos se encuentra en el golfo de Vizcaya (interconexión submarina) y otro en los Pirineos orientales (interconexión subterránea). Pero, aun así, seguimos lejos de los niveles recomendados, por lo que una gran oportunidad y objetivo que debiera tener España es ser un gran exportador energético al centro de Europa, una propuesta en la que todos deberíamos ponernos de acuerdo y remar en la misma dirección.

¿Cuál será la energía del futuro?

Y para terminar de hablar del futuro, hay un tipo de energía sobre la que se está construyendo un primer prototipo que sin duda será la gran fuente de energía del futuro, renovable y limpia, me refiero a la Energía de Fusión.

Fusión Nuclear, y digo fusión no fisión. En un futuro simularemos las reacciones nucleares fuente de energía de las estrellas, limpia y con combustible inagotable en nuestro planeta y en el universo.

El proyecto de fusión nuclear ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor) está construyendo un reactor Tokamak de 500 MW en Cadarache Francia, Barcelona alberga la sede de Fusi el reactor que demostrará la factibilidad con la tecnología actual de construir un reactor de fusión.

A fecha de hoy lleva construido un 50% y estará listo en 2025. De él nacerán los primeros diseños de reactores industriales que producirán una energía abundante y limpia, probablemente en otros 15 años, para el 2050 que sea una gran realidad. Los miembros de este proyecto son UE, China, India, Japón, Corea del Sur, Rusia, EE.UU. y así hasta 35 países. Sin duda, el mayor proyecto mundial para obtener energía. Está será la base, los cimientos del mix energético del futuro lejano, energía disponible las 24 horas del día todos los días del año.

Centro de competencia del vehículo eléctrico (y autónomo)

España es el segundo mayor fabricante de automóviles de Europa y octavo del mundo, por detrás de Alemania y por delante de Francia. Y uno de sus objetivos para este 2020 pasa por reducir las emisiones contaminantes de los vehículos acorde a la normativa de la Unión Europea. Para ello, las principales empresas automovilísticas (Citroen, Ford, Renault, Peugeot, Seat, etc.) asentadas en nuestro país habían iniciado la puesta en marcha de nuevas plataformas para el desarrollo de modelos electrificados.

El parón brusco que ha sufrido el sector del automóvil por la covid-19 ha impactado de manera notoria en la economía española. Cifras de ventas casi inexistentes, con bajada superior al 96% y un gran número de puestos de trabajo en riesgo tras el cierre total de fábricas de coches en España a partir del 27 de abril, lo que podría traducirse en despidos de miles de trabajadores una vez expiren los ERTEs.

Un sector del calibre de la automoción en España debe tener planes concretos para su rápida recuperación. Además de los estímulos económicos por parte del Gobierno y el mayor margen para recuperarse de este parón y cumplir con las distintas normativas en materias de emisiones, hay una gran oportunidad para que España mantenga y mejore su posición de liderazgo en Europa, con acciones concretas impulsadas desde un centro de competencia especializado en este ámbito, con el objetivo de crear el HUB Europeo de vehículo eléctrico (EHEV).

Objetivo 2025, 50% de las ventas de vehículos eléctricos y en el 2030, el 100%

Análogamente a los anteriores, en este ámbito creo decididamente en la oportunidad que se nos presenta actuando sobre dos frentes: Desplegar reden nuestras carreteras, en ciudades, empresas y por supuesto en el hogar, y desarrollar tecnología complementaría a la básica del vehículo como por ejemplo, normalizar interfaces de cargadores, intercambiando energía renovable de distintas fuentes, gestionando de manera inteligente la red de cargadores explotando fuentes de datos, uso de nuevos materiales como el grafeno en el despliegue de soportes, etc.

Año tras año, debido a los avances tecnológicos y, por qué no, la cada vez mayor conciencia de protección del medioambiente, los vehículos eléctricos van haciéndose un hueco en el mercado. Pero con los objetivos de descarbonización tan ambiciosos que comentaba anteriormente, el sector debe avanzar aún más rápido y dar respuesta a las principales barreras de adopción masiva frente a los vehículos de combustión fósil y los híbridos, como son: autonomía, tiempo de vida de la batería, tiempo de recarga, red de puntos de recarga y, el más importante, el precio, aún con un gap relevante frente a sus competidores.

Para Europa, y España en particular, la producción de baterías es una prioridad estratégica para asegurar su transición hacia un uso de energía limpia y para la competitividad del sector automovilístico. En España hay 17 plantas de fabricación de automóviles, con más de 15 modelos electrificados previstos para los próximos años, si bien es aún un porcentaje pequeño del total de la producción. Según estimaciones de JP Morgan, la tendencia del coste del KWh de las células de baterías para vehículos eléctricos se está reduciendo de manera drástica año tras año. Y además se prevé que para 2030 Europa tenga la mayor cuota de mercado mundial (30%) de baterías para vehículos eléctricos, frente al dominio actual de China y Tesla (EE UU).

En este sentido ya se están haciendo muchas cosas en España para crear una capa de valor sobre la batería apoyándose en la tecnología y digitalización. Por ejemplo, la misma empresa que mencioné en el anterior punto, Ampere Energy con su solución EVA, acelera el proceso de recarga en casa o el trabajo al integrar en el cargador doméstico un convertidor de corriente similar al de los puntos de carga rápida. Además es bidireccional, con lo cual, el usuario puede alimentar su vivienda con la energía almacenada en el vehículo o suministrarla a la propia red.

El blockchain también está presente aquí, como demuestra la plataforma creada por Siemens y Cogen (asociación de cogeneración) que permite al cliente final elegir el tipo de energía que va a consumir y reservarla con precios fijos durante todo el año.

El otro aspecto crítico a desarrollar es la infraestructura de recarga, España cuenta con uno de los tres principales fabricantes y dispone de 20 de las 300 entidades que integran la Alianza Europea por las Baterías.

Efectivamente, la red de recarga de vehículos eléctricos es un cuello de botella cuya dimensión en inversión y creación de infraestructura no es menor. Según previsiones iniciales de Iberdrola, sería necesaria una inversión acumulada de unos 100 millones de euros al año, durante más de 10 años, para crear dicha infraestructura de estaciones de recarga eléctrica rápida en España. Si extrapolamos esa cifra a Europa, significaría una inversión anual de 1.000 millones de euros para crear una red de unos 400.000 puntos de recarga rápida. Por tanto, el tamaño de la oportunidad es considerable, y lo bueno es que en España ya hay empresas, tanto “tradicionales” del sector eléctrico como de nueva creación que están trabajando en este problema (oportunidad). Un ejemplo de innovación en como abordar el desarrollo de esta red de puntos de recarga, y su gestión es WENEA, el primer operador de energía móvil que ofrece servicios de recarga para el coche eléctrico. Su red es universal, para todos los coches eléctricos, y generan energía solar 100% renovable en sus parques fotovoltaicos. Esa infraestructura se gestiona a través de una plataforma tecnológica y una app móvil, permitiendo a sus clientes cargar, pagar y gestionar el servicio desde su móvil, incluido su red de puntos de recarga.

El despliegue de la nueva infraestructura puede precisar de nuevos materiales que hagan el proceso más ágil, sean más eficientes y, además, sostenible. El grafeno es uno de esos nuevos materiales, que debido a su estabilidad, versatilidad y resistencia a condiciones extremas puede resultar interesante en determinados casos. Y en Castellón tenemos un buen ejemplo con Graphenglass, un proyecto innovador en constante evolución que “transfiere” las propiedades del grafeno a materiales conocidos con los que hacer cosas que hasta ahora se pensaban imposibles.

Por concluir, el mundo se encuentra en un punto de inflexión respecto a lo que fuentes de energía se refiere; la transición de generación energética a base de combustibles fósiles está dejando paso a la generación energética de fuentes renovables. Las autoridades políticas mundiales están comprometidas en rebajar sus emisiones de CO2 y solo existe una alternativa viable. Este compromiso político viene acompañado de un estado de maduración tecnológica óptimo para hacer de estas energías renovables una alternativa más económicamente atractiva para los grandes consumidores de energía, los Estados, mientras que para los financiadores de las infraestructuras que se han de desarrollar son un producto financiero rentable a largo plazo, una inversión capaz de dar un periodo de estabilidad a los mercados financieros.

España tiene ante este panorama, tiene una gran oportunidad, la localización geográfica, la capacidad industrial, el conocimiento técnico, el soporte político y financiero, todos estos ingredientes nos abren la puerta para situarnos a la vanguardia de la tendencia mundial de cambio de modelo energético. Haciendo bien este trabajo se pueden abordar algunos grandes problemas que tiene nuestra sociedad alineados con los ejes del plan España 5.0 que propongo para acelerar la recuperación de esta crisis:

Todo este ambicioso programa de centros de competencia en el sector energético y el de la automoción que vienen a completar nuestro proyecto España 5.0 (Digital, Continua, Tecnológica, Sostenible e Internacional), tendrían que estar coordinados por una agencia de la energía que aúne esfuerzos y recursos pero bajo el concepto de una España Sostenible y con el claro objetivo de reducción de CO2. Este reto es la base sobre la que se asienta todos los demás. Como civilización hemos llegado a un callejón sin salida que nos exige cambiar el rumbo de nuestros hábitos, aquí no hay debate y nos jugamos la salud en el corto plazo y la supervivencia en el largo. Es el primer gran desafío común como especie y marcará la ruta de colaboración que deberán seguir todas las naciones para fundar un futuro solidario y unido. Tenemos una oportunidad única y solo depende de nosotros sacarle el máximo provecho.

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