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iPhone 12 con cámaras 3D y MacBooks con chips móviles, lo nuevo de Apple

Los californianos revolucionan sus gamas.

iPhone 11 Pro Max de Apple
Apple

Si seguís habitualmente la actualidad de los de Cupertino, seguro que ya os suenan algunas de estas novedades que pretenden incorporar los próximos productos de Apple y que, si la crisis del coronavirus no se alarga demasiado, tendríamos en las tiendas para el próximo otoño. Aun así, está por ver que las predicciones de los analistas no se vean superadas por la realidad de la crisis que nos ha tocado vivir.

El caso es que, como viene siendo costumbre, ha sido el principal gurú del ecosistema Apple, el tal Ming-Chi Kuo, el que ha puesto cara y ojos a algunas de las decisiones que han tomado en Apple de cara a los próximos iPhone 12 y MacBook Pro. Dos informaciones que son más trascendentes de lo que parecen.

Cámaras 3D y procesadores ARM

La primera de ellas tiene que ver con los nuevos iPhone que llegarán a finales de este año y que parece que van a integrar un sensor extra en su cámara principal. Se trata de los llamados TOF (time of fly) y que se traduce como de tiempo de vuelo. Algo que parece distinto a su denominación más coloquial, como cámaras 3D, y que permiten al terminal escanear la escena que tienen justo delante.

Esos sensores TOF, que ya instalan algunos de los mejores terminales con Android y el propio iPhone lleva algo parecido para hacer funcionar su FaceID, tienen aplicaciones extraordinariamente útiles a la hora de obtener mejores resultados fotográficos, o la posibilidad de aplicar filtros y efectos especiales elaborados en vídeos o, como Apple viene buscando desde hace algunos años, mejorar la realidad aumentada para ampliar todavía más sus usos a entornos profesionales. Para ello, ha confiado en la empresa Lumentum, con sede en San José.

MacBook Pro de Apple.
MacBook Pro de Apple.

Pero lejos de los teléfonos de Apple, se avecina un cambio radical en la gama de MacBook de la compañía, con el aterrizaje de los primeros modelos con procesadores ARM. Estos chips son, básicamente, los mismos que se utilizan en los teléfonos móviles y tablets y tienen un inconveniente de instalarse ya en los modelos que se pongan a la venta a finales de año: el software debe ser rediseñado.

Actualmente, las apps que existen dentro del ecosistema macOS funcionan para procesadores Intel y en caso de que Apple dé el salto a esa tecnología ARM, los desarrolladores tendrían que adaptar todas sus herramientas para que trabajen sin problemas en esos nuevos SoC. Es algo parecido a lo que ocurre con las Surface Pro X, que disponen de un chip de este tipo que solo puede ejecutar (de forma nativa pero emulando) software de 32 bits (x86). Para hacer lo mismo con el de 64, necesitan pasar por el taller y reprogramarse.

Es por eso que, si la cancelación del WWDC de junio se produjera, Apple perdería un gran altavoz para ir alertando a todos los desarrolladores de esa transición de los chips Intel a los nuevos ARM.

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