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El modo "invocación" de los Tesla también provoca caos y accidentes (vídeo)

Hará falta mucho trabajo para que el sistema funcione sin problemas.

Vehículo Tesla
Unsplash

De siempre, el modo invocación de los Tesla ha sido uno de los más vistosos porque nos servía para mostrar (antes los amigos) cómo es eso de que un coche venga a recogerte a la puerta de tu casa. Lo que ocurre es que cuando salimos de nuestro hogar, por desgracia, el tráfico diario no está preparado para una automatización tan radical porque, ¿es posible que desde una oficina, un programador sea capaz de imaginar todas las posibles que pueden darse en el mundo real?

Además, el principal problema con el que se encuentran estos vehículos Tesla que circulan solos por las carreteras es que al llegar a los aparcamientos, las líneas que les guían se difuminan, o el pavimentado cambia de color, y se producen infinidad de posibilidades que hacen inservible ese modo invocación del que presumen los coches de Elon Musk.

Caos y accidentes de tráfico

En los últimos días, y a cuenta de la actualización V10 de Tesla, han sido muchos los propietarios de estos vehículos que han compartido en redes sociales todo tipo de vídeos presumiendo de lo bien que funciona esa mejora del modo invocación. Pero al mismo tiempo, también han aparecido evidencias de que, cuando el tráfico es normal, se producen algunos problemas.

En el vídeo que tenéis justo encima podéis comprobar cómo un Tesla, que sale de su plaza de aparcamiento para ir a recoger a su dueño, se queda atascado por la llegada de otro vehículo que quiere entrar en la misma calle del vehículo eléctrico. En ese momento, el autopilot espera al movimiento de la pickup y se queda en un bucle donde no hace nada, atascando la circulación. 

En este que tenéis justo encima ocurre algo imprevisto, al final del vídeo, que da muestras de que no estamos ante un problema de matemáticas, sino que hay otros muchos condicionantes: el principal, que conviven conductores humanos con autónomos, lo que puede provocar malos entendidos o, como en este caso, quasi-accidentes por culpa de... ¿acaso importa? De todas formas, y como descargo del Tesla, parece que la frenada de emergencia entra en funcionamiento antes de seguir la marcha y hacer inevitable la colisión.

Sea como fuere, estos son dos ejemplos de por qué, de momento, debemos tomarnos con mucha calma la llegada de la conducción autónoma y la necesidad de que haya un conductor humano, cuando menos, atento al volante de forma permanente, por si se producen eventualidades que el software del coche no es capaz de ver, calibrar o responder.

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