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S&P sube la nota a España y abre la puerta a otra alza si se relaja la tensión en Cataluña

Mejora un escalón y deja el rating en A-, su nivel más alto desde 2012 El bono se sitúa en mínimos de octubre de 2016

Román Escolano, ministro de Economía.
Román Escolano, ministro de Economía.

Era un rumor que llevaba corriendo por el mercado toda la semana. La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's mejoró este viernes un escalón la nota de la deuda soberana española de BBB+ a A- con perspectiva positiva. La deuda española se encuentra cuatro niveles por encima del bono basura.

La subida de la nota era esperada, toda vez que Fitch ya adoptó esa decisión en enero el pasado 19 de enero, pero dejó la perspectiva en estable. La agencia de rating ha justificado su mejora de la nota en las buenas perspectivas de crecimiento económico que espera para España y su ajuste presupuestario. Algo que le ha llevado a añadirle esa coletilla "positiva", que abre la puerta a que vuelva a mejorar la calificación en los próximos dos años.

Sin embargo, S&P señala ciertas sombras que puedan empañar esta perspectiva, como un incremento de la deuda por encima del 100% del PIB, un empeoramiento de las condiciones macroeconómicas globales o alteraciones en el ritmo de normalización monetaria. Pero también hace una mención específica a un empeoramiento de la situación en Cataluña. "Podríamos revisar nuestra perspectiva a estable si las tensiones entre el Gobierno central y el catalán escalan y empieza a pesar en la confianza empresarial, las inversiones y el crecimiento económico", reza el comunicado.

Fue precisamente la escalada de la tensión en la región lo que disuadió a la agencia de subir la nota a España el pasado septiembre. Así, la última vez que esta agencia subió la nota a España fue en octubre de 2015, cuando pasó de BBB a BBB+. 

Con respecto a este asunto, la agencia espera que aumenten las tensiones políticas, pero que Cataluña siga siendo parte de España. Considera que el resultado de las elecciones de diciembre prolonga la inestabilidad. Según S&P, desde Cataluña proviene el mayor riesgo de crédito para España.

Fue en abril de 2012 la última vez que la deuda española lucía el rating A por S&P's. Entonces, la agencia estadounidense le rebajó en dos escalones, de A a BBB+, perdiendo el sobresaliente por primera vez en la historia. Pocos meses después, la rentabilidad del bono marcó máximos y la prima de riesgo se disparó por encima de los 600 puntos básicos.

Como contraste, el rendimiento del bono español a diez años venía anticipando en las últimas semanas la mejora de la calificación crediticia. El bono español a diez años se coloca ya en mínimos de octubre de 2016 y toma distancia del 1,592%, máximo registrando este año. La prima de riesgo, por su parte, se sitúa en los 74 puntos básicos, desde los 79 de la semana previa. Todo esto no ha hecho sino ampliar la distancia con la deuda italiana, cuya prima de riesgo supera los 130 puntos básicos.

La simple expectativa de una subida de la nota por parte de S&P ha servido para proteger a la prima española frente a la volatilidad provocada por la crisis comercial abierta entre Estados Unidos y China. La mejora de la calificación de la deuda española tiene un importante efecto en el mercado, pues permite el regreso de los inversores más conservadores, los bancos centrales asiáticos y sus fondos de inversión y de pensiones, que se marcharon en el arranque de la crisis económica.

El recientemente elegido ministro de Economía, Román Escolano, ha señalado lo que la mejora del ráting supone para que el Tesoro diversifique y amplíe su base inversora, así como reducir el coste de financiación. Escolano entiende la decisión de la calificadora como "un reconocimiento" a las reformas del Gobierno. Y avanza una revisión próxima de las expectativas de crecimiento. El ministerio de Economía rompió recientemente el contrato de calificación de la deuda con esta agencia.

España logró cumplir con el objetivo de déficit en 2017, al cerrar en el 3,07% del PIB, por debajo del objetivo fijado por Bruselas del 3,1%. Así lo anunció el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, esta semana y destacó que es "dato fundamental para seguir creciendo, creando empleo y garantizando los servicios públicos".

Ha sido el robusto crecimiento económico el que ha servido de argumento más importante para que S&P haya tomado esta decisión. Espera que la economía española se expanda más que la Eurozona hasta 2021, de modo que el déficit siga contrayéndose.

Para este año, el Gobierno se ha comprometido a rebajar el déficit hasta el 2,2% del PIB, porcentaje con el que lograría cumplir por primera vez en diez años el Pacto de Estabilidad de la UE y salir del procedimiento por déficit excesivo.

Ahora bien, alcanzar a ese porcentaje puede resultar complejo habida cuenta del clima preelectoral, con subida salarial a los funcionarios, equiparación de los salarios entre las policías autonómicas y el debate sobre las pensiones en el tapete. Así, la previsión que maneja el Banco de España, anunciada esta misma semana, es del 2,5% del PIB. S&P también señala como riesgo la mermada capacidad del Gobierno para implementar sus reformas, debido a la situación de inestabilidad parlamentaria. 

La mejora de las perspectivas económicas contará la próxima semana con un nuevo capítulo. Este martes se celebrará un consejo de ministros extraordinario en el que se aprobará el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2018 y en el que, previsiblemente, se incluirá una mejora del cuadro macroeconómico, tal y como han realizado algunos de los principales servicios de estudios económicos.

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