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El chico de la Gran Dolina era en realidad una chica

El análisis dental del famoso fósil de la sierra de Atapuerca, en Burgos, revela que los restos pertenecen a una joven de entre 9 y 11 años

Primera representación de la chica de la Gran Dolina, Individuo H3.
Primera representación de la chica de la Gran Dolina, Individuo H3.Tom Björklund
Juan Miguel Hernández Bonilla

Uno de los fósiles más famosos de Europa, hallado en la sierra de Atapuerca, en Burgos, y perteneciente a la especie Homo antecessor, es de una chica de entre 9 y 11 años y no de un hombre como se había creído hasta ahora. Cecilia García-Campos, investigadora del Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH), cuenta por teléfono que el análisis dental de los fósiles ayudó a revelar la identidad sexual de este individuo que vivió hace más de 800.000 años. “El chico de la Gran Dolina era en realidad una chica”, afirma García-Campos.

Las conclusiones del trabajo, que se ha publicado este martes en la revista Journal of Anthropological Sciences, muestran que los dientes caninos del individuo H3, conocido hasta ahora como el “chico de la Gran Dolina”, en referencia al título de un emblemático libro de divulgación de José María Bermúdez de Castro, son femeninos. “Nos basamos en el estudio de los tejidos dentales para encontrar las diferencias sexuales de los fósiles”, explica García-Campos. Según la científica, las mujeres suelen tener mayores dimensiones de esmalte dental y los hombres un mayor componente de dentina, la estructura ósea que sujeta el diente. “En este caso descubrimos con sorpresa que los restos eran de una joven que probablemente había muerto en una pelea por el territorio”. El estudio muestra que el fósil tenía evidencias claras de canibalismo, apreciables en los cortes de los restos óseos de estos individuos, probablemente fruto de un enfrentamiento entre grupos rivales.

Caninos permanentes de H. antecessor. En la fila superior, maxilar del individuo H3, en la fila inferior, canino maxilar izquierdo del individuo H1
Caninos permanentes de H. antecessor. En la fila superior, maxilar del individuo H3, en la fila inferior, canino maxilar izquierdo del individuo H1Cecilia García-Campos.

Los restos humanos hallados en la Gran Dolina, analizados por muchos investigadores, han establecido que la especie Homo antecessor era caníbal, medía 1,70 metros y tenía un rostro moderno, similar al de los humanos actuales. Los huesos de los dedos de manos y pies también eran parecidos a los de los Homo sapiens. Su clavícula, en cambio, indica que el cuerpo era tan ancho como el de un neandertal. Sin embargo, hasta la fecha no se había podido evaluar el dimorfismo sexual de esta población porque la mayoría de los individuos incluidos en la muestra son jóvenes. José María Bermúdez de Castro, coordinador del Programa de Paleobiología del CENIEH y codirector de los yacimientos de Atapuerca, explica en un comunicado de prensa que hasta ahora tan solo se conocía el sexo de otro individuo a partir de un pequeño fragmento de diente, del que se obtuvieron proteínas del esmalte. Y añade: “Pero este estudio realizado por nuestro grupo abre ahora un nuevo camino muy fiable para estimar el sexo mediante un método no destructivo”.

El estudio afirma que la metodología de estimación sexual utilizada tiene una tasa de acierto de 92,3%, similar a la que se obtendría al analizar un coxal o un cráneo. “La ventaja que te dan los dientes es que son las piezas esqueléticas que mejor se conservan de todo el cuerpo humano y además se forman muy pronto en la vida de los individuos. Esto nos permite estimar el sexo de los más jóvenes”, dice García-Campos. Para la investigadora, la relevancia de este descubrimiento está más en el plano social. “Poder dar una denominación femenina a un fósil emblemático en Europa sirve para visibilizar el papel de la mujer en la historia de la evolución humana”, dice.

El hallazgo, que demuestra que una joven estaba implicada en un proceso de interacción entre grupos que resultó ser violento, ayuda a replantear el papel de la mujer en estas sociedades. “La chica de la Gran Dolina cuestiona los roles tradicionales de género que aún se conservan en los que la mujer está en la casa y el hombre en el trabajo”, dice García-Campos. Y concluye: “Estos trabajos ayudan a cambiar el imaginario colectivo de la hembra en la cueva con dos crías o curtiendo pieles. Y nos demuestran que las mujeres participaban en labores de caza y en disputas por el territorio”.

La experta reconoce que no había ninguna razón científica previa para que Bermúdez de Castro hubiera decidido que los restos de este fósil fueran de un hombre. “Surgió de manera aleatoria, Cuando José María [Bermúdez de Castro] se propuso hacer el libro eligió esta denominación masculina, pero sin ninguna razón en concreto. Ha sido necesario esperar a estas nuevas técnicas para poder saber el sexo con certeza”, explica García-Campos.

Análisis dental para identificar el sexo de los homínidos

La investigadora García-Campos explica que el análisis de los dientes de los fósiles, que se realiza a través de un escáner de alta resolución, es equivalente a los exámenes TAC de los hospitales y es muy efectivo para diferenciar si los individuos estudiados eran hombres o mujeres. “Empecé trabajando con una muestra forense que nos facilitó la Escuela de Medicina Legal de Madrid y encontramos que los estudios exploratorios realizados en humanos modernos tenían más del 90% de efectividad para determinar su sexo”, dice la investigadora.

De acuerdo con García-Campos, esta metodología se aplicó después a la población de Krapina, en Croacia, la muestra de fósiles neandertales más grande que hay en el mundo. “Se pudo confirmar el sexo de los fósiles que antes se había estimado a través de otras metodologías. Y además pudimos ampliar la muestra e identificar el sexo de individuos más jóvenes que antes no había sido posible”, cuenta la científica. Se aplicó la misma metodología de análisis del esmalte y la dentina en una población preneandertal de Sima de los Huesos, en la sierra de Atapuerca y se obtuvieron resultados igual de efectivos.

Fue en ese momento cuando la investigadora decidió estudiar los colmillos del famoso chico de la Gran Dolina. “Este individuo está representado por una cara parcial y un fragmento del hueso frontal, aunque es habitual que aparezca en las fotos además junto con una mandíbula hallada en 2003, la cual, curiosamente, se considera muy probablemente del sexo femenino”, explica García-Campos. La científica afirma, además, que la chica de la Gran Dolina seguramente tenía una estatura y unas proporciones corporales parecidas a las de una joven actual de su edad, aunque es posible que se hubiera desarrollado antes.

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Sobre la firma

Juan Miguel Hernández Bonilla
Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.

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