_
_
_
_
_

La expulsión de un joven tutelado de un centro de acogida provoca la protesta del resto

Una veintena de chicos se han encerrado durante más de una hora en el edificio de la Generalitat en Girona

Mossos d'Esquadra delante del edificio donde se han encerrado los jóvenes.
Mossos d'Esquadra delante del edificio donde se han encerrado los jóvenes.

Una veintena de jóvenes del Centro de Primera Acogida (CPA) para Menores Extranjeros No Acompañados (MENA) Estany, de Sant Gregori (Gironès) se han encerrado durante más de una hora en el edificio de la Generalitat en Girona para protestar por la expulsión de uno de ellos. Este, que ya había cumplido los 18 años, seguía estando vinculado al centro por un alargamiento de la medida asistencial pero ha incumplido la normativa al tener hachís en el centro y lo han echado. Los chicos sostienen que la expulsión ha sido la gota que ha colmado el vaso y han aprovechado la situación para denunciar ciertas “vulneraciones de derechos” que dicen padecer. Han abandonado el edificio tras pactar con la directora de los Servicios Territoriales de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, Marta Casacuberta, que se reunirían este jueves al mediodía. Los MENA son tutelados por la DGAIA hasta los 18 años. Al alcanzar la mayoría de edad tienen que abandonar los centros donde se encuentran, sin embargo puede haber excepciones.

El Estany es un centro de “Primera Acogida de Menores” gestionado por la Fundación Diagrama y acoge a una treintena de jóvenes. Su director, Joan Ferrer, ha acudido al lugar para “ayudar a llegar a un acuerdo entre todos” y ha explicado el desencadenante del cierre de los jóvenes en la Generalitat: según él, a los que cumplen 18 años intentan “mantenerlos en el centro hasta que haya algún recurso adaptado para ellos y que no se queden en la calle sin nada y ellos se comprometen a cumplir una serie de objetivos que les pone la DGAIA”. En el caso de este miércoles, “el chico debía dejar el centro porque uno de los compromisos que había asumido era no consumir drogas ni tenerlas en el centro y se le ha encontrado hachís”, ha detallado.

“Él había firmado este compromiso y no se puede permitir que un joven al que le estamos facilitando la estancia como un favor prorrogable no cumpla los objetivos, porque hay menores en la calle que pueden ocupar su lugar”, ha explicado Ferrer. Al comunicarle la decisión, ha añadido, “se ha vuelto loco, ha llamado al resto de chicos y ha dicho que si él se iba se iban todos y han venido aquí”.

El director del centro ha explicado que se le ha buscado un albergue para que pueda estar unos días, un banco de alimentos y los servicios sociales de Salt para que lo puedan ayudar mientras se le encuentra algún recurso, “pero ya no estará en el centro”.

Sobre las “amenazas” recibidas y denuncias de “sobreocupación” a las que han hecho referencia los jóvenes a través de colectivos que los apoyan, Ferrer ha asegurado que en este momento no hay sobreocupación, ha negado posibles “amenazas” y ha apuntado que “simplemente es un compromiso que igual ellos lo entienden como una amenaza pero es un papel que ellos mismos firman voluntariamente igual que quieren estar en el centro”.

Representantes del Espacio Anti-racista de Girona han acudido a la Generalitat a mostrar el apoyo a los jóvenes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_